VIERNES 27 DE OCTUBRE DE 2000
Sobrevivieron a explosiones 23 tripulantes, según la nota de un marino
Lenta agonía en el Kursk
Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 26 de octubre Ť En contra de lo que aseguraban las autoridades en su afán de tranquilizar altas conciencias, no todos los miembros de la tripulación del submarino Kursk perdieron la vida en los primeros minutos después de la segunda explosión en la sala de torpedos y al menos 23 de ellos tuvieron una espantosa muerte lenta, atrapados en el fondo del mar.
La operación para recuperar una parte de los cadáveres de los marinos del sumergible nuclear, hundido a mediados de agosto pasado en el Mar de Barents, dio hoy al Kremlin una desagradable sorpresa: puso en entredicho su versión oficial de que era imposible salvar a ninguno de los 118 tripulantes.
Una nota encontrada en el bolsillo del uniforme del teniente coronel Dmitri Kolesnikov revela que por lo menos 23 miembros de la tripulación se refugiaron en el noveno compartimento de popa, con la esperanza de ser rescatados.
Los apuntes manuscritos permitieron identificar a Kolesnikov, lo que no se ha podido hacer con los otros tres cuerpos que ayer fueron sacados a la superficie en una cápsula especial, dado el avanzado estado de descomposición de los restos.
El último relato
"13:15 horas. Todos los tripulantes de los compartimentos sexto, séptimo y octavo nos trasladamos al noveno. Aquí nos encontramos 23 personas. Tomamos esta decisión como resultado de la avería. Ninguno de nosotros puede subir a la superficie. 13:5 (ilegibles los minutos). Escribo a oscuras", anotó Kolesnikov.
Probablemente esos 23 sobrevivientes de la explosión fueron los que golpearon des-esperadamente el casco de la nave, dando señales de vida varios días después de que el sumergible se fue a pique, hasta encontrar la muerte por asfixia, ahogamiento, hipotermia o presión alta.
El propio comandante en jefe de la Armada rusa, almirante Vladimir Kuroyedov, se encargó de dar a conocer el hallazgo de la nota de Kolesnikov, en una reunión con algunas de las viudas de los marinos en la base naval de Vidiayevo.
Sin embargo, el almirante no precisó a qué día corresponden y aceptó que sólo se trata de un fragmento, ya que la nota "es más extensa, pero es de carácter personal: está dirigida a su viuda y consideramos amoral revelar su contenido".
Horas más tarde saltó al ruedo de las declaraciones el vicealmirante Mijail Motsak, jefe del Estado Mayor de la Flota del Báltico, quien dijo que Kolesnikov escribió su carta el 12 de agosto, concluyéndola cuatro horas después de que una estación sismológica de Noruega registró dos explosiones sucesivas, en torno a las 11:30.
Aunque es un testimonio inequívoco en el sentido opuesto, se tiene la impresión de que las autoridades tratan de utilizar el fragmento de la carta de Kolesnikov para demostrar que todos los marinos murieron casi de inmediato, como si no tuvieran otro propósito que apuntalar su versión oficial.
Así se desprende de las palabras de Ilia Klebanov, el viceprimer ministro y presidente de la comisión investigadora de las causas del siniestro, que reiteró esta noche que "los marinos refugiados en el noveno compartimento no tenían ninguna posibilidad de ser salvados".
Fue el mismo Klebanov, de corta memoria, quien aseveró a comienzos de septiembre pasado que "entre la primera y la segunda explosiones no hubo más de 40 segundos, lo que provocó la muerte casi instantánea de toda la tripulación".
Estos tiempos, justificadores de la tardanza con que Rusia solicitó la ayuda de los buzos noruegos, no cuadran con la hora en que comienza el fragmento de la nota escrita por Kolesnikov.
Ningún funcionario ruso ha explicado por qué -de acuerdo con la misma versión oficial- las "señales hidroacústicas" (los golpes en el casco de la nave) se escucharon hasta pasadas las siete de la noche del 14 de agosto, dos días después de las explosiones.
La importancia del hallazgo de la nota de Kolesnikov provocó un alud de declaraciones de personas con acceso a información reservada en torno al hundimiento del Kursk, lo cual rebasó la capacidad de control del Kremlin en el manejo informativo del caso.
De este modo, en San Petersburgo, Igor Spassky, el constructor en jefe del consorcio Rubin, donde se fabrican los submarinos nucleares de ese tipo, opinó de modo diametralmente distinto a los altos mandos de la Armada.
Según Spassky, "la nota de Kolesnikov confirma que era posible salvar a parte de la tripulación". Lo reprodujeron todos los noticiarios vespertinos; en los nocturnos se retiró ese segmento en los canales del Estado y sólo el canal independiente NTV lo incluyó.
Ajeno a las polémicas, el presidente Vladimir Putin se limitó a prometer que "la operación (para recuperar los cuerpos) continuará bajo cualquier circunstancia".
El mal tiempo hizo que se suspendieran las labores en la zona del hundimiento del Kursk. Si las condiciones meteorológicas lo permiten, se reanudarán mañana. Para el sábado está anunciada una ceremonia en que se dará sepultura a los cadáveres, lo cual podría significar el fin de la operación o, tal vez, su suspensión hasta que pase el invierno en el Mar de Barents, cuya inminencia advierten temporales como el que se desató este mediodía.