DOMINGO 29 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Moscú oculta información, acusa legislador
Aflora a cuentagotas la verdad sobre la tragedia del Kursk
Ť Las declaraciones de los funcionarios, plenas de contradicciones
Ť Sin respuestas aún a las muchas preguntas que se hacen los rusos
Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 28 de octubre Ť A cuentagotas aflora la verdad sobre la tragedia del Kursk, pero la versión oficial deja sin respuesta muchas de las preguntas que se hacen aquí los rusos, convencidos de que la tardanza inicial y la falta de equipos de rescate adecuados impidieron salvar a parte de la tripulación.
Todavía no se sabe cuál fue la causa del hundimiento del más moderno sumergible nuclear de la armada rusa ni cuánto duró la agonía de los 23 tripulantes que lograron sobrevivir a las explosiones, entre otros aspectos clave para entender lo que en realidad ocurrió el 12 de agosto pasado.
Al mismo tiempo, saturadas de contradicciones y nuevas mentiras, las declaraciones de los funcionarios sólo contribuyen a hacer más inverosímiles los detalles que proporcionan diferentes voceros oficiales con la aparente finalidad de demostrar que no hubo posibilidad alguna de rescatar a nadie y que los 118 miembros de la tripulación murieron pocas horas después del segundo estallido en la sala de torpedos.
Que la agonía de los 23 tripulantes que se refugiaron en el noveno compartimento fue lenta es algo que empieza a aceptar el propio alto mando de la armada.
Sin lugar a dudas, se podrá establecer el dato cuando se practiquen las necropsias a los únicos cuatro cadáveres que se han podido recuperar hasta ahora, pero las autoridades parecen reacias a perder el control sobre la difusión de los resultados.
Acaso por ello, el presidente de la comisión investigadora de las causas del hundimiento del Kursk, el viceprimer ministro Ilia Klebanov, se resiste a incorporar a la misma a diputados de la Duma, en cumplimiento de una resolución de la Cámara baja del Parlamento aprobada hace más de un mes. El presidente Vladimir Putin acaba de autorizar la inclusión de diputados.
El legislador Aleksei Arbatov asegura que Klebanov "oculta parte importante de la información", y agrega que si no fuera por los buzos noruegos "ni siquiera nos hubiéramos enterado de la existencia de la nota del teniente coronel Kolesnikov", uno de cuyos fragmentos fue dado a conocer el jueves pasado por el mando de la armada.
El testimonio de Kolesnikov, aún parcial, es el primer reconocimiento oficial de que hubo sobrevivientes, Hasta ese día las autoridades insistían en que todos los marinos murieron casi de inmediato, en el lapso de 400 segundos entre la primera y la segunda explosiones registradas en la nave.
La nota de Kolesnikov, que pretendió ser usada para reforzar dicha versión, consiguió el efecto contrario y los encargados de ofrecer una explicación sobre la tragedia no pudieron dar marcha atrás. Así, el almirante Viacheslav Popov, comandante de la flota del norte, amplió el viernes el plazo que las autoridades aceptan que permanecieron con vida los 23 tripulantes refugiados en la popa, que confiaban ser rescatados.
"Considero que la tripulación en el noveno compartimento murió a más tardar el 13 de agosto", dijo, y tras pensarlo un poco agregó: "Pero lo más probable es que hayan muerto el 12, ahogados o asfixiados".
Al comienzo se admitía un máximo de cuatro horas. Y si ya la diferencia entre unas horas y más de un día es importante, acabó de enredar las cosas el portavoz de la misma flota del norte, Vladimir Navrotski, quien afirmó que los cuatro cadáveres recuperados están "calcinados y muy deformados".
Según Navrotski, este hecho y el hecho que los restos presenten "traumatismos en el cuerpo y la cabeza", hace suponer que "hubo un fuerte incendio en el Kursk que se propagó a bordo de la nave hasta la popa, cuando sucedió el hundimiento".
Uno de los dos, o ambos, miente porque, si ya resultaba difícil de creer que la nota de Kolesnikov se haya conservado durante dos meses y medio en un compartimento inundado, a 108 metros de profundidad, no se entiende cómo la encontraron en el uniforme de un cuerpo calcinado.
Quizás nunca se sepa, a pesar de que Olga Kolesnikova, la viuda del teniente coronel a quien se atribuye el escrito, declaró que el mando de la armada aún no le entrega esos apuntes de "carácter personal" y no tendría inconveniente en que se publiquen.
El almirante Vladimir Kuroyedov, comandante en jefe de la armada rusa, consideró "amoral" revelar el contenido de un escrito "muy personal". Es de suponer que las autoridades harán hasta lo imposible por convencer a la viuda de que desista de hacer del dominio público la nota de su marido, de existir ésta en realidad.