DOMINGO 29 DE OCTUBRE DE 2000

Ť El autor, Martin McDonagh, recrea asuntos patéticos sin perder el humor


Sorprende a espectadores el estreno de La reina de Leenane

Yanireth Israde Ť La historia comienza con el plácido vaivén de una anciana en su mecedora. Es la punta de una hebra dramática que levanta escalofríos. A la par del estremecimiento, empero, las risas no cesarán entre el público mientras se avanza hacia el desenlace.

En función de estreno, La reina de Leenane logra sacudir parejo. Lo dicen las caras de perplejidad, las muecas, los ojos enormes de sorpresa y los aplausos nutridos, porque en esta primera presentación, El Teatro, del Centro Cultural Helénico, tuvo un lleno completo.

La obra del estadunidense Martín McDonagh, dirigida por Iona Weissberg, tiene en los papeles principales a Blanca Guerra como la hija, Maureen, y Angelina Peláez es la anciana madre, Mag. Aparecen también Roberto Medina, en el papel de Pato, y Ricardo Esquerra, como Ray.

El centro del relato es el agrio vínculo entre la senil madre y su hija cuarentona, las dos solas y olvidadas en un pueblo perdido del oeste de la Irlanda. El sabor de la vida allí es rancio. Las mujeres actúan empujadas por un mutuo resentimiento y al parecer todos los días son una calca del otro, hasta que aparece Pato, un enamorado de Maureen. Su inesperada presencia funciona como oxígeno contra el tedio, pero también como resorte para que la historia toque los extremos.

guerra-teatro-1-jpgEl dramaturgo de origen irlandés (quien escribió la obra a los 24 años) evita los sentimentalismos y recrea, con ágiles y humorísticos diálogos, el mundo soporífero de los que no tienen más patrimonio que la frustración. Ese pedazo de universo asfixiante ?enfatizado en la escenografía de Saúl Villa? es común no sólo a Mag y Maureen, sino también a Pato y a su hermano, el adolescente Ray, que en su condición de irlandeses marginados, viven la discriminación y la desesperación del encierro o la esperanza de la huida.

"El vacío que presentan los personajeses muy representativo de esta época, de este fin de milenio, época de grandes corporaciones, de grandes políticas, enormes proyectos, pero si nos acercamos más vemos que hay una realidad muy distinta, que es la del pequeño hombre con sus asuntos cotidianos, y su vida muchas veces vacía, sobre todo en aquellos sectores que no tiene la posibilidad de desarrollarse", explica Weissberg.

El manejo de la crueldad y el sentido del humor, además de su "estructura dramática impecable y la forma del autor de acercarse a la realidad y la fantasía", fueron los elementos que cautivaron a la directora para emprender el montaje de esta obra "seductoramente perversa", de cuya traducción ella también estuvo a cargo.

Blanca Guerra considera este montaje una incisiva reflexión sobre las relaciones humanas. Destaca la capacidad y agudeza de McDonagh para recrear esos vínculos patéticos sin perder el humor. "Reímos a carcajadas porque nos identificamos; nos reconocemos en los actores, porque muchas veces hemos pensado así. Nuestras experiencias no son tan ajenas a lo que plantea el autor".

El apunte político adquiere relevancia en La reina de Leenane ?si bien no es el tema central? pues la relación Inglaterra-Irlanda no ha sido menos dramática.

La reina de Leenane obtuvo el apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), el Instituto Anglo Mexicano, la productora Argos Becker Jinich y el Centro Cultural Helénico.

Las funciones son en El Teatro, del Centro Cultural Helénico, ubicado en avenida Revolución 1500, San Angel. Viernes, a las 20:30 horas; sábado, a las 19, y domingo, a las 18.