LUNES 30 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Editan cancionero con cien de sus composiciones
Hoy, Agustín Lara cumple de nuevo un siglo de nacido
Ť Fue influido por la poesía modernista: Mario Arturo Ramos
Arturo García Hernández Ť Por segunda vez, Agustín Lara cumple cien años de nacido. La primera los cumplió el 30 de octubre de 1997. Exactamente hoy los vuelve a cumplir. No es broma, es parte del mito que rodea al más celebrado compositor popular mexicano. Según algunos estudiosos de su vida y obra, El Flaco de Oro nació en la ciudad de México en 1897. Pero el autor de María bonita sostuvo siempre que había nacido en Tlacotalpan, Veracruz, en 1900, y eternizó su verdad en una canción: "Yo nací con la luna de plata/ y nací con alma de pirata/ he nacido rumbero jarocho/ trovador de veras..."
Convencido de que con un difunto no se puede discutir, el investigador musical y también compositor Mario Arturo Ramos ha preparado un cancionero para conmemorar la efeméride que el propio Flaco eligió. Coeditado por Océano, Promotora Hispanoamericana de Música, SA, y Peermusic, Agustín Lara: cien años, cien canciones es el primer cancionero que se hace del así llamado "músico poeta", algo insólito tratándose de un personaje de tales dimensiones.
No se trata --dice el también poeta y autor del libro La letra cantada-- de reabrir la controversia, sino de conmemorar: "Independientemente de lo que señalen otros documentos que me parecen legítimos, es justo y razonable atender el deseo de regionalización de Lara, proyecto en el que se empeñó constantemente y se refleja en su obra. Canta mucho a Veracruz, es una de sus referencias continuas, en sus canciones vemos el entorno geográfico del que él decidió fuera su estado natal.
"En cambio, en las pocas veces que habla de la ciudad de México aparecen más bien los personajes de la urbe que el entorno geográfico. Por eso más que en sus biografías, la vida de Lara está en sus canciones, hay que seguirle la pista por los textos de sus canciones para saber no lo que otros pensaban de Lara, sino lo que Lara pensaba de sí mismo."
A ello contribuirá la edición de Agustín Lara: cien años, cien canciones, y nos permitirá tener "además de un Lara cantado, un Lara leído, con la posibilidad de ver sus canciones como un acto literario, con sus virtudes y defectos, algo que generalmente no nos permite la música, al ser un compositor muy melódico".
Llama la atención que hasta ahora no existiera un cancionero ya no digamos exhaustivo, sino amplio del autor de Solamente una vez. Mario Arturo Ramos explica que "desafortunadamente en la industria musical, preocupada sobre todo por la venta de discos, no existe una óptica para apreciar las canciones, aun en sus formas más rupestres, también como un acto de cultura literaria. Por otra parte, no deja de ser terrible que la industria editorial tampoco esté preocupada por los cancioneros. Al respecto, es justo señalar que la gran literatura del los siglos XV y XVI está en los cancioneros. La única fuente que tenemos en México para entender la canción mexicana es auditiva".
"Los autores industriales de ahora no leen"
Lara era --y eso se percibe en el cancionero preparado por Ramos-- un ejemplo acabado de la relación de un compositor popular con los libros, específicamente con la poesía: "A diferencia de él, que era un compositor para la industria, los autores industriales de ahora no leen, son más intuitivos, y por eso, desde mi punto de vista, sus canciones tienen más errores y menor impacto en el gusto popular. También es cierto que en el tiempo de Lara, el mundo bohemio como hábitat permitía que compositores, poetas, pintores y demás se unieran. Había mayor intercambio. En sus canciones vemos claramente la incidencia de la poesía modernista, aunque se olvida del mundo social y entra en un mundo muy personal, muy íntimo, pero sin duda influido por la poesía de finales del siglo XIX y principios del XX. Leía a Juan de Dios Peza, a Antonio Plaza, a Manuel José Otón, ciertamente una poesía oratoria para leerse o declamarse en público. Pero hoy estamos más fragmentados, existe una verdadera ruptura entre la poesía mexicana contemporánea y la canción industrial".
No le fue fácil a Mario Arturo Ramos seleccionar cien entre las 650 canciones compuestas por Agustín Lara. Primero optó por incluir, sin lugar a duda, las más representativas y permanentes "en la memoria canora del pueblo, las que todo mundo canta".
Después incluyó otras no tan difundidas, olvidadas o prácticamente desconocidas que a menudo "tienen valores literarios más serios que las obras exitosas". Conjuntamente al libro, se ha editado un disco con 20 temas.
En la presentación que hace del Agustín Lara: Cien años, cien canciones, Ramos anota que éstas "conforman el relato de un tiempo, de una país, de una forma de ser; son un lenguaje que canta a la vida íntima y a la de todos, su canto es de Tlacotalpan, de Veracruz, de la ciudad de México, de la República Mexicana y del mundo; son una manera amorosa, audaz y descriptiva de contarnos con asombrosa vigencia las cosas del sentimiento que todos llevamos muy adentro. Algunos críticos las definen como 'música popular lírica y cursi', nosotros agregamos: 'verdadera y auténtica'".