MARTES 31 DE OCTUBRE DE 2000

 


Ť Teresa del Conde Ť

Kato en el Centro Cultural San Angel

La Galería del Centro Cultural San Angel forma circuito con el Museo Carrillo Gil, con la Casa del Risco y el centro Isidro Fabela, la Galería Kin y la Casa-estudio Diego Rivera en San Angel. La primera instancia mencionada cambia la índole y la calidad de sus actividades de acuerdo con la atención, la entrega y las predilecciones de sus respectivos directores. Por ejemplo, tuvo una época muy buena bajo la dirección de Héctor Palacios. Othón Téllez, artista plástico y promotor cultural, también hizo lo suyo. Hace poco una exposición importante de artistas connotados que viven o vivieron en San Angel, presentó sus asegunes, debido al manejo deficiente de obra proveniente incluso de museos.

Hasta hace días se mostró allí una exposición por muchos conceptos laudable: la de Kato, a quien conocíamos principalmente como destacado grabador, premiado en concursos nacionales e internacionales y cumplido maestro en ésta y otras disciplinasŤ. En tiempos anteriores este artista respondía al nombre de Jesús Torres Kato, pero ha decidido condensar su nombre artístico. Con el título Representaciones sobre andamios, presenta una nutrida exposición de pinturas y tintas, museografiada con indudable profesionalismo por Mario Bocanegra. El espacio de lo que fue la antigua delegación, en su planta baja, luce espléndido. Kato es un pintor abstracto-geométrico que puede resultar decorativo, en el buen sentido del término. Evita las estridencias y posee un sentido innato de la composición. Eso le permite lograr obras conclusivas, generalmente orquestadas en una sola gama de colores en diferentes matices. Hay algunas, como Campos desolados, que se antojan aptas para realizarse como vitrales. Incluso la división (simulada) de la tela en 14 espacios irregulares se presta a pensar en eso.

Es ''un acechante de la poesía", a cada composición pictórica sigue un dibujo a línea, realizado en tinta, y un haiku o poema corto. Los dibujos son estructuras básicas que uno podría relacionar con la Bauhaus, con rasgos esenciales de la arquitectura japonesa y algo también con lo que podría ser el sometimiento de la escritura oriental a la geometría. Se trata de puntuaciones y pausas que van acompañando el trayecto del visitante.

Sus interpretaciones pictóricas son absolutamente tectónicas (la mayoría están realizadas con base en patterns reiterados y, no sé por qué, algunas me hacen pensar en Escher). El afirma que ''parten de paisajes agrícolas. Un árbol de durazno y algún otro escenario son representaciones de vivencias específicas" que ha experimentado en determinados momentos de su vida. Especialmente afortunada y muy congruente con el título, me pareció Viento de abril, el ''viento" se desplaza en diagonales, el verde, el negro y el blanco son los colores que rigen, sobre éstos se trama una red fina de trazos en escuadra superpuestos. Ese cuadro tiene al lado un poema de Basho al que parece aludir la pintura. Otra composición, Espacios de otoño, se encuentra flanqueada por un haiku de José Juan Tablada quien, como se sabe, fue orientalista, además de crítico de arte. De esta manera los poemas revierten en las composiciones, y algunas de allí toman no sólo sus títulos, sino la inspiración que las anima. Con todo, el sistema formal de Kato es lo suficientemente firme como para evitar lirismos extremos, a lo que se suma, como anoto, su aptitud para geometrizar, crear entramados y manejar el espacio a través de esquemas que ofrecen una aparente movilidad. También usa acentos que a mí me funcionan como corcheas en un pentagrama. Cuando satura de elementos el espacio, como sucede, por ejemplo, en Nocturno, la sugerencia de movimiento se vuelve barroca y la paleta desobedece a sus parámetros consabidos. Este cuadro me produce la impresión de haber sido realizado al pastel, pero es un acrílico sobre tela. Con los formatos chicos logra composiciones de gran delicadeza; Espectro de carnaval está en esa situación, es un cuadro de 80 por 60. Predominan los formatos que fluctúan entre los 180 por 270 y los 130 por 200. Todas las tintas son del mismo tamaño: 70 por 50.

Kato tiene una larga trayectoria de exposiciones individuales y de participaciones colectivas que en su mayoría se han efectuado en ciudades del interior de la República o en Canadá (Quebec y Montreal). Lo único que me disturbó un poco es que sentí que las texturas que ostentan algunas composiciones son innecesarias. Su muestra actual es exclusivamente de pintura y de algún tiempo atrás es poco común observar una individual en el Centro Cultural San Angel, de tan buen nivel. La acertada museografía y la atención personal que seguramente puso el artista en la consecución del montaje, contribuyen a que esos generosos espacios luzcan uno de sus mejores momentos en este orden de cosas.

 

(ŤDebido al cambio de autoridades, la exposición a que hace referencia este artículo no cumplió sus cuatro semanas programadas de exhibición y fue desmontada mucho antes, a causa de un imprevisto: se va a efectuar allí, según me informaron, "un bazar". El centro depende de la delegación Alvaro Obregón.)