DOMINGO 29 DE OCTUBRE DE 2000

 


Ť José Antonio Rojas Nieto Ť

Breve reflexión sobre petroprecios

Para todo fin práctico podemos decir que los precios del crudo y del gas natural han registrado un ascenso continuo de fines de 1998 al cierre de este mes de octubre del 2000. Se trata de casi 24 meses de elevación sostenida. En el caso del crudo es útil recordar que luego de uno de los más bajos niveles de su historia reciente -10.96 dólares por barril para el caso del West Texas Intermediate (WTI) y 7.89 dólares para la Mezcla Mexicana (MM), registrados en diciembre de 1998-, el pasado mes de septiembre en el mercado spot de la Costa del Norte del Golfo de México la cotización del mismo WTI registró 34 dólares el mes pasado (27.48 dólares la MM) y este mes se espera un promedio cercano a 32 dólares por barril para el WTI y 26 dólares la Mezcla Mexicana. Se trata de un ascenso superior a los 20 dólares (casi un dólar por medio), difícil de ser previsto o imaginado en aquellos terribles días del segundo semestre de 1998, en que mucho se discutía y se especulaba sobre los efectos y la duración de la drástica caída de la demanda mundial de crudo derivada del choque financiero y bursátil de la zona Asia-Pacífico, que había sido precedido por varios meses de descenso drástico en el precio de las materias primas, incluido, desde luego, el petróleo. Por cierto que para darnos una idea de esa tremenda caída de la demanda, no está por de más decir que de 1994 a 1997, años en los que la demanda mundial de crudo se incrementó en casi un millón y medio de barriles por año, el 66 por ciento de ese incremento provenía de la zona Asia-Pacífico, que incrementaba su consumo anual en poco más de 900 mil barriles al día. Así, cuando en 1998 no sólo se suspendió ese incremento sino que disminuyó drásticamente en esa zona en 490 mil barriles (con consumo superior al 26 por ciento del total mundial desde 1996), el mercado resintió una baja de casi millón y medio de barriles. Lo cierto es que hoy -una vez más- la demanda va en ascenso, entre otras cosas por la sorpresivamente rápida recuperación de la demanda de crudo en esa misma zona Asia-Pacífico, que de nuevo está implicando incrementos anuales del orden de los 500 mil barriles al día, reubicándose una vez más, como la zona de consumo de crudo y petrolíferos más dinámica del mundo.

Sin duda la oferta ha respondido a los altos precios. Luego de los tres recortes de la OPEP y productores cercanos -México y Noruega- una vez más la producción se acerca a sus máximos niveles de producción, pues prácticamente sólo Arabia Saudita tiene capacidad inmediata para expandir su oferta aunque en no más de un millón de barriles. Esto precisamente hace pensar que una disminución de precios vinculada a un mayor equilibrio entre oferta y demanda no representará una baja radical de las cotizaciones, entre otras cosas porque serán necesarios precios relativamente altos (24 a 25 dólares nominales en el 2000 y en el 2001) para que no salgan del mercado los yacimientos de productores fuera de la OPEP con costos mucho mayores (los marginales), que permitirán la satisfacción de los incrementos anuales de la demanda, estimados para los dos próximos años en cerca de dos millones de barriles diarios en promedio, siempre y cuando la economía estadunidense tenga, como lo están intentando a pesar de los nubarrones explicativos de campaña que prometen un exagerado dinamismo, su aterrizaje lento en el 2001, para luego recuperar su dinámico crecimiento reciente.

Por cierto que la restricción relativa de la oferta petrolera tiende a fortalecer la interdependencia de los precios de los refinados del crudo con los del gas natural, por lo que además de la rápida expansión de la demanda de gas natural en el vecino país, su fortaleza frente altos precios del petróleo hace pensar en que, al menos durante el año 2001, el precio del gas natural también seguirá siendo alto, incluso se puede esperar un precio un poco mayor que en el 2000. Pero de esto y de los efectos para México será necesario comentar próximamente.