SABADO 28 DE OCTUBRE DE 2000
Ť No puede basarse sólo en gravar el consumo, dice
Paquete integral en materia fiscal, plantea el CCE
Ť Propone que se realicen modificaciones al sector energético
Ť El IMEF, en favor de que el impuesto se cargue al consumidor final
Humberto Ortiz Moreno Ť Claudio X. González aseveró que no basta con proponer mayores gravámenes al consumo ni es aceptable una reforma fiscal fundamentada solamente en ese aspecto.
"Se requiere un paquete total, integral", y deberá darse hasta el año entrante, puntualizó el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
En entrevista, González Laporte aseguró que pese a las restricciones presupuestales y financieras en la economía nacional, dentro de las reformas más importantes deben emprenderse con prioridad las de los sectores tributario y energético, aprovechando "la plataforma" económica con que cuenta el país actualmente.
Es preciso, remarcó, dar al cambio estructural básico una serie de prioridades y en primer lugar está la reforma hacendaria integral.
Sin embargo, recalcó el dirigente empresarial que no hay que descontextualizar este proyecto únicamente en la discusión sobre el impuesto al valor agregado (IVA), sino que debe ser una transformación integral, sin perder de vista el sector energético porque, previno, no podemos correr el riesgo de quedarnos sin electricidad.
A juicio de González Laporte, para avanzar en el debate es imperativo "poner el contexto total de la reforma" y puntualizar para qué se necesita, por qué se necesita y aclarar ante la sociedad qué es un paquete total y no nada más centrada en el IVA.
Interrogado sobre la posibilidad de que la reforma fiscal sea discutida en lo inmediato, el líder de la cúpula empresarial hizo ver que ahora no está en la mesa porque, aparentemente, "no se va a discutir sino hasta principios del año entrante."
Por su parte, Francisco Avila Heredia, presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), consideró que el IVA, tomado de la Unión Europea desde hace 20 años, cuenta con la estructura adecuada para alcanzar los objetivos del gravamen al consumo por excelencia, principalmente para que el consumidor final sea el único que absorba el efecto del mismo.
Sin embargo, observó, los diferentes cambios en sus tasas, básicamente por las repetidas crisis económicas, han reducido en forma considerable la recaudación y han provocado problemas en el control de los contribuyentes y en las devoluciones de saldos a favor.
Asimismo, añadió, se ha complicado el cumplimiento de disposiciones referentes al acreditamiento del impuesto trasladado, a la aplicación de normas para los insumos de los exportadores, además de la incorporación de las obligaciones de retención y de ajuste semestral a los pagos provisionales.
Concluyó que para cumplir con la proporcionalidad tributaria, un impuesto debe atender a la capacidad económica del sujeto y sugirió establecer como principio constitucional que a un ingreso superior le corresponda una contribución mayor.