LUNES 23 DE OCTUBRE DE 2000

Ť Histórico desperdicio de novillos en la minitemporada 2000


En siete años, la empresa aún no encuentra prospectos interesantes

Ť Las peores entradas Ť Aspirantes equivocados Ť Ninguna de la sanciones fue aplicada

Leonardo Páez Ť Otros fueron los años de 25 y 26 festejos por temporada. Hoy, si en la ciudad más poblada del mundo no existe reglamento que contenga la voracidad de dueños de antros, ambulantes ni concesionarios de transporte público, entre otros, tampoco hay razón para que la extemporánea fiesta brava observe normativa alguna.

Por séptimo año consecutivo -se negó a dar la temporada novilleril del 98 en protesta por la publicación de un reglamento taurino que nunca ha cumplido-, la empresa de la Plaza México prosiguió su infructuosa labor en pro del llamado futuro de la fiesta: los novilleros.

Si por labor debemos entender montar nueve carteles a partir de simpatías, recomendaciones e improvisación, sin atender al desempeño y evolución en plazas de los estados de quienes aspiraban a presentarse en el supuesto coso máximo del país.

Problemas con la ley

Al entrar en funciones Eduardo Morales como delegado interino en Benito Juárez, de inmediato fue destituido como veterinario de la Plaza México el doctor Luis Ignacio Montesinos, impuesto por la empresa, que sistemáticamente aprobaba todo animal lidiado en el coso, y nombrados los veterinarios Benjamín Calva y Santiago Aja.

La empresa tenía pensado dar 12 festejos, pero por imponer a su propio veterinario -Javier García de la Peña- e impedir la labor de los designados por la demarcación, ésta le suspendió la cuarta novillada.

Como Calva y Aja prosiguieran con los exámenes post mortem, ahora fueron los dóciles ganaderos quienes protestaron airadamente por los atropellos de la autoridad y decidieron no mandar más encierros a la México, con el propósito oportunista de que el nuevo delegado José Espina destituyese a tan perjudiciales -para ellos- veterinarios, suspendiéndose el noveno festejo de la empresa.

Novilleros sin hambre ni bases

El problema es que el hambre no se aprende, se siente.

En las ocho tardes padecidas por la raquítica concurrencia, sin contar las dos de Telmex y la Oreja de Plata, actuaron sólo 15 novilleros y un rejoneador, algunos con 50 o más novilladas toreadas, e incluso con triunfos en España o a punto de tomar la alternativa, sin que a la postre sucediera algo taurinamente importante, siquiera en el sentido de duplicar la entrada en el siguiente festejo.

Lo que sí se recordará de tan infausto serial es la elevada cantidad de novillos con estilo y bravura que fueron desperdiciados o apenas aprovechados por los actuantes, incluidos, ahora sí, los novilleros de Telmex, a excepción de Carlos García Méndez, quien le cortó las dos orejas al noble Palín, de la ganadería de Hernández Andrés, y de la precoz propuesta en su presentación del rejoneador Jorge Hernández III.

Salvo la medida pero prometedora labor de Ricardo González El Arriero -dos tardes, dos apéndices y la Oreja de Plata-, el resto exhibió carencias sólo proporcionales a sus pretensiones, no obstante el medio centenar de novilladas toreadas de algunos.

Más que de dinero, el problema de las empresas con los aspirantes a matadores, es de criterio para emplearlo y, desde hace años, de falta de sensibilidad para comprender el fenómeno taurino como algo más que un negocito particular.

En estos siete largos años a la empresa de la México le ha faltado visión y grandeza. Es un hecho histórico, no una apreciación amargada.

ƑQué bases técnicas traían esos muchachos que llegaron a la México con medio centenar de novilladas y no pudieron embarcar las embestidas, no digamos estructurar una faena? Fue evidente que los festejos toreados no bastaron para asimilar los secretos de la lidia. Les falta la teoría tauromáquica a cargo de individuos calificados. Es el problema general de la capacitación en México: primero reciben el cargo y luego se preparan para desempeñarlo. Primero se enfundan en un terno de la aguja y luego descubren que no saben torear.

Finalmente, después de los exámenes post mortem, de comprobar falta de edad y manipulación de las astas en varias reses, de suspender una novillada, de denuncias por infracciones al reglamento y a las leyes para la Celebración de Espectáculos y para Funcionamiento de Establecimientos Mercantiles, así como por usurpación de funciones públicas, ni la Benito Juárez ni ninguna agencia del Ministerio Público aplicó las sanciones y las penas correspondientes.