MARTES 24 DE OCTUBREE DE 2000

Ť Temen académicos que afecte la investigación


Inquietud en la UAM, ante las nuevas reglas para la docencia

Ť Nada garantiza que mejore el proceso de enseñanza, advierten

María Esther Ibarra Ť El proyecto de nuevas reglas para la docencia de la Universidad Autónoma Metropolita- na (UAM) menciona que la autono- mía implica respetar la libertad de cátedra e investigación, pero aclara que compete a las autoridades de la insti- tución, de manera "exclusiva y libre", planear, definir y aprobar los planes y programas de estudios, los cuales deberán cumplir de forma obligatoria todos los académicos.

De acuerdo con el proyecto Políticas generales y operacionales de docencia, que ayer fue publicado para que la comunidad emita sus opiniones, el mejoramiento de las labores académicas de la UAM requiere que los profesores con "mayor experiencia" den clases desde los primeros trimestres, además de que proporcionen atención individualizada a los estudiantes mediante "asesorías".

Para estimular la labor docente y fortalecer los programas académicos, la propuesta es revisar y actualizar periódicamente los criterios de ingreso, promoción y permanencia del personal académico, y entre cuyas nuevas funciones estaría la de ser "facilitadores" del conocimiento hacia el alumnado.

Con el propósito de desarrollar una "comunidad de aprendizaje" corresponsable, se plantea que los estudiantes de posgrado participen en las actividades educativas y en los procesos de aprendizaje de los alumnos de licenciatura.

Para alumnos consejeros y representantes de organizaciones estudiantiles, las nuevas reglas para los académicos tienen implicaciones como la de desaparecer la figura de profesor-investigador, con la finalidad de que un sector del personal se dedique exclusivamente a la docencia y otro "muy selectivo haga la investigación", señaló Víctor García-Zapata, integrante del Consejo Académico de la unidad Xochimilco.

"Eso de las asesorías o atención individualizada a los estudiantes conllevará a que una parte del personal académico tenga más cargas de docencia y disminuya sus tiempos para la investigación. Al parecer se pretende desvincular ambas actividades y adoptar el modelo existente en la UNAM", estimó Sinuhé Piedras-Gil, consejero del Colegio Académico.

Ese objetivo se complementa, aseguraron ambos consejeros, con la propuesta de revisar las políticas de ingreso, promoción y permanencia del personal académico, como también la evaluación de su desempeño. "Por esta vía las autoridades determinarán quiénes son aptos nada más para la docencia y quienes para la investigación", advirtieron.

En el diagnóstico de "preocupaciones" que encontró la comisión encargada de elaborar el proyecto, se señala la "inexistencia de un ámbito institucional de naturaleza colectiva" para el análisis, la planeación, la gestión y la evaluación de la docencia.

Al respecto, Hugo Aboites, académico de la unidad Xochimilco, advirtió que ese planteamiento lo que en realidad significa es la posibilidad de crear estructuras "paralelas" a los actuales órganos colegiados -consejos divisionales y académicos que funcionan en cada una de las tres unidades de la UAM y el Colegio Académico-, donde además de estar representados los tres sectores de la comunidad, son los espacios para la toma de decisiones sobre los distintos asuntos del quehacer de la institución.

Dijo que si la propuesta es crear una estructura solamente para la docencia esto "traería como consecuencia dejarla aislada o separada de las funciones de investigación y de difusión que en la UAM son procesos íntimamente ligados". La propuesta, agregó Aboites, podría tener como fin evitar que en los órganos colegiados se debatan asuntos o temas vinculados con problemas nacionales, como el conflicto de Chiapas.

En su opinión, con los cambios de los mecanismos de evaluación de la actividad docente se pretende establecer exámenes departamentales por carrera o división que no asegurarán una mayor calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje.