LUNES 30 DE OCTUBRE DE 2000

Ť En AL se multiplicó por ocho desde 1990, apunta


Sela: no hay correlación entre inversión extranjera y crecimiento

Ť Se debe ajustar a metas de desarrollo económico y social

Contra lo que asegura el equipo del presidente electo Vicente Fox, que ha anunciado que buscará duplicar el flujo de inversión extranjera directa (IED) --que asciende a unos 12 mil millones de dólares--, no existen pruebas de que esos flujos de capitales realmente ayuden a impulsar la economía del país receptor, advierte el Sistema Económico Latinoamericano (Sela).

El secretario permanente del Sela, Otto Boye, asegura en el artículo Muchas inversiones, poco desarrollo, que los flujos de capital a la región casi se multiplicaron por ocho en la década que está por terminar y pasaron de 69 mil millones de dólares en 1997 a casi 86 mil millones en 1999, con lo que América Latina supera a todas las regiones en desarrollo, incluida Asia.

Esto se debe, entre otros factores, a la estabilización macroeconómica, la apertura comercial y financiera, un mayor margen de utilidades para las empresas y a la política de privatizaciones.

Sin embargo, el análisis advierte que los países de la región deben complementar sus políticas de atracción de IED con políticas de fomento industrial y tecnológico, requisitos de desempeño para los inversionistas extranjeros y buscar que el flujo de capitales foráneos se ajuste a metas de desarrollo económico y social.

El dilema de los países latinoamericanos, explica Boye, consiste en que necesitan con urgencia captar inversiones, pero también deben lograr que esos capitales sirvan para cumplir los objetivos de desarrollo nacional, pero sin imponer restricciones o condiciones que puedan ahuyentar los capitales.

En años recientes, asegura el directivo del Sela, no se ha podido probar que exista ''una correlación positiva y unívoca'' entre inversión extranjera directa y crecimiento económico y, en la práctica tampoco parece existir mucha coincidencia entre ambas variables.

La Comisión Económica para América Latina (Cepal) y la Conferencia de la Organización de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) han descubierto que lo anterior se debe a tres causas fundamentales:

Primero, buena parte de los ingresos provenientes de IED fueron resultado de transferencias de activos existentes, es decir, no se crearon más unidades productivas y por ello este flujo contribuyó muy poco a la formación de capital fijo.

En segundo lugar, la mayor parte del dinero que los gobiernos latinoamericanos han obtenido por la privatización de sus empresas estatales lo han usado para financiar déficit de balanza de pagos o fiscales.

Tercero, la IED ha servido muy poco al desarrollo industrial, ya que suele dirigirse al ensamblaje de manufacturas con partes y componentes importados, como ocurre en las plantas maquiladoras.

Finalmente, el análisis advierte sobre el riesgo de que la inversión extranjera amplíe la brecha entre los países desarrollados y subdesarrollados si los gobiernos de América Latina se limitan a dar facilidades al capital extranjero, sin pedir a cambio que parte de esa inversión se dé en forma de investigación básica y aplicada, de manera que se favorezca la transferencia de conocimientos y tecnología que facilite el acceso a la llamada ''nueva economía''. (David Zúñiga)