DOMINGO 29 DE OCTUBRE DE 2000

Ť Este año morirán unos 44 mil menores de 5 años


En México está relegada la salud de los infantes: Kumate

Ť En la nación siguen altas tasas de mortalidad, dice el funcionario

Ť Guarderías y tv han sustituido los cuidados y enseñanza maternos

Angeles Cruz Ť La salud de los niños siempre ha estado relegada a pesar de las altas tasas de mortalidad persistentes en la actualidad. Las desigualdades reclaman voluntad política, leyes apropiadas y presupuestos suficientes que privilegien la salud y la educación, afirma Jesús Kumate, titular de la Comisión Nacional en Favor de la Infancia.

En un balance de lo que ha sido la historia de la salud infantil, el especialista destaca que las desigualdades socioeconómicas y culturales en México retrasan la transición epidemiológica y frenan el desarrollo integral del país.

Sin embargo, apunta, las elevadas tasas de mortalidad infantil no llamaron la atención para reducirlas y siguen "inadmisiblemente altas en muchos países, México inclusive". La cifra de muertes infantiles en Japón y los países nórdicos: cuatro por mil niños dia-ni–o-festejo-hospital-2 nacidos vivos, es seis veces inferior a la de nuestro país.

De acuerdo con la evaluación más reciente del Programa Nacional de Acción en Favor de la Infancia, al finalizar el 2000 se calcula que morirán 44 mil 454 niños menores de cinco años, y tomando en cuenta las deficiencias de registro, se tiene que la tasa de defunción es de 25.2 por mil nacidos vivos.

Enseguida, el especialista hace un breve recuento de cómo en todo el mundo se avanzó en la eliminación de enfermedades que afectan a los adultos y hasta muchos años después se inició el combate de los males que perjudican la salud de los menores. Refiere además, las diferencias entre los países industrializados y los del Tercer Mundo.

Es el caso del control y la eliminación de enfermedades infectocontagiosas, la causa más importante de morbimortalidad en los niños, que se alcanzó en los países industrializados en los años veinte; mientras que en América Latina y en México ocurrió 60 años después y la transición se prolonga hasta nuestros días.

El ex secretario de Salud presenta sus tesis sobre este tema en un capítulo del libro Un año de la salud en México, editado recientemente por la Secretaría de Salud con la colaboración de diversas personalidades del sector público y privado.

Ahí, Kumate recuerda que en este siglo el avance de los pueblos se mide por los niveles de mortalidad infantil o por la mortalidad en menores de cinco años. Estos indicadores dan mejor idea del estado de una sociedad que el ingreso per cápita, el consumo eléctrico, la productividad industrial, el número de camas de hospital o el gasto en alimentos.

En su análisis, Kumate se refiere a los cambios que desde la familia ha tenido el cuidado de los niños. Las sociedades modernas, dice, han impuesto nuevas costumbres como la alimentación con nodrizas o sucedáneos de leche materna; después las guarderías y la televisión han sustituido, con desventaja, los cuidados y enseñanzas maternos.

La enseñanza individual, tutorial de las madres, se sustituyó por cuidados colectivos de mucho menor calidad humana y material. Además, se han aceptado otros fenómenos que únicamente dan cuenta de ese descuido, como el trabajo infantil.

La desigualdad

Aun cuando en México la tradición ha sido de protección hacia los niños, las políticas se habían enfocado más bien hacia los actos de caridad y sólo recientemente se impulsaron acciones tendientes a eliminar los males que han minado la salud y vida de los infantes. Se logró la erradicación de la viruela, la poliomielitis, y desde 1995 no se registra una muerte a causa del sarampión.

De la misma manera y aunque todavía persisten serios rezagos, se ha avanzado en la nutrición de los menores. Las malformaciones congénitas serán menos frecuentes con base en las vacunas y los micronutrientes. El tamiz neonatal metabólico disminuirá considerablemente el retraso y muertes prematuras, entre otras, explica Kumate.

Sin embargo, agrega, las diferencias en las condiciones de salud en los niños de México son tales que parecieran ser de dos o tres países diferentes. Las diferencias socioeconómicas y culturales originan "desigualdades inadmisibles, que retrasan la transición epidemiológica y frenan el desarrollo integral del país".

Una asignatura pendiente son los accidentes en el hogar en países como México, donde la oferta de guarderías es insuficiente y, por lo tanto, seguirán siendo la primera causa de muerte en preescolares.

Otros males aún sin resolver son la drogadicción, la morbilidad por diarreas e infecciones respiratorias que todavía se deben reducir a 10 por ciento del nivel actual.

De acuerdo con Jesús Kumate, la globalización ha tenido como resultados inmediatos una mayor desigualdad entre ricos y desposeídos. Existe una influencia nociva de la publicidad que "impone costumbres y estilos de vida buenos unos, extraños todos y algunos no favorables para el desarrollo intelectual de los niños en México".

De ahí que la tarea de los próximos años será mantener lo conseguido, afianzarlo con mayor calidad y eliminar las situaciones desfavorables persistentes. Voluntad política, legislación apropiada, presupuestos suficientes que privilegien la salud y educación sobre los gastos militares y supresión de las diferencias por género son políticas sensatas para todo tiempo y lugar, concluye el especialista.