MARTES 31 DE OCTUBRE DE 2000

Ť Gutiérrez Barrios recibió homenaje póstumo


Fue un político de palabra: Ortega y Diego Fernández

Ť Lleno en el salón de sesiones del Senado de la República

Ť No desconozco sus claroscuros, matiza el legislador perredista

Andrea Becerril Ť En el recinto senatorial donde vivió sus últimos días políticos y en el cual dejó constancia de los claroscuros que siempre lo acompañaron en su actuar por más de cinco décadas como hombre de Estado, Fernando Gutiérrez Barrios recibió ayer un homenaje póstumo, con la presencia de legisladores de todos los partidos, así como de sus familiares y sus amigos.

Un féretro de caoba con sus restos fue colocado en medio del salón de sesiones del Senado de la República, a las dos de la tarde en punto, en un recinto repleto, el mismo en el que hace poco tiempo el veracruzano debió subir a tribuna para intentar deslindar su responsabilidad en la matanza del 2 de octubre de 1968, cuando era encargado de seguridad nacional en el régimen de Gustavo Díaz Ordaz.

Esa fue la segunda ocasión en que habló ante el pleno de esa Cámara, en los casi dos meses que pudo cumplir su responsabilidad como senador de la República de esta incipiente 58 Legislatura.

La primera fue el 14 de septiembre, cuando pidió llevar la voz de la fracción del PRI en el análisis del último Informe presidencial de Ernesto Zedillo, para hacer una defensa apasionada de los principios de México en política exterior y advertir que no debe variar la "digna postura" que hasta ahora se ha mantenido hacia el pueblo de Cuba.

El pasado 5 de octubre, cuando Gutiérrez Barrios intentó explicar los motivos de la masacre estudiantil de hace más de tres décadas en Tlatelolco, expuso que "la madurez cívica de la nueva sociedad mexicana" hizo posible "la discusión de estos lamentables acontecimientos".

Se refirió al "complicado proceso de cambio que aún no concluye en el país", un ambiente que ayer se respiró en el Senado, pues a pesar de las diferencias ideológicas y partidistas, el también ex secretario de Gobernación recibió el homenaje de priístas, panistas y perredistas. Los coordinadores de las tres principales fuerzas políticas, Enrique Jackson Ramírez, Diego Fernández de Cevallos y Jesús Ortega, estuvieron presentes en la ceremonia luctuosa y participaron en varias guardias de honor.

Un homenaje de cuerpo presente para Gutiérrez Barrios en la casona de Xicoténcatl, a la cual acudió un buen número de senadores, sobre todo del tricolor, pese a lo complicado del traslado repentino desde sus entidades de origen y al tráfico incontrolable, a causa la marcha de los burócratas.

De todas formas, el salón de sesiones estuvo lleno, con personajes que difícilmente se vería juntos en otras circunstancias, como Manlio Fabio Beltrones y Dante Delgado.

Los priístas presentes, entre ellos los senadores Manuel Bartlett, Genaro Borrego, Humberto Roque Villanueva, Emilio Gamboa, Laura Alicia Garza, Natividad González Parás y Fidel Herrera, escucharon con solemnidad las palabras de Enrique Jackson, único orador en la ceremonia.

Lo mismo hicieron los diputados federales por Veracruz, como Eduardo Andrade, que asintieron, en silencio, cuando el coordinador del PRI en el Senado definió al ex gobernador de esa entidad "como una referencia obligada cuando se habla de política en México", y expresó que la trayectoria del ex titular de Gobernación "está asociada indisolublemente" a su compromiso con el país y con las instituciones.

"Don Fernando, un gran mexicano, un político íntegro, eficaz, discreto, con la prudencia y con los actos de un caballero que tantos afectos le ganó y que conservará por siempre", señaló Jackson, después de expresar "la pena y tristeza por su pérdida" y advertir que hará falta en el Senado.

La familia de Gutiérrez Barrios -su esposa, Divina María Morales, sus cinco hijos y sus nietos- colocados en las primeras filas, aplaudió el discurso. La ceremonia prosiguió luego, con varias guardias de honor en torno del féretro. La primera la llevaron a cabo los integrantes de la mesa directiva del Senado.

Fue quizás el momento de mayores contrastes, con Diego Fernández de Cevallos, Jesús Ortega y Jackson Ramírez alrededor del ataúd de quien, sobre todo para los perredistas, fue el símbolo de la represión de los años sesenta y setenta contra los luchadores sociales.

Ortega Ramírez lo explicó así: "Además de que era un compañero senador, a mí no me tocó tratarlo en su época de encargado del aparato de seguridad del Estado; mi relación directa con él fue en la época en que estaba al frente de la Secretaría de Gobernación. Ahí conocí al político experimentado, dispuesto al acuerdo y respetuoso de su palabra, pero ello no quiere decir que desconozca la otra parte de su vida política, sus claroscuros, sus acciones equivocadas".

Lázaro Cárdenas Batel manifestó que fue poco lo que pudo tratar a Gutiérrez Barrios estos últimos dos meses en el Senado. "Me atrevería a decir que aunque fue pilar de un sistema que se está derrumbando, entendió el momento actual que se vive en el país".

Fernández de Cevallos, de luto riguroso, reconoció que mantuvo una relación de amistad con Gutiérrez Barrios, al que respeta y le reconoce "una excepcional característica que como político siempre tuvo: fue un hombre de palabra".

La ceremonia luctuosa fue breve, emotiva, en la que se recordó también que Gutiérrez Barrios siempre estuvo preocupado por Cuba y que por ello subió a la tribuna del Senado para pedir que no varíe la postura mexicana hacia esa nación caribeña. Horas antes de que el corazón le fallara, estaba ocupado en preparar el viaje que este fin de semana harán varios senadores del PRI a la isla para develar una estatua de Benito Juárez.

Gutiérrez Barrios, que nunca ocultó su relación estrecha con Fidel Castro, tenía programada una reunión con el líder de la Revolución Cubana, a la que la muerte le impidió acudir.

Al salir finalmente el féretro de la sede senatorial, muchos legisladores se preguntaron: Ƒcuántos secretos de Estado se lleva a la tumba este hombre que de manera oficial, u oficiosa, estuvo siempre cerca de los hilos que mueven la llamada seguridad nacional en México?