LUNES 30 DE OCTUBRE DE 2000
Ť El experto analiza el relevo en la Secretaría de la Defensa Nacional
Alerta Piñeiro sobre semejanza militar con EU
Ť Si se siguen comprando armas se puede asumir la agenda de seguridad de Washington, sostiene
Ť Ineludible, la reforma a la legislación castrense Ť Depende de Fox el cambio o el continuismo, dice
Jesús Aranda Ť A unas semanas de que Vicente Fox elija al futuro secretario de la Defensa Nacional, José Luis Piñeiro -especialista en temas castrenses- advierte que de continuar la compra creciente de armamento militar estadunidense y el incremento de efectivos mexicanos que son entrenados en Estados Unidos, México corre el riesgo de asumir como suya la agenda de seguridad nacional de EU, en detrimento de los intereses nacionales.
Señala que el próximo secretario de la Defensa Nacional debe tener "una gran sensibilidad política" que le permita coordinarse con el Presidente de la República y con otros cuerpos del poder republicano, ante un escenario nacional e internacional que se espera sumamente complicado y que pondrá a prueba la histórica institucionalidad de las fuerzas armadas.
En entrevista con La Jornada, el catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana y conferencista en temas de seguridad nacional en el Centro de Estudios Superiores Navales (Cesnav) cuestiona la actitud asumida por los militares con respecto al poder civil al plantear:
"Habría que preguntarse si la lealtad incondicional e institucional de las fuerzas armadas mexicanas al poder civil presidencial y al régimen político priísta ha servido a los intereses nacionales o no, especialmente en los tres últimos regímenes."
Menciona que ante problemas irresueltos como Chiapas, narcotráfico, crimen organizado, inseguridad pública, enmarcados en un ambiente económico internacional que no parece ser el más favorable, el escenario futuro no es muy alentador. Y que la llegada de Fox al poder significará el desplazamiento de grupos económicos y políticos que pueden generar inestabililidad, adquiere mayor importancia el que los secretarios de Defensa y Marina tengan la suficiente sensibilidad política y la comunicación con otros órganos del Estado para dejar a salvo la estabilidad política y social del país.
Menciona también la necesaria apertura de las fuerzas armadas a la sociedad civil, es decir, la necesidad de una mayor interacción con la sociedad civil, con las universidades públicas y privadas, con el mundo civil.
Señala que es ineludible reformar la legislación militar y definir en la ley responsabilidades y atribuciones de los militares, y que, en este contexto, será definitiva la actitud que asuma Fox de reformar a fondo la estructura castrense o permitir que se mantenga el "continuismo" en el Ejército.
Además de nombrar a un secretario de la Defensa y de la Armada con "sensiblidad política", Piñeiro señala que el presidente electo no sólo debe designar al general o almirante "que le presente el mejor plan de trabajo", sino su identidad con el plan de gobierno que debe favorecer a las mayorías del país.
Preocupación nacional de EU
Respecto de la agenda en seguridad que tienen México y Estados Unidos, señala que si bien, hay coincidencia en algunos aspectos estratégicos como son la lucha contra el narcotráfico, freno a la migración ilegal de Centro y Sudamérica y de otros países; también hay temas como el del terrorismo, que para el vecino país es una preocupación nacional, pero no para nuestro país.
No olvidemos, indica, que aquí tenemos problemas como la pobreza generalizada, el desempleo estructural y otras muchas carencias a las que debe hacer frente el gobierno nacional y el Estado.
El problema, subraya, es que mediante el entrenamiento militar y a través de múltiples contactos que tienen habitualmente ambos gobiernos, nos olvidemos de los problemas nacionales "y que incluso caigamos en la situación extrema de confundir a campesinos pobres con narcotraficantes, o con terroristas o con guerrilleros", cuando sabemos que no son lo mismo.
También está el riesgo de aceptar en un momento dado la intención estadunidense de participar en las llamadas "misiones para operaciones humanitarias" en terceros países. Algo a lo que México siempre se ha negado.
Precisamente, afirma, el poder Legislativo está llamado a tener una injerencia mayor en las actividades del Ejército -tanto en el interior del país como en materia exterior-, a fin de supervisar qué tipo de entrenamiento reciben los militares en EU y en otras naciones; qué tipo de armamento se compra y para qué; que tipo de contactos y coordinación hay Estados Unidos para enfrentar ciertos problemas de seguridad nacional binacional.
"En los últimos años ha predominado una tendencia de que impere la asesoría y armamento estadunidense y la asistencia militar de ese país, pero habría que hacer consideraciones, no sólo por el costo económico de las cosas, sino también, el costo político que implican", enfatiza.
"Yo creo, que las condiciones para una reforma militar depende, en primer lugar, de que a Fox le interese impulsarla. Aunque hay que tomar en cuenta que también el Legislativo tendría algo que decir. Inclusive sería necesario ampliar algunas atribuciones del Legislativo en términos de revisión y aprobación del uso del presupuesto, sobre el funcionamiento interno de las fuerzas armadas, en términos de la política de adquisiciones de equipo y armamento, en términos de diversos tipos de operaciones, las actividades operativas que realizan las fuerzas armadas".
"Ser estrictos en la política de ascensos del alto mando, dejar ya una actitud ritual de aprobar todas las iniciativas presidenciales..., yo creo que hablar de una reforma militar se dependen mucho hasta donde pues se quiere entrarle, el poder Legislativo, por ejemplo, es muy significativo que el PRI haya apoyado a muerte el tener la presidencia de la Comisión de Defensa de la cámara de Diputados, es decir, el PRI que asume una actitud preventiva frente a la posibilidad de una reforma militar, en la que tengan algo que decir ellos y quieran decir ellos, y quieran, de alguna manera, mantener ese conducto con las fuerzas armadas que siempre ha existido, normalmente de la comisiones de Defensa y Marina del Congreso con las fuerzas armadas".
Seguridad pública
Indica que el alto mando del Ejército, deberá definir el tiempo que continuarán los policías militares en la Policía Federal Preventiva y en cuestiones de seguridad pública, toda vez que no son funciones, ni responsabilidad de los militares, quienes han asumido esa responsabilidad en una situación de emergencia por la incapacidad de las policías para atacar esa problemática.
Añade que el próximo titular de la Defensa deberá definir el carácter provisional que tiene la ayuda material a la Policía Federal Preventiva, así como los casi 5 mil miembros de la Policía Militar que pasaron a cumplir funciones de policías, para las cuales no fueron preparados.
Seññala que está pendiente la situación de casi 70 mil militares pensionados que se quejan de su situación económica, además de que se tienen que transparentar rubros del presupuesto castrense como son los llamados "servicios personales", sobre los cuales no existe control del Legislativo.
Menciona como un punto que debe tomarse en cuenta en la reforma militar, es la administración e impartición de justicia (el Código de Justicia Militar data de los años 30). Señala que debe explorarse la creación del ombudsman militar o bien, la propuesta de que se cree la figura de un visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos especializado en el tema.
Como parte de los asuntos que dejará pendientes la gestión del general Cervantes, indica el especialista, está "algo que se dice que en este sexenio fue un exceso, inclusive se habla de que ha habido medidas y castigos disciplinarios excesivos en tiempos de paz, lo que ha repercutido en la moral interna".
Menciona con respecto a justicia militar que la Secretaría de Marina no tiene representación amplia en los tribunales militares, es decir, que predomina Ejército y secundariamente la fuerza aérea, por lo que habría que pensar en que la Marina tuviera sus propios tribunales y recuperen tribunales paritarios.
Está pendiente la creación de una Fuerza Aérea autónoma del Ejército que lleve a la creación de una secretaría del ramo que cuenta con su propia legislación y presupuesto.
Retoma la promesa de campaña de Fox de sentar las bases para un desarrollo futuro del país, y plantea que el presidente electo impulse un proyecto "transexenal" para las fuerzas armadas enfocado principalmente a la modernización de las unidades y equipo, así como al desarrollo de tecnología propia, como es el caso de la Armada de México que impulsó la construcción de buques, lanchas rápidas y el ensamblaje de aviones de entrenamiento en el presente sexenio.