DOMINGO 29 DE OCTUBRE DE 2000
Ť La semana política en Estados Unidos
Ť Esta será la elección más apretada de la historia, y la más cara
Ť Las empresas han invertido más de 840 mdd en esta contienda
Ť Hillary Rodham Clinton y Rick Lazio han gastado ya 64 mdd
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 28 de octubre Ť En esta recta final de la elección los candidatos a la presidencia y a la legislatura se han dedicado a debatir sus propuestas y a tratar de hacer saber por qué serían los mejores representantes del pueblo, pero tal vez la batalla que definirá gran parte de los resultados electorales la realizan --a escondidas-- intereses empresariales que sólo en las últimas dos semanas han "invertido" un monto sin precedente de 30 millones de dólares en las campañas publicitarias de apoyo a los aspirantes republicanos.
Ya es de conocimiento común que el dinero tiene un papel decisivo --y la mayoría de este país diría que lamentable-- en las elecciones estadunidenses, pero este año la influencia del gran dinero será más amplia y más poderosa que nunca.
El Center for Responsive Politics calcula que ésta será la elección más cara de la historia y, ya que se pronostica que será la más apretada en 40 años, la influencia de los fondos gastados en las campañas será de particular importancia.
La competencia por la Casa Blanca y varias contiendas legislativas claves podrían ser determinadas por pocos votos, y los gastos de último momento podrían ser lo que determine el margen de triunfo.
Ante esta realidad, organizaciones empresariales, grandes y chicas, como la Cámara de Comercio de Estados Unidos, han incrementado sus esfuerzos para asegurar que candidatos pro empresariales sean elegidos al Congreso y otros puestos.
Por ejemplo, el periódico The Washington Post informó esta semana que en Michigan la Cámara de Comercio local gasta 50 mil dólares diarios en publicidad para elogiar la carrera del senador republicano Spencer Abraham, quien busca su relección frente a un retador demócrata apoyado por el sector laboral.
En otra contienda en Kentucky, la Cámara de Comercio y la Business Roundtable --otra influyente organización empresarial nacional-- están saturando los medios electrónicos con publicidad para un candidato republicano que se opone a imponer más controles a hospitales para beneficio de los consumidores.
Los republicanos, los más beneficiados
Las grandes empresas farmacéuticas, motivadas por recientes ataques contra los altos precios de sus productos por parte de varios políticos, entre ellos el candidato presidencial demócrata Al Gore, también están vaciando millones de dólares en contribuciones directas al Partido Republicano y han financiado, por su lado, publicidad para candidatos republicanos que se oponen a la regulación de los precios.
En total, durante los últimos seis meses, las grandes empresas farmacéuticas han contribuido con unos 35 millones de dólares en una campaña publicitaria diseñada para asegurar que los programas de salud del próximo gobierno estadunidense no incluyan medidas de control de precios a medicinas recetadas.
Las agrupaciones empresariales reconocen que están gastando mucho más en estos esfuerzos que en el pasado, pero argumentan que esos fondos se justifican para contrarrestar los invertidos por los sindicatos y otros grupos que simpatizan más con los demócratas.
Pero en los hechos, los empresarios no tienen por qué preocuparse. Una investigación de los gastos electorales registrados en la agencia federal electoral y realizada por la organización independiente Center for Public Integrity encontró que, hasta el primero de octubre pasado, los intereses empresariales habían gastado casi 842 millones de dólares en políticos y sus partidos en este ciclo electoral, comparados con los 56 millones de los sindicatos.
Esta es, sin duda, la elección más cara de la historia de este país. El Center for Responsive Politics calcula que los gastos totales de las contiendas para la presidencia y el control del Congreso serán mayores a los 3 mil millones de dólares al concluir el ciclo el 7 de noviembre.
La política es muy cara en este país. Hasta la fecha, un candidato a legislador que busca ganar una de las 435 curules de la Cámara baja federal ha gastado en promedio 500 mil dólares; y, por término medio, cada candidato al Senado habrá dedicado casi 4 millones a su campaña, casi siempre procedentes de oscuros patrocinadores.
Hay excepciones: un candidato al Senado por Nueva Jersey ya ha gastado 45 millones en su ambición y, en Nueva York, Hillary Rodham Clinton y su contrincante republicano han gastado, en conjunto, un to- tal de 64 millones de dólares.
El resultado de todos estos gastos es que en algunos estados donde está muy cerrada la competencia, es imposible encender el televisor sin tener que ser sometido a tres o cuatro anuncios políticos cada hora.
Tristemente, el impacto de estos gastos electorales millonarios no conlleva a una profundización del debate sobre políticas o el proceso democrático; más bien es la proliferación de anuncios cuya única intención es alentar al electorado a votar en contra o a favor de un candidato.
Manipulación, en vez de ideas
Promotores del voto del Partido Demócrata están realizando campañas publicitarias en estados claves, en las que advierten que si el gobernador George W. Bush gana la elección, intentará limitar los abortos y permitirá más contaminación.
Del lado republicano, hay un anuncio que gana el premio del alarmismo y que se difunde en los estados de Ohio, Michigan, Missouri y Pennsylvania, cuatro entidades federativas donde la competencia para la Casa Blanca es muy cerrada.
El anuncio, pagado por un grupo independiente que favorece a los candidatos republicanos, es una nueva versión de uno de los más controvertidos y más famosos, de una elección de los años 60.
Comienza el promocional con la declaración de que el gobierno del presidente Bill Clinton y el vicepresidente Gore "vendió" secretos nucleares a China con los cuales los "comunistas" están apuntando ahora sus misiles nucleares de largo alcance a los hogares estadunidenses. El anuncio muestra a una pequeña niña contando pétalos que desprende de una flor.
Su conteo gradualmente es sustituido por el del lanzamiento de un misil atómico, y culmina con una imagen de una explosión de una bomba nuclear. El anuncio concluye de la siguiente manera: "No tome el riesgo. Por favor, vote republicano".
Sólo 4 por ciento del electorado de la primera potencia económica y militar del planeta contribuye con fondos a los esfuerzos electorales, y sólo 2 por ciento del electorado contribuye con más de 200 dólares.
O sea, si el dinero es el factor clave en los comicios para la Casa Blanca y para el Congreso, y los fondos determinan en gran medida el resultado final del ejercicio electoral, se podría concluir que una pequeñísima y selecta minoría es la que más cuenta en el establecimiento de un gobierno "del pueblo, para el pueblo y por el pueblo" en Estados Unidos.