MARTES 31 DE OCTUBRE DE 2000

 


Ť Paco Ignacio Taibo II Ť

La foto en el despacho

En una de esas paradojas repletas de ambigüedad y muy a la mexicana que caracterizaron el difunto reino del PRI y sus dobles lenguajes, Fernando Gutiérrez Barrios llegó a tener una doble fama; por un lado, la que surgía de su paso por la siniestra Secretaría de Gobernación, que lo asociaba a la Brigada Blanca y las torturas contra activistas de la izquierda; por otro, era reconocido entre los cubanos como un "amigo de la revolución".

El origen de esta segunda fama, que le permitía tener una foto dedicada por Fidel en su oficina en Gobernación y mantener relaciones directas con el gobierno de la isla, incluso en las épocas más duras del bloqueo, se remonta a 1956, cuando Fernando Gutiérrez Barrios, un ex capitán del Ejército Mexicano de menos de 30 años, era el jefe de Control e Información de la Dirección Federal de Seguridad, la policía política de la Secretaría de Gobernación.

Por esos mismos días, un grupo de cubanos se encontraba entrenando en México para combatir con las armas la dictadura de Fulgencio Batista.

Conocido es que desde el inicio de la estancia de Fidel en México, la policía de Batista había puesto en marcha un plan para asesinarlo, en el que estaban implicados el agregado naval de la embajada de la isla, y un pistolero cubano que había enlazado con los gángsters mexicanos, ofreciendo 10 mil dólares por la cabeza del líder cubano.

Fracasado este primer plan, funcionarios de la embajada cubana se habían aproximado a las autoridades mexicanas para sondear, denunciar y ofrecer dinero. Las ofertas deben de haber dado resultado porque el 20 de junio, Fidel, al salir de una revisión de una casa de seguridad en Kepler y Copérnico, acompañado por Ramiro Valdés, Cándido González y Universo Sánchez, fue asaltado por la policía; Fidel trató de oponer resistencia y saca la pistola, pero al ver que los policías armados usaban como escudo a Universo y Ramiro, se rindió.

Subidos a un automóvil, los cubanos fueron amenazados, y finalmente llevados a las oficinas de la Dirección Federal de Seguridad. Nuevas detenciones se produjeron en las siguientes horas, lo que hace pensar que la redada se había armado con los datos que un infiltrado de Batista había proporcionado a la policía mexicana.

A las 11 de la mañana del día 21 se produce un nuevo asalto, ahora contra una de las casas de seguridad más importantes de la red del 26 de Julio en Emparán 49, y horas más tarde en casa del médico argentino Ernesto Guevara.

Es entonces cuando hace su primera aparición el capitán Gutiérrez Barrios, en el primer interrogatorio a Fidel y a Hilda Gadea, la esposa peruana del Che.

Será él también quien le dé la puntilla a la red de Fidel. En los cateos ha aparecido un croquis de la periferia de la ciudad de México y el camino a Chalco. Gutiérrez piensa que ése es el lugar en que los cubanos han estado entrenando y propone a Fidel que entregue el rancho para evitar "un enfrentamiento allí que no nos conviene ni a usted ni a nosotros." Fidel accede y acompaña a los federales, pidiendo a los cubanos que no disparen.

El 24 en la noche la redada ha terminado. Casi una treintena de detenidos se encuentran en la prisión de Miguel Schultz, en la colonia San Rafael, una pequeña estación carcelaria que era el paso obligado previo a la deportación de extranjeros, manejada por la Secretaría de Gobernación.

Aunque el comandante Almeida dirá años más tarde que Gutiérrez Barrios notó que se encontraba ante "gente decente" y les dio un trato delicado "para evitar una confrontación", los interrogatorios y las detenciones habían variado de la amabilidad a la brutalidad. A unos cubanos les aplicaron el pocito en la cuarta delegación; Chuchú Reyes fue torturado para que dijera quién era el misterioso contacto mexicano que les proporcionaba armas, y el Che Guevara fue amenazado con la tortura de su esposa e hija, lo que provocó que desde ese momento se negara a colaborar en los interrogatorios, diciendo que si son tan salvajes para hacerlo, no cuenten con él, que hasta ese momento les había estado suministrando información sobre sí mismo, pero que a partir de ahora sería mudo.

Con el caso en todos los periódicos, el presidente Ruiz Cortines ordenó que se consignara a los detenidos a toda velocidad y el procurador de la República envió 14 oficiales del Ministerio Público para hacer los interrogatorios. En una de estas actas se produce un absurdo debate ideológico entre el agente del Ministerio Público y el Che, que es cortado por Gutiérrez Barrios.

-Licenciado, ya le dijo que marxista-leninista; váyase ya directo a tipificar los delitos y nada más.

Durante las siguientes semanas se produce un fuerte estira y afloje. La prensa denuncia el complot "comunista" y demanda la expulsión de los detenidos. Lázaro Cárdenas interviene pidiendo a Ruiz Cortines que los libere. A su vez, los cubanos encarcelados deciden irse a una huelga de hambre. El 9 de julio, son liberados 20 detenidos con una fórmula extraña: "Invitado a abandonar el país en vista de que violaron su condición migratoria". Al no expulsarlos, o deportarlos a Cuba, la operación de la policía bastistiana se había frustrado a medias.

Parece ser que el gobierno mexicano no quería cargar con el paquete de hacerle un favor público a la dictadura de Batista, pero tampoco le atraía la idea de liberar a la totalidad de los revolucionarios cubanos.

Quedan Fidel y el Che en la cárcel. Luego tan sólo Calixto García y el Che, que saldrán finalmente, a los 57 días de haber ingresado. Se rumora que hay una fuerte mordida por en medio; el propio Che le cuenta a Hilda que salieron mediante una fuerte suma de dinero que tuvo que dar Fidel para arreglar los asuntos de inmigración. Fidel deja zanjada su relación con la policía mexicana en una breve frase: "Ya el incidente pasó y no quiero que deje huellas de resentimiento en los cubanos contra México. La prisión y el maltrato son gajes de nuestro oficio de luchadores".

Los cubanos pasan de nuevo a la clandestinidad y apresuran los trabajos para la invasión. Fidel ha de entrevistarse una vez más (Ƒtan sólo una?) con Fernando Gutiérrez Barrios, quien le dice que la policía mexicana está recibiendo informaciones de los servicios cubanos y que sin duda tiene un infiltrado en sus filas.

Finalmente Fidel cita a sus dispersas fuerzas y concentra armas y equipo el 24 de noviembre en Tuxpan, Veracruz. Esa misma noche, 82 expedicionarios suben al Granma y parten en mitad de un norte furioso.

ƑLos ha dejado salir el gobierno mexicano? ƑSe trata de un caso de ceguera involuntaria? O, por el contrario, la policía mexicana ha transmitido a sus compinches cubanos la información. Porque el ejército cubano conoce de la salida del Granma y organiza una alerta. Será una descompostura en el barco, que alargaría enormemente el viaje, lo que impediría su captura.

El resto es historia conocida. Queda tan sólo el agradecimiento de Fidel a Gutiérrez Barrios (ƑQué le agradecía? ƑQué le hubiera dado información sobre el infiltrado que los revolucionarios cubanos tenían en sus filas?), que habría de cobrar la forma de una foto firmada por Fidel, la cual acompañó a Gutiérrez Barrios en su vida pública.

Habría que decir en su descargo que Fidel no tiene una foto autografiada de Gutiérrez Barrios en su despacho.