JUEVES 2 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Astillero Ť

Ť Julio Hernández López Ť

Sufren los burócratas.

Ayer se la pasaron todo el día sudando la gota gorda. Ahí andaban cuando menos dos de ellos trabajando horas extras. Uno, el pobre José Angel Gurría, de noticiario en noticiario, en virtual marcha mediática, tratando de justificar lo injustificable, dando marometas verbales para aparentar que siempre sí se puede encontrar dinero para los trabajadores al servicio del Estado, cuando el presidente Zedillo había asegurado que no se podía, aunque unos cuantos días de marchas y plantones le han obligado a aceptar que siempre sí se puede dar lo que antes había negado.

Gurría desmintiendo que ya se había decidido dar el tal bono sexenal. Gurría, pobrecito, obligado a cumplir labores demasiado pesadas para un jubilado como es él. Otro sufriente era el fabricante de pobres más grande del mundo, Santiago Levy, el subsecretario de Hacienda al que se le ocurrió dar a entender el martes que ya estaba aprobado el bono sexenal a los burócratas y que ahora ve empañada la fiesta de despedida que se le preparaba antes de irse a trabajar de economista en jefe al neoliberal Banco Mundial, también productor de muchos pobres y pocos ricos.

Sufrieron ayer como sufren hoy y seguirán sufriendo un rato más esos y otros burócratas de elite. Porque no es fácil reconocer públicamente que las leyes son para violarse y los presupuestos para retorcerse. Porque los tres, Zedillo, Gurría y Levy, están ahora buscando salidas políticas, arreglos, negociaciones, resquicios, trampas, para poder hacer lo que juraban que no se podía hacer.

Y peor aún, en esa búsqueda desesperada de desactivar las bombas que ellos mismos armaron, siguen creando confusiones y enredos. Ayer, Gurría juraba y perjuraba que aún no estaba decidido pagar alguna forma de bono sexenal (casi todos los medios, con excepción de La Jornada, dieron por hecho que se había aprobado ya el citado bono), sino que, simplemente, lo que había era "la mejor disposición" para atender esos reclamos, pero sin violentar la ley, sin romper con la disciplina presupuestal... Una salida sería, según eso, entregar a los burócratas de a pie vales de despensa equivalentes a los bonos demandados. Pero, dijo Gurría en entrevista con José Cárdenas en Radio Fórmula, esa ayuda no podría alcanzar a los maestros, sino sólo a los demás trabajadores al servicio del Estado. Es decir, como los maestros se disciplinaron y no apoyaron abiertamente las manifestaciones de sus compañeros, no se les darán vales de despensa...Cuánto sufrir de esos dos burócratas, José Angel y Santiago.

Ojeda, Ojesto y Ojeste

Aunque parezca enredoso, el aficionado a la política que desee seguir las incidencias del Gran Premio Tabasco deberá poner mucho ojo a las diferencias que entrañan las variaciones lingüísticas relacionadas con el tal ojo.

El candidato del PRD se apellida Ojeda (Raúl César, como nombres de pila). El presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación se apellida Ojesto (Fernando). Y el diputado Auldárico Hernández ha dicho que el tal Ojesto es, en realidad, Ojeste.

Recuérdese, para mayor explicación, que el tal Ojeste, digo, Ojesto, se aventó la puntada de decir en días pasados que, a su parecer, en la hacienda particular del licenciado Madrazo los peones acasillados votaban en absoluta libertad, como en una especie de Suiza del sureste.

Léase la declaración de quien se supone que habrá de resolver con imparcialidad las denuncias hechas contra el mapachaje madracista: "Yo he platicado con gente que estuvo en Tabasco, por ejemplo, en donde claramente me dicen que la gente votó sin presiones, que votó sin preocupación, salió el día de la jornada electoral, emitió su sufragio, no hubo anomalías Ƒno?".

Tan bello ejemplo de justicia expedita (es decir, Ƒpara qué tardarse tanto en un proceso en forma para emitir una sentencia, si basta con lo que al presidente del tribunal le parezca?) fue expresado por el citado Ojesto-Ojeste a Mirna Ramos, reportera de El Norte, aunque luego, en un rasgo que aumenta las dudas sobre su proceder, el citado jurisperito negó haber dicho lo que está grabado y confirmado. Obviamente, el criterio expresamente parcial y subjetivo del presidente del tribunal electoral adelanta la intención de exonerar al mapachismo madracista de culpa y de reconocer el triunfo de Manuel Andrade en aquella entidad. Por todo ello: mucho ojo o, como dice Guillermo Ortega Ruiz al final de su noticiero radiofónico, "no se duerma".

Astillas: Lo único que se puede decir es que cenaban: eran Jorge Castañeda, Jesús Ortega y Carlos Navarrete. Estaban el martes reciente en el restaurante Madre Tierra. Nadie puede asegurar, por tanto, que hablaban de incorporaciones de perredistas al gabinete foxista. Lo único que se puede decir es que... cenaban... Habíase estacionado la modesta Grand Cherokee plateada a las afueras de la Mitra metropolitana, donde su principal pasajero hallábase despachando asuntos espirituales y terrenos correspondientes a su sacra investidura. Y he allí que de pronto desapareció el mencionado vehículo al que por su capacidad de adaptación a todo tipo de suelo se suele llamar "todoterreno" (seguramente el jefe de compras del arzobispado no encontró camioneta que fuera "todo espiritual"). Y no era un milagro, a pesar de que el hecho sucedió en la colonia Roma (ni modo, no hay colonia El Vaticano) y en la esquina de las calles de Jalapa (la capital del estado del recién muerto Fernando Gutiérrez Barrios) y Durango (el estado del que es nacido el austero pastor al que robaron su austera camioneta). No se sabe si el cardenal Norberto Rivera fue de inmediato a una agencia de automóviles para comprar un modelo 2001 (y así poner la otra mejilla a los ladrones, al ofrecerles otra posibilidad de robo), o si los perdonó y bendijo, o si acaso no tenía documentos del vehículo y por tanto se abstuvo de presentar denuncia alguna (a veces se reciben limosnas con cuatro ruedas, provenientes de las más insospechadas manos, algunas de ellas incluso metidas en líos con la justicia)... Pero no todo son lujo y dinero en el ámbito eclesiástico. Ayer cumplió 75 años Arturo Lona Reyes, el obispo de Tehuantepec y, por tal razón, presentó su renuncia a la tarea que ha realizado desde hace 29 años. Don Arturo, junto con Samuel Ruiz y Sergio Méndez Arceo, ha sido parte importante de la corriente que ha impulsado en México una visión del ejercicio católico vinculada con los pobres y sus luchas. Felipe Padilla es el obispo coadjutor que conforme a la tradición debería relevar a Lona Ruiz cuando El Vaticano lo juzgue conveniente. Ya que Padilla ni piensa ni actúa de manera que alarme a la cúpula conservadora de la Iglesia mexicana, lo más seguro es que se respete ese enfilamiento hacia la sucesión y no se produzcan desfiguros como sucedió en San Cristóbal de las Casas, cuando los jefes católicos rompieron esa tradición de relevo al impedir que el coadjutor Raúl Vera supliera a Samuel Ruiz, enviándolo a Saltillo en una auténtica jugada de emergencia... Que dice La Güera, también conocido como El periquín, o El cuñado de los periodistas, que quiere reelegirse como dirigente de los trabajadores electricistas sindicalizados. Que ahora sí promete cuidar las cuotas de los pensionados, y así evitar que se esfumen millones de pesos y acaben en quién sabe qué bolsillos como los de él mismo. Que defenderá a los trabajadores, que se adaptará a los nuevos tiempos, que es democrático y que aspira a ser "cuate" de Vicente Fox. Todos los electricistas que estén de acuerdo, habrán de expresarlo a mano alzada (cuál voto directo y secreto: a mano alzada se sabe luego luego quién está del lado del jefe y quién no) en las asambleas a las que convocará el simpático proletario al que la vida ha castigado volviéndolo millonario y patrón.

Fax: 5 45 04 73 Correo electrónico:

[email protected]