LUNES 30 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Con una mirada directa, retrata a grupos étnicos
Los indígenas son personas, no objetos folclóricos: Platt
Ť He visto muchas fotos de denuncia y no me gustan, asevera
Merry Mac Masters Ť Desde que iba al rancho con su padre, la fotógrafa sonorense Alejandra Platt se sorprendía de que "una sola persona tuviera tantas tierras". Al crecer seguía preguntándose por qué ocurría eso, pues veía que "no nada más era mi padre, sino también otras familias".
A fin de conocer sus raíces, empezó a investigar, primero, en su estado natal, donde hay seis grupos indígenas. Encontró que el área donde se ubica el rancho, ahora de su hermano, originalmente era tierra de la etnia pima.
En 1867, cuando su bisabuelo neoyorquino, Frederick Platt, llegó a Tecoripa, Sonora, producto de la "fiebre del oro", el gobierno "despojaba de sus tierras a los indígenas para vendérselas a extranjeros casados con mexicanas", que era el caso de su ancestro.
Ante esta situación, Alejandra, quien se desempeña como fotógrafa publicitaria, sintió la necesidad de retratar a sus antepasados, "por el afán de encontrar mis raíces indígenas, mi historia familiar y mi obsesión de saber lo que no sé".
Impresionada sobre todo por el desplazamiento sufrido por los grupos indígenas a partir de la conquista española, y que ha llevado a la mayoría de ellos a vivir en tierras que ya no son fértiles, en 1994 la fotógrafa viajó a los puntos en Sonora donde habitan los mayos, los seris, los yaquis, los pápagos, los guarijíos y los pimas.
Debido a que hubo cosas que "no le quedaron claras", después quiso conocer "todo México" para ver si "lo que pasó, y sigue pasando, en Sonora", ocurría en otras partes.
Para 1995, "ya andaba en Baja California y Chihuahua; en el 97 bajé a Nayarit, Oaxaca, Veracruz y Tabasco; en el 98 estuve en el estado de México, en Michoacán y en Guanajuato; en el 99, en Chiapas, en Yucatán y en Guerrero. Me fui yendo y de repente había terminado el trabajo", declara en entrevista.
ƑQué buscaba Alejandra a la hora de tomar sus imágenes? Explica: "He visto muchas fotografías de denuncia en el mundo y no me gustan. A lo mejor eso fue lo que me llevó al retrato. Buscaba a los indígenas como personas, no como objetos folclóricos.
"No era mi intención denunciar la pobreza. Como le dije a mi familia, fotografío a los indígenas como lo haría a ustedes. Por supuesto, me tocó ver ciertos problemas sociales pero no buscaba eso. Más bien quería conocer sus casas, que me platicaran cómo viven, qué siembran."
Si Alejandra prefirió el retrato fue porque le daba una "mirada directa". Apunta: "Me han dicho que estas fotos son muy posadas. Tal vez tengan algo de mi trabajo publicitario, pero lo único que buscaba y me importaba era la mirada".
Para trasladarse a las comunidades indígenas, contó con el apoyo del Instituto Nacional Indigenista. Siempre pidió que la llevaran con familias. De entrada, explicaba por qué tomaba fotos. Sus interlocutores querían saber si venía de Estados Unidos u otra parte porque "estamos muy explotados en imágenes".
Alejandra especificaba que no cobraba nada por su trabajo, que a lo largo de los seis años que duró el proyecto contó con dos becas, primero, del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, y, después, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, así como del apoyo de algunas personas de Sonora. Sin embargo, aclara, más bien lo pagó con su trabajo como fotógrafa profesional.
Aunque una selección de sus imágenes se han publicado bajo con el título En el nombre de Dios. Fotografías de los pueblos indígenas de México (High Tech Editores, 2000), ahora Alejandra quiere continuar con los indígenas que pretenden ir a EU a trabajar, pero que muchas veces se quedan a vivir en la franja fronteriza.
(El libro En el nombre de Dios será presentado por Angeles Torrejón, Alejandro Castellanos, Marco Antonio Maiturena, Patricia Mendoza y la autora, el martes 31, a las 20:30 horas, en el Centro de la Imagen, ubicado en Plaza de la Ciudadela 2, Centro Histórico.)