DOMINGO 29 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Los recursos para contrarrestarla, mejoralitos que sólo atenúan el problema
Crisis por la sequía desde hace 5 años; 10 estados, zonas de desastre
Ť Muerte de cabezas de ganado y reducción de áreas de cultivo, las constantes en el norte del país
Ť Los programas para prevenir los daños por el fenómeno han dado escasos resultados
Angélica Enciso y corresponsales Ť Desde hace cinco años la mitad del país está sedienta. Al menos diez estados han sido declarados por el gobierno federal como zonas de desastre, debido a la prolongada sequía. Los recursos para contrarrestarla -alrededor de 3 mil millones de pesos- no son más que "mejoralitos" para atenuar un problema que ha ocasionado la reducción de áreas de cultivo, la muerte de cabezas de ganado, pérdida de empleos, migración y caída del ingreso.
Tan sólo en Sinaloa y Sonora, dos importantes estados agrícolas, desaparecieron alrededor de 3.4 millones de jornales que eran entregados incluso a migrantes de Oaxaca y Michoacán, debido a que en los últimos ciclos se redujo la superficie cultivada, por la falta de agua.
Cada región casi ha llegado a sus límites. Ejemplos de ello son San Luis Potosí, donde sólo se cultiva 30 por ciento de las zonas agrícolas, y Chihuahua, donde durante el ciclo otoño-invierno no se sembrará por falta del líquido, aunque los productores prevén que en el periodo primavera-verano de 2001 los cultivos se restablezcan.
En este lustro las presas del norte y noreste del país han llegado a niveles de agua críticos y la ausencia de lluvias es cotidiana. Año con año los periodos de estiaje han sido más severos y los programas para prevenir los daños por sequía han dado escasos resultados. En esa situación están Chihuahua, Sonora, Nuevo León, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí, Durango, Baja California Sur, Sinaloa y Tamaulipas, entidades que se localizan en zonas áridas y semiáridas, abarcan 52 por ciento del territorio nacional, y ahí reside 25 por ciento de la población. En esos estados, entre 1996 y 1999, se dejaron de sembrar 6.2 millones de hectáreas de granos básicos, de acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura.
También la ganadería está en grave crisis a causa de la escasez de agua, aunque no se tienen cuantificadas las cabezas de ganado que han muerto. En este sector, la opción que las autoridades han dado a los ganaderos es que "vendan sus animales antes de que se mueran de sed", por lo que han optado por comercializar los becerros.
La situación ha sido tan crítica que varios gobiernos han recurrido a acciones inusitadas. En Zacatecas se gastaron 6.2 millones de pesos para contratar una avioneta que por cinco meses bombardearía el cielo con yoduro de plata para provocar lluvias. También se pagó la instalación de una antena ionizante con el mismo fin. Este año los agricultores se la pasaron viendo al cielo, esperando las lluvias que nunca llegaron. El último recurso del gobernador Ricardo Monreal fue pedir al gobierno federal la declaratoria de zona de desastre agrícola. Todavía no tiene respuesta.
"La tendencia de las lluvias durante la última década ha sido una menor precipitación y, en consecuencia, menor disposición de agua, situación que ha llevado a declarar, año tras año, como zona de desastre a la mayoría de los estados de esa región. La tendencia no puede cambiar, no es algo que se transforme a corto plazo. A futuro los escenarios son de menor disponibilidad de agua y hay que pensar en soluciones de largo plazo que realmente den respuesta al problema", consideró Víctor Magaña, especialista del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.
ƑDónde están los apoyos del Fonden?
La aplicación de los recursos del Fondo Nacional de Desastres (Fonden) para sequía y heladas llegó a los 2 mil 844 millones de pesos entre 1996 y 1998. A principios de este año, el gobierno anunció mil millones de pesos para "prevención". En los estados donde se han canalizado los recursos, éstos apenas son perceptibles.
Apenas se observa algo en el empleo temporal y en la contratación de mano de obra, pero no pasa de ahí, señalaron agricultores de Sinaloa. A ellos únicamente se les informó que el dinero llegó pero no vieron dónde se aplicó. Tamaulipas, por ejemplo, contó con 40 millones de pesos contra la sequía en los dos últimos años, pero no sirvieron para comprar medicamentos y forrajes para los animales, además, se les dijo, cada productor recibiría 250 pesos, pero nunca los vieron. San Luis Potosí recibió 144 millones de pesos para prevenir daños, pero los apoyos no llegaron oportunamente. El fondo de emergencia se canalizó al abasto de agua a través de pipas, para la adquisición de forraje destinado al ganado y al impulso a programas de reconversión.
Para los agricultores zacatecanos, estos apoyos son "mejoralitos" que sólo han reducido los efectos de la sequía en forma parcial y no han sido para todos los afectados. El año pasado, el estado fue declarado zona de desastre en dos ocasiones, por lo que obtuvo 120 millones de pesos, canalizados a programas de empleo temporal, construcción de bordos, compra y entrega de paquetes agroproductivos y entrega de despensas insuficientes para 120 mil familias.
Aguascalientes contó con apenas 12 millones de pesos, entregados a través del Fideicomiso de Riesgo Compartido y se repartieron a 16 mil productores temporaleros que perdieron su cosecha. Baja California Sur recibió 4.2 millones de pesos al ser declarada zona de desastre, pero ganaderos señalaron tráfico de influencias y advirtieron que nunca vieron los recursos. Coahuila tuvo su año más crítico en 1996, cuando ni siquiera había semilla para cultivar maíz y frijol. Sonora dispuso de 51.8 millones de pesos, con los que se desarrollaron 58 proyectos para 5 mil productores y se generaron 139 mil jornales. Se impulsa la reconversión de cultivos, cambiar de básicos a cebada, cártamo, canola y hortalizas.
La escasa disposición de agua en las presas ocasionó que en Sinaloa, durante el ciclo pasado, se dejaran de sembrar 120 mil hectáreas, lo que significó la pérdida de un millón 400 mil jornales y el valor de la reducción fue de unos 2 mil millones de pesos. A consecuencia de ello, la producción cayó de 8.6 millones de toneladas de granos, frutas y hortalizas en 1998 a 7.2 millones de toneladas en 1999. La caída más severa fue en maíz, que tuvo una reducción de 42 por ciento. Ante este panorama, los agricultores y autoridades prevén reducir la superficie cultivable para el próximo ciclo otoño-invierno. De 260 mil hectáreas del año pasado ahora se sembrarían 160 mil.
En Tamaulipas, en el distrito 26, que agrupa los municipios Miguel Alemán, Camargo, Mier, Díaz Ordaz, Río Bravo y Reynosa, además en Control, Matamoros, Valle Hermoso y San Fernando, los agricultores cambiaron la siembra de maíz por sorgo. Aunque se promueve la sustitución de cultivos, la sequía acabó con 300 mil árboles de naranja y se agudizó el tráfico de drogas.
San Luis Potosí enfrenta severos problemas. 70 por ciento de las 425 mil hectáreas de los distritos rurales ha dejado de producir. Sumado a ello se perdieron 67 mil toneladas de maíz, casi 30 por ciento de la producción estatal. La alternativa que han buscado es sustituir cultivos, pero los avances han sido insuficientes.
La superficie cultivable también disminuyó en Chihuahua, cerca de 10 por ciento. Por lo menos 800 mil hectáreas de frijol y maíz no se cultivaron en el ciclo primavera-verano y las alternativas que se ofrecen a los productores son el cambio a avena o frijol, porque la fruticultura también ha tenido malos resultados, pues de 600 mil toneladas de manzana que se llegaron a cosechar, ahora son 85 mil toneladas menos.
En 400 mil hectáreas de 1.3 millones que se siembran en Zacatecas, el cultivo de maíz y frijol se perdió totalmente, y en municipios como Juchipila no se había registrado una sequía tan aguda desde 1957. El desastre agrícola se da en todo el sureste del estado, sobre todo en los municipios que colindan con Aguascalientes y SLP.
Aquí, las autoridades pretenden reconvertir 500 mil hectáreas de suelo agrícola, por tierras de plantaciones de maguey, nopal y pastos de estepa, que además de ser endémicos, tienen la cualidad de resistir la sequía.
La delegación estatal de la Sagar consi deró que se debe sustituir la agricultura de maíz y frijol, porque además de no ser rentable erosiona el suelo.
En Durango, de 635 mil hectáreas, 221 mil están siniestradas. De maíz se tiene que de 219 mil hectáreas, sólo 54 mil están en buenas condiciones. La baja captación de agua en esta entidad ha llevado a que las superficies deban compactarse y a que 90 por ciento de las tierras de la Comarca Lagunera hayan sido rentadas o vendidas.
La caída en la captación de agua en Aguascalientes ha ocasionado que la superficie cultivada se haya reducido año con año y los datos reflejan el hecho: de 150 mil hectáreas, 43 mil resultaron siniestradas por la sequía. En el distrito 1, donde se ubican los municipios de San José de Gracia, Asientos, Pabellón de Arteaga, Rincón de Romos, Cosío y parte de Aguascalientes, normalmente se sembraban 12 mil hectáreas de riego y en los dos últimos años no se ha cultivado ni la mitad.
También en Coahuila la reducción del área cultivada ha sido drástica, ya que en 1993 había 171 mil hectáreas de riego y en este momento apenas se cultivan 85 mil. En tanto, de la superficie de temporal, que es de 200 mil hectáreas, apenas se cultivan entre 60 y 70 mil. En la región carbonífera, los productores aseguran que llevan siete años continuos de sequía, que sus hatos de caprinos casi han desaparecido; en Jiménez, más de 10 mil hectáreas quedaron ociosas este año y la gente emigró a trabajar en las maquiladoras de Piedras Negras.
En Sonora, en los Valles del Yaqui y el Mayo se dejaron de sembrar 130 mil hectáreas de temporal y 150 mil hectáreas de trigo ante la falta de agua. En 1999 la superficie de primavera-verano ocasionó que se perdieran 2 millones de jornales. En el Yaqui se prevé la reconversión de 80 mil hectáreas y en el Mayo 40 mil hectáreas. Mientras que en Nuevo León la superficie cultivada de básicos se redujo en 50 mil hectáreas durante 1999 respecto a 1998, y en granos forrajeros cayó en 60 mil hectáreas. La producción de básicos disminuyó 60 por ciento, al pasar de 3.8 millones a 1.8 millones
La opción que las autoridades dan a los ganaderos es que vendan sus reses antes de que se muera de sed. De esa forma, sin ofrecer soluciones a los problemas, lo que se hace es acabar con el hato. En Sinaloa, hasta el momento han muerto 15 mil cabezas de ganado y los programas de reconversión productiva no aterrizan, denunció el líder de los productores pecuarios en el estado, Jorge Félix Rodríguez. Una medida que se ha impulsado es que los ganaderos reduzcan sus hatos y conserven el menor número posible. De 1.6 millones de cabezas de ganado, la mitad permanece en peligro.
En otras entidades también ha sido drástica la caída de la ganadería. En Tamaulipas el hato cayó 30 por ciento. En Chihuahua el ganado en 1994 llegaba a los dos millones de cabezas y ahora es apenas 50 por ciento de esa cifra. En San Luis Potosí, aunque no se tiene cuantificada la mortandad, el hecho se ha registrado en 22 de los 58 municipios que se dedican a la actividad.
Aguascalientes tenía 73 mil cabezas de ganado y por el estiaje se han mandado al matadero 12 mil reses, lo que ocasionó pérdidas millonarias y 150 pequeños ganaderos quebraron. Zacatecas cuenta con 5 millones de hectáreas para el ganado, con casi 2 millones de cabezas, las cuales se han mantenido a pesar de la sequía. En Coahuila durante los últimos cinco años la pérdida de porcinos fue de más de 50 por ciento: de 127 mil a 61 mil.
El hato ganadero de Sonora pasó de 1.6 millones de cabezas a 1.1 millones, murieron cerca de 500 mil cabezas de ganado. (Javier Valdez, Martín Sánchez, La Jornada de San Luis, Miroslava Breach, Alfredo Valadez, Emmanuel Salazar, Claudio Bañuelos, Pedro Juárez Mejía, Antonio Pérez, Cristóbal García y David Carrizales, corresponsales)
La migración, una de las soluciones
En los estados que desde hace un lustro padecen sequía, la migración es un fenómeno recurrente: se ha convertido en el medio para que comunidades subsistan pues la agricultura no es rentable.
La renta y venta de parcelas, la sequía y la migración han estado asociadas a los problemas de rentabilidad del agro, dijo Arturo Zavala Zavala, coordinador del Congreso Agrario Permanente en Sinaloa. En la última década, el rentismo entre los campesinos y productores ha crecido cerca de 50 por ciento, "hay ejidos enteros rentados, sobre todo en las zonas de los altos y temporalera, aunque también en la zona de riego".
Para muchas comunidades la solución ha sido la migración. San Luis Potosí está entre los primeros diez estados del país con alta migración; en Estados Unidos hay alrededor de 300 mil potosinos y salen principalmente de los municipios Matehuala, Villa de Guadalupe o Venegas, los cuales están casi vacíos y sólo reviven en temporadas de vacaciones o durante festejos locales.
Datos de la Secretaría de Desarrollo Rural indican que los municipos rurales presentan una caída de la población en 20 por ciento. Namiquipa, Bachíniva, Zaragoza, Buenaventura, Coyame, Riva Palacio, San Francisco de Borja, dependen básicamente de las remesas de dinero.
Lo mismo se presenta en los municipios de San José de Gracia, Pabellón de Arteaga, Rincón de Romos, Asientos, Cosío y Tepezalá. En Baja California, más de 10 mil productores, la mayor parte de ellos del Valle de Santo Domingo, abandonaron sus tierras y partieron a la región de Los Cabos. En Coahuila, la población ha disminuido en los últimos cinco años. En los municipios, Abasolo cayó en 12.4 por ciento; Ocampo, en 10.37 por ciento; General Cepeda, en 6 por ciento y Cuatro ciénegas, en 4 por ciento.
En Zacatecas se estableció una oficina de Atención a las Comunidades en el Extranjero que mantiene contactos con rancheros de California y Texas, donde 300 campesinos del estado son empleados en forma "segura" durante cuatro meses, con salarios de entre siete y nueve dólares la hora. En abril se espera el retorno de migrantes para que atiendan sus parcelas, aunque son pocos los que regresan. Cuauhtémoc Espinosa, dirigente de las Colonias Agropecuarias, realiza trámites con la secretarías de Relaciones Exteriores y del Trabajo, así como con empresarios estadunidenses para que 4 mil campesinos obtengan ocupación temporal en ese país.
Sobornos por el agua
En Sinaloa, uno de los más importantes estados agrícolas, donde la superficie cultivable es básicamente de riego, las 11 presas registran un comportamiento a la baja: en 1996 estaban a 70 por ciento de su capacidad y para octubre de este año tan sólo conservan 38 por ciento. Aquí se ha dado un manejo discrecional en el manejo del agua de riego. Ha habido denuncias y enfrentamientos entre los productores agrícolas.
El caso más grave se dio en 1998, cuando en el módulo de riego 1-II, correspondiente al municipio de Navolato, Julio Julián, que era gerente administrativo del organismo, denunció que las autoridades del módulo administrativo privilegiaban la entrega del líquido a los grandes productores.
En Tamaulipas, las presas, antes del huracán Keith, estaban a 12 por ciento de su capacidad. Aquí, los agricultores con recursos reciben agua para regar sus parcelas porque sobornan a los regidores de los módulos de riego. En Chihuahua, desde 1995 la falta de lluvias no ha permitido que se recuperen las reservas de agua en las diez presas. En ninguna de ellas se ha rebasado el 45 por ciento de su capacidad de almacenamiento y están a 24 por ciento, el nivel más bajo de los últimos 15 años. En Durango las dos presas más importantes están a 25 por ciento de su capacidad.
En Aguascalientes, desde 1993 la captación de agua está en menos de 25 por ciento de lo normal. En Baja California Sur, las presas están por debajo de la media y la CNA rechaza que haya manejo discrecional del líquido, pero la dirigente del Barzón, Soledad Saldaña, afirmó que se han hecho denuncias por corrupción. En Coahuila, las presas están entre 17 y 33 por ciento de su capacidad; aunque no es el nivel más bajo que registran, sí es el más crítico. Sonora tiene sus presas en 18 por ciento de capacidad.