MIERCOLES 25 DE OCTUBRE DE 2000
Ť El fuego habría comenzado en el mezzanine, según un peritaje
Lo peor de la tragedia, en la zona de pista
Ť Descartan explosión como causa del siniestro Ť Sobrecalentamiento de conductores, la hipótesis Ť A mil grados centígrados ardió el Lobohombo Ť Recorrido de La Jornada por el lugar
Elia Baltazar Ť A mil grados centígrados ardió la fiesta en Lobohombo la madrugada del pasado viernes, según dicta el peritaje oficial. El calor fue tal que hasta el tiempo se fundió en las manecillas de los relojes hallados. Porque de la tragedia no sólo cenizas quedan, pues aún se encuentran entre los escombros jirones de tela, una blusa entera en su costura, vasos que resistieron el brindis de las llamas, bolsas de mujer, algunas sillas y mesas sobrevivientes del fuego. De todo ello echan mano las autoridades para devolver la identidad a los nueve cuerpos aún sin identificar
La causa de la tragedia en Lobohombo ya tiene una hipótesis: el sobrecalentamiento de los conductores originó la chispa que devino fuego propagado en un escenario disfrazado de selva de poliuretano. Unos cuantos minutos tuvieron los sobrevivientes para enfilar hacia la única puerta de escape, sólo después de librar el puente movedizo que cruzaba el riachuelo artificial. Otros más debieron descubrir a destiempo que una de las salidas de emergencia no sólo estaba con cerrojo, sino atada por dentro con un trozo de tela y bloqueada por dentro con sillas y mesas. Allí permanecen, victoriosas, sobre las huellas de la desesperación.
El fuego, que fundió vigas y derrumbó el techo, no alcanzó empero lo que pudiera ser el origen del siniestro: en el cuarto que albergaba el cerebro electrónico del lugar, no hay ni señales de humo en sus paredes. Quedan a la vista, en cambio, las tripas de improvisadas conexiones eléctricas, apenas unidas con cintas de aislar. Al menos 30 switches aún identifican sus funciones en trocitos de masking tape: luz de pista, aire acondicionado, efectos en zonas de mesa, sonidos, efectos. La magia de luces vuelta siniestro.
Casi nada quedó a salvo del derrumbe, si acaso la zona del transformador y la cocina, donde los empleados tuvieron como último menú del día sopa de verduras, arroz rojo, almendrado de res, rollo empanizado con ensalada y frijoles. Todo por 25 pesos, según se muestra en el pizarrón de fondo, que también anuncia los precios de los platillos especiales: carnes y pechugas en cualquiera de sus presentaciones, 35 pesos.
Son las evidencias que mandan por tierra la teoría de una explosión, pues hasta el tanque de gas ubicado en la parte superior se recuperó completo. No obstante habrá más que investigar, ya que hubo testigos que escucharon al menos cuatro estallidos.
Lo peor de la tragedia se descubre en la zona de pista, comprimida por las vigas del techo, cercadas por los escombros de mesas y sillas sobre las cuales se extiende el cadáver de lo que un día fueron palmeras borrachas de neón.
Frente a los escombros de la pista, uno se pregunta: Ƒcómo habrán soportado maderas sin fondo fijo ni cimientos el peso de los ritmos tropicosos que alguna vez despidieron en el lugar Oscar D'León o Gloria Estefan, por sólo mencionar dos de los distinguidos invitados cuyo precio alcanzaron los dueños de este antro? Las dudas surgen sólo de mirar el fondo de un pozo que se abre por las heridas de una pista insegura ahora al más leve paso.
Si hubo mezzanine o segundo piso, como quiera, ni rastro quedó de él. Pues fue precisamente en esa zona donde, dicen, se inició el siniestro. No alcanza la imaginación para reconstruir la huida. Pues aun ahora, ya apuntalados los restos de vigas, dudan los pies en avanzar. ƑCómo hicieron para salir de allí quienes lo lograron?
En la zona del bar una botella de licor venció el calor, el resto permanecen agolpadas en una pared, fundidas todas.
De las pertenencias recién halladas habrá de descubrirse la identidad de sus dueños, cuyos familiares aún peregrinan por los patios del Semefo, donde ayer fueron identificadas otras cinco personas.
De todo se ha valido la Dirección General de Servicios Periciales que encabeza Pedro Estrada, para identificar los cuerpos que aún permanecen como desconocidos. Por eso han tomado muestras de sangre a poco menos de 50 personas agrupadas en 18 tipos de sangre.
Y si aún hay desaparecidos, en otro lugar hay que buscarlos, porque las evidencias recabadas por los peritos de la procuraduría capitalina ya no encontraron más restos humanos. Pero el resultado de la indagatoria, así como los delitos que deberán perseguirse se darán a conocer hasta el próximo fin de semana.