MARTES 31 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Alberto Aziz Nassif Ť
Un bono, una carambola
Cuando falta casi un mes para que se termine el último sexenio de un gobierno priísta y se inicie la alternancia en el Poder Ejecutivo, la burocracia decide montar un movimiento de reivindicación por un pago que se hizo en los tres sexenios anteriores: el famoso bono de fin de sexenio.
La semana pasada hubo una rebelión en Los Pinos cuando los líderes de la burocracia con gritos exigieron el bono al presidente Zedillo. La respuesta fue que había sido cancelado del presupuesto con el voto de los legisladores priístas. Sin embargo, el movimiento no es tan sólo una demanda sindical, sino una carambola de varias bandas que amenaza con convertirse en el broche de oro entre los dos gobiernos.
La burocracia, agrupada en la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), ha sido tradicionalmente un brazo político del PRI y sigue las líneas disciplinares que manda la pirámide del poder.
En la primera jugada aparece el actual líder, Joel Ayala, mismo que en diciembre pasado como diputado del PRI formó parte de las negociaciones presupuestales, a pesar de que ahora dice que no votó la cancelación del bono, y queda atrapado y desprestigiado entre la disciplina al Presidente de la República y el reclamo de sus bases. En la segunda jugada tenemos una cruda despedida de la burocracia al presidente Zedillo, quien responde a las consignas con la letra del artículo 54 del decreto de presupuesto para el año 2000, el cual señala que no habrá ninguna compensación, estímulo o pago especial por motivo del fin de sexenio. En la tercera jugada se ve la confrontación dentro del PRI entre grupos que quieren lograr mejores posiciones de fuerza para ubicarse frente al gobierno de Vicente Fox y revalorar sus viejas mercancías. Una cuarta jugada es la sombra que cubre a la siguiente administración, y que tendrá que resolver el problema de los salarios de la burocracia a mediano plazo: "te lo digo Ernesto para que lo entiendas Vicente".
Sin duda, el problema del bono afecta varias relaciones que habían sido una forma de operación política. Los agrupamientos corporativos están descontrolados, han perdido la disciplina y los nudos que amarraban a las bases con los líderes y el partido, no tienen espacio para reproducirse y obtener ganancias.
Ahora queda claro que esos líderes ven sólo para arriba y nunca han representado realmente a sus bases. Los viejos modos del secreto y la componenda aparecen hoy sin máscaras y se ve pura simulación. Este modelo dejó de producir una relación armónica, aceitada con bonos; Ƒcuándo se hubiera imaginado un presidente que los líderes de la burocracia le hicieran un desplante de rebelión en su propia casa?
Las relaciones entre los altos funcionarios de esta administración y su partido se deterioran, porque la lógica tecnocrática con la que se planea el presupuesto pone en último lugar las necesidades salariales de la burocracia; más aún, es un capítulo que puede ser recortado. Lo curioso es que se hizo en diciembre y no pasó nada, nadie protestó, pero ahora que se acerca el fin de la administración y el PRI perdió las elecciones surge el conflicto. ƑSerá mala información o las cuerdas llevan más lejos? De forma rápida los actores toman su nuevo lugar: los senadores del PRI, aliados con el PRD, los primos hermanos empiezan el rencuentro, están del lado de la burocracia, mientras el PAN apoya al presidente Zedillo. Realmente los papeles han empezado a cambiar.
Otra parte que puede tocar este conflicto es la necesidad de una reforma de la burocracia. Definitivamente hay que modificar dos cosas: el "que hago como que te pago y haces como que trabajas" y el de empleados públicos corporativizados, que trabajan en la lógica de sus lealtades políticas con todas las distorsiones que este modelo genera para tener un servicio público eficaz y transparente. Independientemente de las jugadas políticas, el movimiento de la burocracia prende porque esos trabajadores tienen tres sexenios de topes salariales y recortes.
Puede estar justificado o no el bono, pero lo cierto es que los salarios de la mayoría de este grupo de trabajadores son muy bajos. Por otra parte, urge generar un servicio civil de carrera para formar una burocracia profesional y bien remunerada con reglas claras, derechos y responsabilidades.
En las próximas horas sabremos si hay algún tipo de arreglo para que ese millón 700 mil burócratas pueda recibir ese bono que representa más de 5 mil 400 millones de pesos. En los próximos años sabremos si la burocracia se puede transformar para desterrar la ineficiencia, corrupción y discrecionalidad que el priísmo generó durante décadas.