JUEVES 26 DE OCTUBRE DE 2000

 


Ť Emilio Pradilla Cobos Ť

La planeación metropolitana existe

La planeación y la coordinación metropolitana existen en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) y han tenido una consolidación importante en los últimos tres años, a pesar de que aún son limitadas en relación a las tareas a cumplir.

Entre 1996 y 1997 se llevó a cabo la elaboración del Programa de Ordenación de la Zona Metropolitana del Valle de México, integrado por las 16 delegaciones del Distrito Federal, 58 municipios conurbados del estado de México y Tizayuca en Hidalgo. Este documento fundamental de política urbana metropolitana se aprobó el 13 de marzo de 1998 con el acuerdo de los titulares de la Jefatura de Gobierno del DF, Gobernación del estado de México y la Secretaría de Desarrollo Social de la Federación, y fue publicado en la Gaceta Oficial del DF del 4 de mayo del mismo año.

El acuerdo señala que las partes "llevarán a cabo ulteriormente las acciones que resulten necesarias, en términos de su propia legislación para la aprobación de los planes, programas y proyectos que se deriven del programa".

Consciente de los cambios económicos, políticos y territoriales ocurridos desde su elaboración, la Comisión Ejecutiva de Coordinación Metropolitana, en su tercera sesión plenaria, celebrada el 6 de marzo del 2000, ratificó la adopción del programa y solicitó a la Comisión Metropolitana de Asentamientos Humanos efectuar la revisión, actualización y refrendo del programa, así como integrar a sus trabajos al gobierno de Hidalgo, proceso que se encuentra en su etapa inicial.

En cuanto al DF, desde principios del 2000 se lleva a cabo la revisión y actualización del Programa General de Desarrollo Urbano, versión 1996 vigente, atendiendo a la obligación legal de su revisión trienal.

La Comisión Ejecutiva se constituyó el 13 de marzo de 1998, mediante Convenio de Coordinación publicado en la gaceta el 23 de marzo siguiente. Está constituida por el jefe de Gobierno del DF y el gobernador del estado de México, quienes la presiden conjuntamente, y por los titulares de las áreas correspondientes a las comisiones metropolitanas; cuenta con un secretariado conjunto. Desde su tercera sesión plenaria, por acuerdo de su presidencia conjunta, incluye a los 16 titulares de las delegaciones del DF y los 28 municipios conurbados, lo cual le da mayor pluralidad, representatividad y eficacia; se estudia la posibilidad de ampliarla a los municipios que se han venido integrando a la ZMVM.

Existen las siguientes comisiones metropolitanas sectoriales: Transporte y vialidad, Seguridad pública y procuración de justicia, Agua y drenaje, Asentamientos humanos, Ambiental, Protección civil, y está en proceso la de Desechos sólidos. En estos tres años, su funcionamiento ha sido una experiencia muy valiosa de pluralismo republicano.

Transmitimos esta información a los interesados para evitar desconocimientos tardíos, olvidos voluntarios o iniciativas que se salen de la norma jurídica y los acuerdos vigentes entre los gobiernos de las entidades federales. Estamos conscientes de las limitaciones de estos instrumentos de coordinación y planeación, que hay que superar mediante su desarrollo y consolidación; lo que parece incongruente, irreal y manipulador es tratar de tirarlos por la borda para inventar otros de corte partidista excluyente como proponen los ediles y delegados del PAN. La Comisión Ejecutiva debe superar su carácter actual, demasiado limitado para enfrentar los retos urbanos, y avanzar hacia la formación de una verdadera autoridad metropolitana, dotada de entes ejecutores, como ha propuesto en varias ocasiones Rosario Robles. Es una necesidad de todas las áreas metropolitanas del país, sobre todo las que se asientan sobre dos o más entidades federales.

Estamos conscientes de que la planeación urbana, profundamente limitada y debilitada por el fundamentalismo del "libre mercado" propio de los neoliberales, debe desarrollarse en un sentido estratégico, de largo plazo, promocional, de proyectos, con instrumentos de acción adecuados a sus fines, superar su sectorialismo, hacerse más democrática, ser acordada con todos los sectores sociales y aplicada después de manera integral. Entonces, hay que aplicar los programas de desarrollo urbano y metropolitano existentes, evaluarlos seriamente y modificarlos con rigor; el camino no es ignorarlos, tirarlos a la basura o inventar e imponer instrumentos adecuados a visiones partidistas particulares y coyunturales.