Lunes en la Ciencia, 23 de octubre del 2000



ƑDosis inofensivas?

Vitaminas, medicamentos y estilos de vida

Jalil Saab

vitaminas šDe médico, poeta y loco todos tenemos un poco! Es difícil vencer la tentación de recomendar algún remedio casero, una hierba o, peor aun, una medicina de patente, incluso sin entender su funcionamiento o la dosificación adecuada. La automedicación es un grave problema de salud pública. Si bien es explicable que por ignorancia, o un afán bien intencionado, cualquiera ejerza el papel de médico, no pueden atribuirse las mismas motivaciones a los grandes laboratorios farmacéuticos ni a los medios de comunicación.

Estos últimos lo hacen porque prestan un servicio a un cliente que paga. Pero los laboratorios se publicitan como si vendieran aparatos domésticos, evadiendo la reglamentación que al respecto establecen, o deberían establecer, los gobiernos. Así vemos que un multivitamínico se encuentra al alcance de quien quiera o pueda comprarlo, asumiendo que no le causará daño alguno.

Las vitaminas son compuestos que sin ser proteínas, grasas o azúcares son vitalmente indispensables, aunque se requieren en cantidades minúsculas. Estas juegan un papel importante en las reacciones químicas corporales involucradas, entre otros aspectos, en el almacenamiento y la utilización de energía. Generalmente, las vitaminas no son sintetizadas por el cuerpo humano, a excepción de la vitamina D y la B5.

La fuente vitamínica normal proviene de una alimentación balanceada y suficiente. Por su solubilidad, se dividen en dos grandes grupos: hidrofílicas (solubles en agua) y lipofílicas (solubles en grasas).

En el primer grupo tenemos la famosa vitamina C y el complejo B. La deficiencia de vitamina C produce el escorbuto que sufrían los marinos o las poblaciones sin acceso a verduras y frutas frescas. La avitaminosis, o deficiencia vitamínica, del complejo B ocasiona la imposibilidad de que nuestro organismo rompa las moléculas de polisacáridos para formar glucosa de fácil asimilación.

Asimismo, la falta de vitaminas B no permite el aprovechamiento de grasas y proteínas, el mantenimiento adecuado del tejido muscular y el sistema nervioso; las enfermedades relacionadas son el beriberi y la pellagra.

Las vitaminas solubles en grasa son la A, la D -que se produce y fija con la ayuda de los rayos solares-, la E (antioxidante), a la que se quiere relacionar como rejuvenecedor, la vitamina K con función en el tejido sanguíneo y la coagulación, la biotina en la actividad del páncreas.

Sin embargo, hay que puntualizar que un exceso en el consumo de vitaminas, en especial las solubles en grasas, son igualmente peligrosas para la salud. El consumo no justificado de ellas (hipervitaminosis) tiene dos facetas: las hidrofílicas pueden desecharse mediante la orina, pero las lipofílicas se acumulan en el tejido graso.

La vitamina A en exceso, por ejemplo, puede producir desde un cólico estomacal hasta alargamiento de órganos; los efectos en un feto pueden ser dramáticos.

Las vitaminas no dan energía , pero se compran, a precios elevados, pensando que fortalecen a quien las consume. Muchos de los medicamentos no controlados (antiácidos, analgésicos) están destinados a ocultar sintomatología, misma que podría estar relacionada con padecimientos graves, los cuales quedan eclipsados.

Algunos estudios han demostrado que el uso de fármacos autoadministrados es paralelo a la búsqueda de bienestar o paliativo de un malestar no necesariamente fisiológico.

La promoción comercial de fármacos ha dado lugar no sólo a la automedicación, sino a desviar recursos de investigación hacia rubros que están lejos de resolver los verdaderos problemas de salud de la mayoría de la población mundial.

En Modern Drug Discovery del pasado junio se reportan los gastos que realiza anualmente la sociedad estadunidense en medicamentos. Entre los diez productos más vendidos no aparece ningún antibiótico. Con ventas de 6.6 mil millones de dólares están las drogas contra reflujo gástrico; le siguen los antidepresivos, con 5.8 mil mdd; para controlar colesterol se gastan 5.3 mil mdd; anemia, 1.8 mil mdd; esquizofrenia, 1.5 mil mdd; alergias, 1.5 mil mdd; menopausia, 1.1 mil mdd, y el imprescindible Viagra acumula 670 mdd.

Ello nos indica que en las sociedades posindustriales (y las que intentan imitarlas) los problemas de salud giran alrededor de transtornos nerviosos o la necesidad de sentirse bien, la búsqueda de la eterna juventud y la falsa contradicción entre alimentarse y nutrirse. La vitamina que encontraríamos en un limón de cincuenta centavos es sustituida con una pastilla que nos cuesta cinco pesos, la necesitemos o no. Mientras la anorexia y la bulimia se vuelven epidémicas, aumenta la venta de vitamínicos y suplementos alimenticios.

La pregunta obligada sería: ƑY los males de origen infeccioso o las enfermedades perinatales e infantiles? A modo de respuesta tenemos la opinión de David Gilbert, autor de Lifestyle Drugs. Who will pay?: "Hoy, la tendencia es a invertir dólares en la investigación en el desarrollo de terapias que generen utilidades... encontrar tratamientos para enfermedades tropicales no es económicamente viable. Por eso no se hace".

En tanto, Alan Hillman, de la Universidad de Pennsylvania, dice: "Todos los diseñadores de nuevas tecnologías tienen la capacidad de aumentar la calidad de vida. Todas van a ser muy costosas y, literalmente, nos llevarán a la bancarrota hacia el 2005".

Si eso dicen los opulentos estadunidenses, Ƒqué nos espera a los habitantes del Tercer Mundo? Si en nuestro país no se implementan campañas informativas de nutrición e higiene, y no se apoya ampliamente la investigación biomédica y la biotecnología que aterrice en el sector salud, en pocas décadas la forma más cruel de darwinismo social pasará su guadaña.

El autor es jefe de la Unidad de Docencia del Instituto de Biotecnología de la UNAM

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