JUEVES 26 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Comienza encuentro sobre el realizador en la UNAM
Andrei Tarkovsky, poeta del cine que creó su propio mundo
Ť Asumió la música más allá de un acompañamiento: Cazés
Miryam Audiffred Ť El realizador ruso Andrei Tarkovsky sostuvo siempre que en el cine sólo existen dos tipos de directores: los que imitan al mundo en que viven y los que crean su propio mundo. A estos últimos los denominó poetas del cine y, si el creador de filmes como Solaris (1972) y Nostalgia (1983) solía incluir en esta categoría a personajes como Mizoguchi, Bergman, Buñuel y Kurosawa hoy, a casi 15 años de su fallecimiento, él es uno de los principales candidatos a encabezar dicha lista.
Su importante lugar en la cinematografía mundial es incuestionable. Por eso, el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM organizó el encuentro El tiempo, lo místico y lo onírico en la obra de Tarkovsky que comienza hoy, a las 10:30 horas, en la torre de Humanidades.
De acuerdo con el director de este centro, Daniel Cazés, el acto tratará de ofrecer una visión de carácter interdisciplinario de este cineasta que supo hacer de la música algo más que un acompañamiento para lograr efectos tipo Alfred Hitchcock y convertir a la pintura en parte indispensable de su pasión creativa. No por nada sus trabajos fílmicos son considerados esculturas en el tiempo.
Para lograr este acercamiento diverso, el encuentro reunirá a filólogos, filósofos y cineastas como Jorge Ayala Blanco, Georges Voet, Sergio Olhovich y Tatiana Bubnova.
De forma paralela podrán apreciarse cintas como El sacrificio -considerada por muchos su realización maestra-, así como Stalker.
Los cinéfilos y sus fantasmas
De acuerdo con Daniel Cazés, este encuentro propiciará una o varias publicaciones que no sólo reproducirán las ponencias de los participantes. Y es que, aclara el investigador, después de la proyección de cada uno de los filmes se hará una investigación cinedramática enfocada a explorar los ''fantasmas'' que las cintas despiertan en los espectadores, quienes, por cierto, también darán a conocer sus propias reflexiones.
Tarkovsky murió a los 54 años, poco después de asegurar que ya era tiempo de cambiar de línea artística. Como no tuvo la oportunidad de hacerlo, ahora no queda más remedio que acudir a los diálogos de sus películas para desentrañar los rumbos de su mundo.
Así, frases como las consignadas en la cinta El sacrificio pueden marcar la pauta: ''Es pecado todo lo innecesario. En todo caso, nuestra civilización está construida sobre el pecado, una total falta de armonía, un desequilibrio entre nuestro desarrollo material y el espiritual. Nuestra cultura es imperfecta. Nuestra civilización es esencialmente imperfecta. Tendríamos que estudiar el problema y buscar juntos una solución. Quizá ya es tarde... demasiado tarde".
(Para mayores informes del encuentro sobre Tarkovsky llamar al 56 23 00 28.)