JUEVES 26 DE OCTUBRE DE 2000

 

Ť Angel Guerra Ť

Cuba: los días contados del bloqueo

El bloqueo de Estados Unidos contra Cuba es una política fracasada, pero aún llevará algún tiempo conseguir su desmantelamiento. Tal es la conclusión que se desprende del acuerdo tomado en Washington por las dos cámaras del Congreso.

Desde hace dos años al menos, existen evidencias plausibles de un consenso antibloqueo en el establishment, que ha reforzado la mayoritaria actitud de la opinión pública estadunidense que fue determinante en círculos de la política y la academia, en los grandes medios de comunicación y en el influyente sector empresarial, donde hay un acuerdo tácito de que el bloqueo no sirve a su fin primordial: rendir por hambre al pueblo cubano y provocar, en consecuencia, la caída del régimen revolucionario. Esta realidad se ha visto confirmada por sucesivas, pero frustradas votaciones de diputados y senadores suprimiendo los obstáculos a la venta de alimentos y medicinas a Cuba.

La elite del poder en el coloso del norte nunca perdonará el tozudo mal ejemplo de rebeldía y autodeterminación de la oveja que se salió del redil hace cuatro décadas, pero comprende que en lo que encuentra otra vía más eficaz para ajustarle cuentas, es hora de hacer negocios con La Habana. De paso --razonarán--, el espejismo del dólar acaso pueda minar eventualmente desde adentro lo que no han podido destruir la subversión en gran escala, la guerra económica ni el fracasado cerco diplomático.

Los agricultores de la Unión Americana desean conquistar un mercado de mil millones de dólares anuales en alimentos; los hoteleros, introducirse en el negocio turístico, que ya alcanzó un millón de visitantes al año; las compañías farmacéuticas y de maquinaria agrícola, recuperar la primacía que una vez tuvieron en la isla. Las primeras, además, buscan obtener la representación internacional de los productos biotecnológicos cubanos.

Ha sido precisamente el lobby de agricultores, golpeado por los bajos precios de sus productos y por años de sequía, el que ha llevado la voz cantante en la cruzada antibloqueo en el seno del Legislativo. Irónicamente una confirmación del criterio de Carlos Marx de que en política lo que cuenta --en última instancia-- es la economía. Y los agricultores casi logran salirse con la suya. Pero cría cuervos que te sacarán los ojos. Hete aquí que la contrarrevolución exiliada, consciente de que está viviendo sus estertores finales, se atraviesa en el camino.

Movidos sus integrantes por un odio zoológico al pueblo del que nacieron, el único culpable en fin de cuentas --debe reconocerse-- de su infortunio, despliega las peores mañas para abortar la moción que habría autorizado la venta de alimentos y medicinas a la isla.

Se valen de la proverbial avidez de los líderes republicanos por los cuantiosos fondos de la mafia extremista de Miami y de la desesperación de los dos candidatos presidenciales por la rapiña disponible. Ninguno se arriesgaría a perder el de origen cubano de Florida. Se autoriza, sí, la venta de alimentos y medicinas a Cuba, pero ésta, a diferencia de Corea del Norte, Libia, Sudán e Irán --también incluidos en la moción-- deberá pagarlos al cash. Nada de créditos para la isla díscola. Tampoco tendrá derecho a vender sus productos a Estados Unidos. Por no mencionar una madeja de disposiciones tomadas contra La Habana a lo largo de los años, y todavía en vigor, que hacen virtualmente impracticable que pueda, aun cuando lo deseara, comprar ni una aspirina en la Unión Americana. Una de ellas, por poner sólo un ejemplo: barco que toque en puerto cubano no podrá ser recibido en un puerto de Estados Unidos.

Como colofón, privan a la Casa Blanca de una de las pocas prerrogativas que le quedaban en relación con la política hacia la isla antillana, y virtualmente prohíben por ley los viajes a ella de ciudadanos anteriormente a discreción del Ejecutivo.

Maravillas de la democracia made in USA. No importa que sea necesario violar los reglamentos y tradiciones del Legislativo ni imponerle a sus miembros mediante un golpe de mano fraguado tras bambalinas una orientación opuesta al consenso ya alcanzado. Para decirlo con palabras de Rosa de Lauro, diputada demócrata por Connecticut: sencillamente, en la oscuridad de la noche, a puertas cerradas, un reducido número de los dirigentes republicanos se aparece con este documento. Un millón marcha en La Habana contra la maniobra. Pírrica victoria de la contrarrevolución que bien sabe que los días del bloqueo están contados. Tiempo al tiempo.