SABADO 28 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Por única vez, se verán 30 piezas de Museo del Prado
El mundo de Carlos V, muestra irrepetible en San Ildefonso
Ť Incluye 200 obras, entre óleos, tapices, esculturas, libros y joyas
Mónica Mateos Ť El 22 de octubre de 1520, el papa León X ungió emperador a un joven veinteañero, de estatura mediana, bien proporcionado y de piel pálida. En la capilla palatina de la Catedral de Aquisgrán (Aachen, Alemania) aquel muchacho se nombró Carlos V, el quinto llamado así al frente del Sacro Imperio Romano Germánico.
La escena y muchas otras que sucedieron en la transición de la época medieval hacia el Renacimiento fueron plasmadas por los mejores pinceles de entonces: Tiziano, Velázquez, Zurbarán, Murillo, El Greco. Estas obras conforman El mundo de Carlos V, exposiciónque se inaugurará el 4 de noviembre en el Antiguo Colegio de San Ildefonso de la ciudad de México, como informamos en estas páginas (La Jornada, 25/10/00).
El curador de la muestra, Isidro Bango, explicó ayer en conferencia de prensa que las 30 piezas que prestó el Museo Nacional del Prado de España para esta exhibición, ''difícilmente volverán a salir" de ese recinto, al igual que otras pertenecientes a la Catedral de Santiago de Compostela, el Archivo General de las Indias, la Casa Museo de El Greco, el Escorial o los museos de Bellas Artes de Sevilla y Zaragoza.
Son 200 obras (óleos, esculturas, tapices, libros y joyas) las que mostrarán la actividad creativa que se generó bajo el reinado del joven emperador, quien debido a su saliente mandíbula inferior hablaba con cierta dificultad y le costaba hacerse entender.
Los historiadores narran que Carlos V era muy religioso, exento de vicios y con gran sentido de la justicia; sus mayores placeres eran los asuntos de Estado, la caza y la comida. Amaba la soledad, era parco en palabras y corto en razones, prefería madurar sus decisiones, característica, esta última, que heredaría su hijo Felipe II y que le valió el sobrenombre de Rey Prudente, por su lentitud en la toma de decisiones.
Sin embargo no todo fueron, para Carlos, obligaciones de Estado. Se sabe que tuvo apasionadas relaciones amorosas con la joven Juana van der Gheynst, hija de un tapicero de Audenarde. Fruto de aquella relación fue Margarita de Parma, gobernadora de los Países Bajos durante el reinado de Felipe II. No corrió igual suerte otra hija natural del emperador, Juana, nacida en 1522, cuya madre fue una joven del entorno del conde de Nassau; la niña murió a los dos años en un convento de Madrigal de las Altas Torres. Una cuarta hija natural, Tadea, también nacida en 1522, cuya madre fue Ursolina della Pena, todavía vivía en Roma en 1562. El quinto de sus hijos naturales, Juan de Austria (1545-1578) nació 24 años después, en 1545, fruto de la relación con Bárbara de Blomberg. Durante su matrimonio con Isabel de Portugal, Carlos V tuvo cinco hijos de los que sobrevivieron Felipe (n.1527), María (n.1528) y Juana (n.1535).
Asimismo, Bango impartirá la conferencia ''Las Españas heredadas por Carlos V" el 4 de noviembre, a las 13:30 horas, en el salón El Generalito del Colegio de San Ildefonso. El día 9 de noviembre comenzarán las jornadas culturales Carlos V y su mundo desde una perspectiva contemporánea, en la que se hablará, entre otros aspectos, acerca de los indios, la política, la vida cotidiana, la religión y las artes en el imperio del monarca, así como los cursos ''Las artes plásticas de una época inquieta" y ''El Siglo de Oro de la música y las letras".
(La exposición Carlos V. De la España medieval al Siglo de Oro estará abierta del 4 de noviembre al próximo 25 de febrero en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, Centro Histórico).