Lunes en la Ciencia, 23 de octubre del 2000
Mayra de la Torre Martínez
Bioingeniería: opción para un futuro sustentable
Utilizar microrganismos, células animales o vegetales o enzimas para desarrollar procesos amigables con el medio ambiente para la producción de medicamentos o alimentos, descontaminar o establecer nuevas estrategias, como la terapia génica, es una de las tareas de la bioingeniería y biotecnología, área que se ha convertido en punta de lanza para llevar la aplicación de la ciencia a la vida cotidiana.
En uno de los primeros sitios de este frente se ubica el trabajo de la doctora Mayra de la Torre Martínez, quien desde sus estudios para obtener ese grado, en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del IPN, se distinguió con la obtención de la presea Lázaro Cárdenas, otorgada por haber obtenido el mejor promedio.
"Desde que me inicié en la investigación, me he dedicado al desarrollo de procesos biológicos a partir de la ingeniería, es decir, el diseño de una tecnología disponible para ser explotada comercialmente y el desarrollo de los elementos necesarios para que esto sea posible."
De la Torre, investigadora del Departamento de Biotecnología del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN y actual presidenta de la Sociedad Mexicana de Biotecnología y Bioingeniería, AC, comenzó su carrera en la investigación trabajando con degradación de celulosa, fundamentalmente en el aprovechamiento de bagazo de caña.
Después de una estancia posdoctoral en el Instituto Suizo Federal de Tecnología en Zurich, la investigadora regresó a México para diseñar, construir y empezar el funcionamiento de la planta piloto del departamento en el que trabaja en la actualidad. "Esta es como una fábrica en pequeño en donde se estudian las condiciones para lograr la producción real y se obtiene la información requerida para diseñar a gran escala".
Debido a las dificultades de obtener un financiamiento institucional, De la Torre y su grupo de trabajo comenzaron a realizar proyectos con la industria. Uno de los primeros resultados se reflejó en el establecimiento de las condiciones de fermentación adecuadas para aumentar la producción de un antibiótico.
"Al terminar esto, el sindicato de trabajadores de la industria azucarera nos propuso trabajar con la idea de desarrollar procesos alternativos a la producción de azúcar. El proyecto propuesto era la producción de levadura alimenticia. Se diseñó, construyó y operó una planta con capacidad de producción de una tonelada y media de levadura, destinada a la alimentación de lechones, como sustituto de leche para becerro, en la cría de abejas reina y también en algunos productos para consumo humano, como sopas enriquecidas con proteínas."
De la Torre ha recibido el Premio Nacional de Investigación en Alimentos en bioingeniería de la SEP, la Conasupo, el Conacyt y SARH-Pronal, así como el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de Tecnología y Diseño, y el Premio Manuel Noriega de la OEA en aplicaciones a la ciencia, entre otros.
Trabaja actualmente en el estudio de procesos para la producción de bioinsecticidas y en el control biológico de poblaciones de especies consideradas plagas.
"Los bioinsecticidas son sustancias producidas por microrganismos, que resultan dañinos para los insectos que atacan los cultivos. De esta manera se procura no sólo la utilización de un insecticida para cuidar las cosechas, sino se contemplan diversas estrategias, como el control de las poblaciones de los insectos plagas, de tal forma que la población sea tan pequeña que no cause daños a los cultivos, pero no desaparezca. Es decir, en un esquema de agricultura sustentable".
Uno de los bioinsecticidas con que trabaja De la Torre, es Bacillus thuringiensis, que actualmente es producido en México con la tecnología que desarrolló su grupo, siendo éste el único bioinsecticida fabricado en el país y que promete ser una de las opciones más saludables para conservar los cultivos del país.
Sin embargo, la investigadora también trabaja con hongos que se utilizan en el control de mosquita blanca para proteger los cultivos de algodón, jitomate, soya y con nemátodos que ayudan a combatir la plaga llamada "gallina ciega", que ataca a diversos cultivos.
Finalmente, De la Torre apunta: "Una garantía de que los productos de la ciencia lleguen al mercado es el trabajo conjunto con una empresa, sin olvidar el estudio del conocimiento profundo de los sistemas biológicos involucrados". (Mirna Servín) (Fotos: Omar Meneses)