JUEVES 26 DE OCTUBRE DE 2000

Ť Amenazan con realizar un paro nacional de no ver cumplida su solicitud


Burócratas exigen a gritos ante Zedillo el pago del bono sexenal

Ť Ese estímulo no está previsto en el Presupuesto de Egresos, responde el Presidente Ť Pide a los dirigentes actúen con responsabilidad Ť El salón Carranza, testigo de las expresiones de malestar

Georgina Saldierna y Fabiola Martínez Ť Representantes de un millón 680 mil trabajadores del gobierno federal abandonaron su histórica complacencia ante el ''señor presidente'' y en pleno salón Adolfo López Mateos, de Los Pinos, a 36 días del fin de la era priísta le exigieron al jefe del Ejecutivo, Ernesto Zedillo: ''šBono sexenal o paro nacional!''.

Sus líderes, un atribulado grupo de dirigentes de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, quedaron atrapados en las primeras hileras del salón, entre los gritos irreverentes de sus bases y la negativa del mandatario a ceder ante la demanda. El presidente Zedillo había recomendado minutos antes a los demandantes de la tradicional compensación sexenal para la burocracia, que leyeran ''con atención'' el artículo 54 del Decreto Aprobatorio del Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2000, que no prevé erogaciones por este concepto. Deslizó entonces que dicho decreto fue aprobado por la pasada legislatura, de la cual por cierto formó parte como diputado de la bancada priísta el máximo dirigente de la burocracia, Joel Ayala.

Sorpresa e incomodidad

Los gritos de algunos trabajadores de base, situados en las últimas filas, arreciaron: ''šBono, bono, bono! šParo, paro, paro nacional!''. Otras voces se levantaron haciendo trizas un trato protocolario de siete décadas: ''šDe felicitaciones no vivimos!''.

Sorprendido e incómodo, sin los aplausos que siempre recibió en este tipo de actos, el Presidente sólo atinó a decir: ''Yo me comprometí a respetar la ley''. Con una sonrisa forzada, bajó del estrado para estrechar las manos de la cúpula de la FSTSE, que con caras largas no supo, no pudo salir de la difícil situación. La mayoría de los dirigentes estrecharon la mano del Presidente y le dieron la espalda al reclamo de sus agremiados. Solamente uno, el líder del sindicato de la Procuraduría General de la República, Sergio Chico, alcanzó a advertirle: ''Nuestra gente ya no puede más. Nos van a rebasar''. Pero el Ejecutivo volvió sobre sus señalamientos en torno al artículo 54. Y se siguió de frente, acelerando el trámite, intentando poner fin lo más pronto posible al ceremonial de los saludos. Pocos tendían ya las manos y muchos le pusieron mala cara. Enmedio de la tensión, Zedillo apresuró el paso rumbo a sus oficinas privadas.

Todo esto ocurrió durante la inauguración del segundo Consejo Nacional Ordinario de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, que se realizó en la residencia oficial de Los Pinos.

Antes de que el Ejecutivo tomara la palabra le había tocado turno ante el micrófono a Ayala. Envalentonado por las consignas de sus agremiados, quienes de pie gritaban ''šduro, duro, duro!'', el hoy senador pidió que se entregue el bono sexenal de 30 días, aguinaldo de 90 para todos los trabajadores al servicio del Estado, liberación de recursos para vivienda y basificación de miles de empleados eventuales que realizan labores de manera permanente. Solamente por concepto del primer rubro, si estas prestaciones ascendieran en promedio a 3 mil pesos por trabajador, el Estado tendría que erogar 5 mil millones de pesos.

Este bono sexenal, que no está contemplado como tal en ley alguna, se entrega desde 1988 ''por usos y costumbres''.

Frente a Zedillo -a quien llamó ''fiel amigo de los trabajadores''- y a los secretarios de Gobernación, Diódoro Carrasco; de Salud, José Antonio González Fernández, y de Educación, Miguel Limón, el dirigente expresó el ''sentir'' de sus representados y su afán de recibir ''este estímulo económico a quien lo merece, que son los trabajadores, operadores de los programas de gobierno que usted dignamente y atinadamente ha llevado a los mejores sitios como Presidente de la República''.

Para lograr la satisfacción de los requerimientos salariales, Ayala recordó en su deshilvanado discurso el deterioro de los sueldos y resaltó la línea institucional a la que por décadas se plegaron sin chistar los servidores públicos. Sin embargo, no logró conmover al Presidente. En su respuesta, Zedillo les dijo que se analizarán las demandas, pero siempre dentro del marco jurídico en vigor y de conformidad con las condiciones presupuestales aprobadas.

Felicitó a los trabajadores ''por su esfuerzo, entrega, patriotismo y lealtad'', pero les señaló que las percepciones salariales dependen de los presupuestos y de lo que establece el citado artículo 54, que a la letra dice: ''Las dependencias y entidades no otorgarán ningún estímulo, pago o compensación especial a los servidores públicos, con motivo del término de la presente administración del Ejecutivo federal''.

De manera especial, pidió a los dirigentes de los 74 sindicatos agrupados en la FSTSE, que ''con toda responsabilidad se remitan específicamente a ese artículo y se informe a todos los trabajadores al servicio del Estado de lo que establece ese decreto, que fue aprobado por varios de los aquí presentes en diciembre pasado''.

Zedillo también dijo a los sindicalistas que las remuneraciones de los servidores públicos deben ser las determinadas en los presupuestos de egresos de la Federación, según lo establece el artículo 127 de la Constitución. Los dirigentes ''saben muy bien, porque algunos fueron miembros de la 57 Legislatura, que en este año el Presupuesto de Egresos de la Federación autorizado por la Cámara de Diputados... contiene estipulaciones muy precisas, como nunca antes en nuestra historia como República, respecto a las remuneraciones y a los presupuestos en materia de servicios personales''.

Resaltó que en la actualidad se vive en una ''presidencia republicana, de división de poderes, donde yo me comprometí desde el primer día de mi gobierno a respetar y a hacer respetar la Constitución y las leyes que de ella emanan''. Dentro de eso, ''toda la amistad y toda la voluntad política (para los trabajadores)''. Dentro de lo determinado en los presupuestos de egresos de la Federación, ''daremos atención a los planteamientos que tengan factibilidad'', agregó.

Fue entonces que una voz interrumpió el discurso presidencial: ''šBono sexenal''. El jefe del Ejecutivo calló por unos segundos, desconcertado, pero de inmediato volvió sobre su mensaje. Insistió en que ''hay que ver lo que dice el artículo 54. Es muy importante que los dirigentes, con toda responsabilidad, se remitan específicamente a ese artículo y se informe a los trabajadores''.

Pero los empleados ya no se quedaron callados e incluso tutearon al mandatario. Nuevamente se escuchó desde el fondo del salón López Mateos: ''Oyenos, señor Presidente''. Y mientras las consignas siguieron retumbando, los integrantes del Estado Mayor Presidencial abrían paso para la salida del Ejecutivo. Atrás quedaron el dirigente de la FSTSE y los preocupados secretarios de Estado.

En atropellada entrevista, Joel Ayala no se atrevió a fijar su plan de acción y mucho menos a avalar la petición de sus compañeros para iniciar un paro laboral. ''Esto dependerá de lo que resuelva nuestro consejo'', resaltó una y otra vez. Lamentó la posición presidencial: ''Esperábamos en más español su respuesta'', dijo.

Los trabajadores se trasladaron a las instalaciones de la FSTSE, donde analizaron la situación a puerta cerrada por más de seis horas, luego de las cuales decretaron un receso hasta el mediodía de este jueves. El único sindicato que no esperó la resolución del consejo fue el de la Secofi, cuyo dirigente, José Guzmán Gómez, anunció que los trabajadores de la dependencia realizarán hoy un paro de 24 horas en todo el país.

Pláticas nocturnas en Bucareli

Alonso Urrutia Ť Por la noche, el dirigente nacional de la burocracia, Joel Ayala, fue llamado con premura a la Secretaría de Gobernación para reunirse con su titular, Diódoro Carrasco Altamirano. Fue un encuentro de 40 minutos, durante los cuales -a decir del senador priísta- el secretario ofreció abrir la negociación para determinar algunos cauces legales y poder otorgar lo que el líder sindical definió como compensación de los rezagos salariales.

Entrevistado al término del encuentro, Ayala anunció que esta mañana volverán a Bucareli para continuar las pláticas e iniciarán conversaciones con el secretario de Hacienda, José Angel Gurría, con quien analizarán la viabilidad presupuestal del bono.