SABADO 28 DE OCTUBRE DE 2000

Ť Demandan que declare agente de la CIA en el caso del general asesinado


Prats reveló a Perón las amenazas contra su vida

Stella Calloni, corresponsal/II y última, Buenos Aires, 27 de octubre Ť El banco de datos creado por las dictaduras del Cono Sur se alimentaba gracias a un intercambio realizado mediante agregados militares y ayudantes especiales, los que remplazaban a los diplomáticos.

En 1974, Miguel Poklepovic Klammer trabajaba como funcionario en la Dirección de Protocolo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile y así recibía la valija diplomática que enviaban los "intermediarios", hombres clave o de confianza encargados de reunir la documentación.

Aunque Poklepovic Klammer no lo explica, éste fue luego uno de los mecanismos orgánicos de la Operación Cóndor en marcha. En Buenos Aires el intermediario, y pariente del funcionario, era entonces Carlos Guillermo Osorio, ministro consejero en la embajada chilena .

Por intermedio de éste pasaron a manos de Poklepovic las cartas enviadas por Enrique Lautaro Arancibia Clavel desde los primeros meses de 1974, que estaban dirigidas a distintas personas a las que el funcionario diplomático debía llamar para entregar la correspondencia.

De esta manera quedó desbaratada la tesis de la defensa de Arancibia Clavel, que intentaba probar que éste había llegado a Argentina después del asesinato de Prats.

En realidad se ubican los primeros pasos de este agente aquí después de 1970, cuando salió de Chile después del asesinato del general René Schneider, quien murió por las heridas provocadas en un atentado el 22 de octubre de aquel año.

Investigaciones de organismos humanitarios precisan que Arancibia Clavel regresó a su país tras el golpe de 1973, y regresó ya a Argentina como agente oficial de la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina).

Hugo Zambelli, un ex bailarín que fue pareja de Arancibia Clavel, intentó ayudar a su ex amante en el juicio, el pasado día 17, diciendo que lo había conocido el 27 de mayo de 1975. Pero en una declaración judicial anterior había establecido el comienzo de la relación en 1973.

Por su parte, Klanmer negó haber trabajado para la inteligencia militar de su país y calificó de "abuso de confianza" por Arancibia Clavel el hecho de que lo hubiera "utilizado", al recordar que nadie conocía la identidad de los miembros de la Dina.

Bajo el nombre de Felipe Alemparte, el ahora acusado de partícipe en el asesinato de Prats y su esposa Sofía, también será juzgado por integrar una asociación ilícita, como se ha caracterizado a la Dina, el centro clave de la Operación Cóndor.

Pero también hubo un dato importante cuando el ex diplomático chileno habló sobre la muerte repentina de su pariente, el ex ministro consejero Carlos Guillermo Osorio, quien enviaba la correspondencia desde Buenos Aires; se habló de suicidio o un ataque cardiaco, pero hasta hoy varios familiares sospechan que fue asesinado.

Y esta semana Javier Urrutia Soto, ex asesor financiero del Banco Interamericano de Desarrollo, reveló que Prats fue advertido telefónicamente que sería asesinado, al parecer por un subalterno que habría conocido la noticia en Chile.

Este es uno de los tantos testimonios sobre las amenazas de muerte que Prats recibía, quien escribió al entonces presidente Juan Domingo Perón sobre esta situación.

El 3 de enero de 1974, Perón aconsejó a Prats que se cuidara: "Vuelvo a recomendarle la mayor prudencia. Le escribo todo esto para que tome con seriedad esos incidentes alarmantes. Usted es imprescindible para los suyos, pero mucho más para su patria en desgracia y a sus compañeros de armas que, indudablemente, se convencerán de que han sido engatusados (...) šNo lo olvide! šCuídese!", le escribió.

Todos estos datos han servido para que el juez Juan José Galeano pidiera hoy a la Interpol la detención y extradición del ex dictador Augusto Pinochet.

El tribunal también ha solicitado al Departamento de Estado estadunidense que levante la confidencialidad sobre la declaración que prestó Michael Townley, el testigo protegido de la CIA y la Dina, quien admitió ante enviados de la justicia argentina haber armado la bomba con la que se cometió el atentado.

Aunque el tribunal tiene copia, no puede hacerla pública por el pacto de confidencialidad. Townley dijo que su esposa, Marina Callejas, fue quien accionó la bomba para que la justicia estadunidense lo incluyera en un programa de protección, pero ha tratado de encubrir a otros cómplices.

El ex general Manuel Contreras, detenido en Santiago de Chile, declaró ante la jueza argentina María Servini de Cubría, en diciembre de 1992, que la CIA ordenó el asesinato de Prats y que Townley, hijo de otro miembro de esa agencia, fue comisionado para esta acción.

El ex jefe de la Dina sostuvo que el crimen fue realizado por Townley y su esposa, con la colaboración de grupos argentinos bajo control de Juan Martín Ciga Co- rrea, quien fue parte de la paramilitar Triple A y de la policía argentina.

Precisó que Townley llegó a Chile en 1971 y se integró al movimiento nacionalista Patria y Libertad, de ultraderecha y parte del "equipo político" de Pinochet.

Contreras acusó además al ex presidente estadunidense George Bush de ser parte (entre otros funcionarios, como el ex jefe de la diplomacia Henry Kissinger) de todo el proyecto criminal en Chile y el Cono Sur.

Una fuente allegada a Contreras confesó a La Jornada que éste no está dispuesto a ser "chivo expiatorio" de un proyecto armado en Washington "como lo fue el golpe de Estado contra Salvador Allende".

Por lo pronto, luego que la detención de Pinochet en Londres permitiera conocer a muchos de los amigos militares del ex dictador, comienzan a filtrarse aquí más datos sobre aquel oscuro pacto de muerte.