Ť La actriz apela a la madurez, la sensibilidad y la apertura de las televisoras
Con la competencia gana el público, dice Arcelia Ramírez
Ť Confía en que en un futuro ya no habrá rivalidades entre empresas; la calidad, el compromiso
Luis Humberto González Ť La joven y talentosa actriz Arcelia Ramírez celebra en entrevista la competencia que hay entre las televisoras Tv Azteca y Televisa, porque ''gana el público y la calidad, pero sobre todo los actores, pues eligen los mejores proyectos''.
A partir de su primer largometraje, El secreto de Romelia, no ha parado de trabajar en cine y televisión: ''Los personajes me buscan a mí'', dice.
Premiada en Guadalajara y Moscú con la película En un claro oscuro de la luna, la actriz asegura que el teatro es el arte del instante, de la presencia; es el lugar ''donde el actor comulga cada noche con el espectador''.
-¿Crees que realmente beneficia al público la competencia que hay entre Televisa y Tv Azteca?
-Claro, y la calidad empieza a ser un valor. Cuando el público tiene la capacidad de elección, hay como un desafío por la calidad. Mientras haya calidad para seducir a un actor o a un escritor o a un productor, el resultado será mejor; gana el público. En ese sentido, debería haber apertura, madurez y compromiso.
-¿El actor debería trabajar con exclusividad para una empresa?
-Un actor le pertenece a los buenos proyectos. Fundamentalmente un actor le pertenece a sus personajes. Claro, los personajes pertenecen a un proyecto y a una empresa, pero si se necesita a tal actor y éste pertenece a otra empresa van por él. Me parece muy elemental. Creo que eso terminará siendo así. Lo que hay que celebrar es que haya competencia.
De la inexperiencia a la confianza
-¿Cómo descubres tu vocación de actriz?
-Desde niña quería ser actriz. Me imaginaba en un escenario. Tenía como diez años, y como todos los niños me pensaba como personaje de una película. Quise entrar a la escuela de Bellas Artes, pero no fue posible. Mi madre trabajaba todo el tiempo. Me olvidé del asunto. Más tarde entré a la UNAM a la licenciatura de comunicación. Ahí entré a un taller de teatro para aficionados. Estudié en el Centro Universitario de Teatro, luego en el CUC, en el que me encontré una generación de actores rica y estable, como patricia Marrero, Carmen Beato, Lisa Owen, Erika de la Llave, Víctor Hugo Martín del Campo y Lumi Cavazos. Después de mi segundo año en la escuela, el cine me llegó como algo natural.
-¿Cuándo realizas tu primer largometraje?
-El primer cortometraje se llamó El último tren; Lo hice con José Luis García Grass. No tenía idea de qué se trataba el cine. En José Luis encontré la confianza para todo saliera bien. Me relajé y funcionó maravillosamente. No me costó tanto trabajo asimilar el lenguaje cinematográfico. Después vino mi primer largometraje: El secreto de Romelia, que fue mi debut en la industria. A partir de ahí he trabajado ininterrumpidamente.
-¿Cuándo rechazas algunos papeles que te ofrecen para películas?
-Después de El secreto de Romelia tuve muchas ofertas de trabajo. Algunas laspude hacer, porque me permitían seguir con mi proceso académico. Otras no, porque eran películas demasiado comerciales, en las cuales sentí que no había preocupación por la calidad ni por el tema ni por los personajes. En general lo que me hacen aceptar un proyecto son la historia y el personaje. Cuando leas un guión tienes que saber qué historia vas a contar. Eso, si quieres y puedes contarla; si te dice algo como artista y como persona. Después de eso, quién la dirige, el reparto y uno como artista a veces pregunta hasta quién la va a fotografiar. En una ocasión acepté un proyecto sin leer el guión, porque sabía que era de Juan Antonio de la Riva. Hay cosas que son una garantía para ti.
-¿Cómo actriz desarrollas la misma emoción en teatro, cine o telenovela?
-El teatro es al arte de la presencia y el instante donde comulgan actor y espectador; se retroalimentan con la misma energía y el actor lleva su personaje hasta sus últimas consecuencias, como si fuera la primera y la última vez que lo hace. Para el actor la intensidad del teatro es muy gozosa. Esta experiencia es como la escuela o la infraestructura de un actor... El cine también es apasionante. De pronto sientes cómo toda una maquinaria complejísima funciona para un instante de cámara, y escuchas cuando dicen: corte y queda. Me parece maravilloso, pero uno filma y el material se le queda al director; le pertenece al director. Una secuencia se hace máximo entre ocho o diez veces. En nuestro cine mexicano ensayamos mucho para no gastar material. Por mucho, repetimos tres veces y te olvidas. Luego director, editor, sonidista y músico arman todo aquello. Cada proyección le pertenece al público. Te sientas igual que el público cuando ves el trabajo. No estás dando la función ahí. No estás en el riesgo, en la magia, en el prodigio del instante; la televisión me ha hecho crecer mucho como actriz. Tienes los restos del tiempo. Te obligan a resolver una escena en cinco minutos. Con la cuenta: cinco, cuatro, tres, dos... encima, ¿qué harás en esa escena con tan poco tiempo? Con esa presión, debes tener todos los sentidos alertas para sacar lo mejor de cada escena. De repente los personajes se repiten, las tramas se desgastan porque es muy difícil sostenerla tantos capítulos. Actuar en una telenovela es como hacer acrobacia mental, emocional y física.
Multigalardonada
-¿Ha sido muy bien aceptada por la crítica Un claro oscuro de la luna?
-En Guadalajara, por ejemplo, esta película ganó el premio del público. Le vino bien, porque una coproducción con Rusia; pudo catalogarse como intelectual, de arte. Nadie apuesta a su comercialización plena. Parece que al público le conmovió una película que resultó romántica. Después se fue al Festival de Moscú, donde ganó los premios de la crítica como la mejor película y como mejor fotografía.
-¿Crees que por fin estamos haciendo un nuevo cine con las recientes y exitosa películas?
-Creo que la cinematografía mexicana está pasando por un momento interesante, que tenemos que cuidar todos. Los inversionistas privados están confiando. Los medios están apoyando esta producción. El cine mexicano son películas que hablan de las preocupaciones de nuestro país, de México. Creo que tenemos que consolidar al cine como una verdadera industria.
-¿Esta nueva visión de un cine mexicano que se está haciendo tiene que ver con los cambios que está viviendo la sociedad civil?
-No lo había pensado. Me parece muy violenta la relación, pero igual y sí. Pero lo que sí se recuperó en ese ejercicio democrático; después de las elecciones fue el respeto a nosotros mismos. La autoestima. Ya no nos sentimos violados, como desde Hernán Cortés. Somos un pueblo que lucha con ese trauma original, desde la Conquista, cuando violentaron nuestra civilización. Esto nos perseguía, igual que la imposición del PRI. Lo que celebramos con Fox es el respeto al ejercicio de la voluntad.
-¿En qué trabajas ahora?
-Estoy dando un recital de poesía amorosa. El programa se llama: Poesía en pareja. Es una antología de poesía amorosa mexicana de finales del siglo antepasado y principios del siglo pasado. La estamos presentando en diferentes plazas. ¿Estas por estrenar alguna película o telenovela?
-Acabo de terminar una actuación especial con Jaime Humberto Hermosillo en su película Escrito en el cuerpo de la noche. En realidad creo que mi presencia es como un guiño personal en esa película. A mí me gustó mucho porque uno siente que ya pertenece al equipo de un creador. Y estamos en espera de que se estrene. Así es la vida, de Arturo Ripstein, y Perfume de violetas, de Marisa Sistar.
-¿Cómo le hace Arcelia Ramírez para mantenerse en forma física y espiritualmente? ¿Cómo te sigues preparando intelectualmente?
-Tomo clases de danza tres veces a la semana. Hago ejercicio cardiovascular, pesas, nado... Leer es muy importante para los actores. Yo leo lo más que puedo. Me alimento mucho de la música. Voy al cine, al teatro, veo pintura, viajo.