TRANSPORTISTAS: RAZONES DE FONDO
En la mañana de ayer, varias carreteras principales
del país fueron bloqueadas por miembros de la Cámara Nacional
de Transporte de Carga (Canacar), quienes, después de dos años
de gestiones infructuosas ante la Secretaría de Comercio y Fomento
Industrial (Secofi), optaron por esa medida de fuerza para protestar por
los términos de falta de equidad en que se desarrolla la competencia
con los transportistas estadunidenses en el marco del Tratado de Libre
Comercio.
Mientras que los camioneros mexicanos tienen vedado el
acceso a territorio del país vecino, los transportistas estadunidenses,
por medio de la empresa carguera EASO, operan libremente en México.
Ciertamente, los bloques carreteros, realizados entre
las seis y las once de la mañana en vías tan importantes
como las autopistas México-Puebla y Guadalajara-Zapotlanejo provocaron
graves problemas y dejaron el lamentable saldo de un muerto y varios heridos,
en un accidente automovilístico ocurrido en el marco de la protesta.
Pero sería injusto desconocer que la medida de los transportistas
fue adoptada después de innumerables llamados al gobierno federal
para que resolviera el motivo del descontento.
Para comprender la exasperación de los manifestantes
es preciso recordar que, si por parte del gobierno mexicano el TLC fue
negociado y firmado con un espíritu entreguista, con lo que quedaron
establecidos términos asimétricos e injustos para nuestro
país, la autoridad nacional permite, para colmo, violaciones a tales
términos, en detrimento de los cargueros del país.
El movimiento de los camioneros mexicanos es, por lo demás,
un ejemplo de movilización social de esas que la arrogancia tecnocrática
y neoliberal descalifica como "globalifóbicas": se trata de un sector
que se niega a aceptar su propia extinción y que rechaza políticas
exteriores, comerciales y económicas equivocadas y depredadoras,
mantenidas contra viento y marea durante doce años.
A lo largo del sexenio que está por terminar, el
Ejecutivo Federal ha cumplido a rajatabla los términos del TLC en
lo que se refiere a las obligaciones contraídas por el país,
pero se ha hecho de la vista gorda en ocasiones y asuntos en que los derechos
nacionales no han sido respetados. Ante las numerosas violaciones del TLC
por parte de Estados Unidos --la negativa a permitir el ingreso a los transportistas
mexicanos, el embargo atunero con pretextos seudoambientalistas, las acciones
contra el acero, el cemento, el tomate, el aguacate y las escobas-- las
autoridades mexicanas se han limitado a apelar a los lentos e ineficientes
paneles de controversia. Cabe esperar del gobierno próximo más
resolución y mayor firmeza en la defensa de los intereses nacionales. |