LUNES 23 DE OCTUBRE DE 2000
Ť María Rivera aborda "la pérdida" en su volumen Traslación de dominio 

Todo se cifra en poder plantear preguntas poéticas

Arturo Jiménez Ť Más que sobre la "ruptura amorosa", Traslación de dominio es un poemario que aborda una idea aún más amplia: "la pérdida", aclara de entrada María Rivera acerca de este libro suyo, ganador del Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2000.

Sin embargo, reconoce que este volumen, publicado ya por el Fondo Editorial Tierra Adentro, le representó un reto por tratarse de un asunto "muy manido".

"Me interesaba encontrar las palabras que realmente hablaran sobre el tema, las palabras específicas, que no fueran lugares comunes", agrega la escritora (DF, 1971), quien ya recibió este premio que lleva el nombre del poeta de Cocula, Jalisco, donde naciera hace cien años.

Para el jurado, Traslación de dominio destacó entre los 150 libros participantes "por su solidez y unidad de tono y lenguaje". El lector percibe en él tanto cierta recreación de situaciones amorosas (o desamorosas) como la invención de imágenes. Pero ella considera:

"Uno parte de un sentimiento o de una percepción un tanto vaga, mental, y después viene todo el trabajo verbal: intentar traducir lo que se está pensando, aterrizarlo, a través de las palabras.

"La mayor fortuna es lograr a través de las palabras imágenes novedosas, o mejor, lo más fieles posibles al origen del poema. Y a partir de ese universo mental, personal, poder crear un universo textual autónomo, que pudiera transmitir mi pensamiento."

El río de la melancolía

Traslación de dominio consta de tres partes. De la primera, Cypressus, María aclara que en realidad se trata de un poema fragmentado en varios. "Es como todo un río melancólico. A esta parte le puse Ciprés ante la idea de la melancolía".

El segundo apartado es Para decir lo que es la luz. "También funciona en fragmentos, pero más autónomos. Aquí se trata de recuperar una atmósfera amorosa. Esta es la parte donde el asunto de la ruptura tiene mayor presencia. Lo que buscaba era crear en el lector una sensación de proceso, de transcurso".

El último es Traslación de dominio, que da título al libro. "Ese sí es, en rigor, un solo poema, aunque también presentado en fragmentos. Esta sería la parte más honda, con más preguntas, la más meditabunda".

La constante de los tres apartados, redondea, es una reflexión poética sobre el tiempo, en el sentido de Juan de Mairena: tiempo apócrifo. "Es un pasado completamente inventado, recreado, pero que se basa en ciertos sedimentos de la realidad. El texto es el soporte y absolutamente todo".

--¿A qué formas poéticas recurriste para estas reflexiones?

--Quería un solo poema fragmentado y en verso libre. Y el fragmento debería servir como un respiro al lector para que éste volviera a sumergirse en el texto de nuevo. Es como un encabalgamiento. Buscaba la unidad en el método y la forma.

--Se observa un lenguaje pulido en la elección de las palabras y en la construcción de los versos. ¿Es parte de tu estilo?

--No quisiera definir mi estilo por un libro. Lo que escribo ahora es distinto. Me importa mucho que las metáforas y las palabras estén donde deben estar y que no sobre nada. Una poesía depurada es una de mis preocupaciones fundamentales.

"Depuración en el sentido de que el poema sea mucho más efectivo, eficiente, de golpe. No me interesa embellecerlos de manera gratuita. Busco hacerlos más desnudos pero contundentes. Busco crear poemas en los que se concentre aún más la esencia, que ésta sea ambigua y acepte muchas lecturas."

--¿Qué representa para ti este premio que lleva el nombre de Elías Nandino?

--Un aliciente en mi trabajo, cierta responsabilidad, conmigo y con mi trabajo. Para mí todo se cifra en poder plantear preguntas poéticas.

(El libro se presenta el 27 de octubre a las 7 de la noche, en la Casa del Poeta, ubicada en Alvaro Obregón 73, colonia Roma.)

 


 
 
(sin título) 
 
Ť María Rivera Ť
 
Tirita la llama, con su sombra alumbra 

la ciudad perdida, irremediablemente 

de la Casa, la transparencia del día, 

el agua y la retina. 

  

--El mundo está naciendo-- 

susurra una voz en la primera hora. 

  

Resbala la noche 

sobre manos ensangrentadas: 

  

después, el silencio 

el espíritu solitario 

de quien sabe en la escritura 

una luz inmarcesible: