DOMINGO 22 DE OCTUBRE DE
2000
Tv, radio, periódicos, espectáculos, telecomunicaciones
La globalización está en manos de las compañías trasnacionales que deciden sobre la economía, la sociedad y la cultura. Nueve empresas globales de la comunicación (ocho de ellas estadunidenses) controlan la mayor parte de los satélites, las telecomunicaciones, la televisión, la radio, Internet, el acceso a la información, la industria cultural y el entretenimiento en todo el orbe. En los países pobres forman alianzas estratégicas con gobiernos, políticos, militares y grupos económicos locales, para extender sus negocios. Las desigualdades sociales, económicas y culturales crecen cada día, con millones de personas que no tienen acceso a las comunicaciones modernas
Jesús RAMIREZ CUEVAS
En el cielo hay más de mil satélites comunicando al mundo, que lo mismo se utilizan con fines militares que para la televisión, las telecomunicaciones, la meteorología y la navegación. La mayoría de ellos están controlados por las grandes corporaciones de la comunicación.
La Asociación Mundial de Comunicación Cristiana (WACC por sus siglas en inglés) señala que la economía del libre mercado y los medios de comunicación, las principales fuerzas de la globalización, imponen patrones de consumo y formas de vida en todo el mundo.
"El mensaje monocultural de los medios de comunicación globales le está haciendo a la diversidad cultural lo que la globalización económica y la explotación no sustentable le hizo a la biodiversidad del mundo. Hoy existen más de 5 mil lenguas y culturas en todo el planeta, la inmensa mayoría amenazadas con desaparecer", se afirma en un informe de la WACC sobre la propiedad de los medios de comunicación difundido recientemente.
El matrimonio de la informática, las telecomunicaciones y la televisión con las tecnologías digitales ha provocado una verdadera revolución mundial. Todos los órdenes de la vida serán afectados por esta unión. El impacto de las industrias de la comunicación, las nuevas locomotoras de la economía del siglo XXI, está provocando la separación de la humanidad entre "los info-ricos" y "los info-pobres", entre países del norte hiper-equipados y los subequipados del sur (Ignacio Ramonet, Un mundo sin rumbo, 1997. Debate).
Las políticas neoliberales de libre mercado han abierto en casi todos los países la propiedad de los medios escritos, las estaciones de radio y televisión, así como el cable y la televisión digital y satelital, a los intereses trasnacionales.
En muchos países, la globalización y las privatizaciones de los medios de comunicación generaron una clase global de magnates locales que manejan sectores clave de sus economías nacionales y tienen un enorme poder político.
Robert W. McChesney señala en su libro Rich Media, Poor Democracy (1999) que "la desregulación de la propiedad de los medios, la privatización de la televisión en los lucrativos mercados europeos y asiáticos y las nuevas tecnologías han hecho posible para los gigantes mediáticos establecer redes poderosas de distribución y producción entre naciones. El mercado mediático global ha acabado dominado por las ocho corporaciones trasnacionales que rigen en los medios de Estados Unidos: ATT/Liberty Media, Disney, Time Warner, Sony, News Corporation, Viacom y Seagram, además del gigante alemán Bertelsman".
La lucha feroz por la dominación del mercado continúa entre los nueve gigantes y sus más cercanos competidores. Existen unas 50 empresas que participan del mercado mediático global. La mitad de estas firmas son estadunidenses. El resto son europeas y japonesas. Cada una de ellas es un gigante, ocupando lugares en la lista de las mil mayores compañías del mundo que facturan más de mil milllones de dólares al año. Las estadunidenses: Dow Jones, Gannett, Knight-Ridder, Hearst and Advance Publications. Las europeas: Kirch Group, Havas, Mediaset, Hachette, Prisa, Canal Plus, Pearson, Reuters y Reed Elsevier. Las japonesas, aparte de Sony, son productoras locales.
El mercado global mediático está rodeado por una segunda línea integrada por unas 60 compañías fuertes nacional o regionalmente y que controlan su propio mercado. La tendencia mundial es que las pequeñas empresas son absorbidas por las grandes corporaciones. Hay menos empresas actualmente dominando los medios que hace 10 años.
En los países más pequeños es mayor la severidad con que se imponen los oligopolios. Por ejemplo, Nueva Zelanda, donde la prensa y la televisión privadas son de una filial de la News Corporation de Rupert Murdoch y la corporación del irlandés Tony O'Reilly domina la radiodifusión comercial y la publicación de revistas.
"Expandirse o morir", es el lema de las empresas de la "segunda línea", señala McChesney. Mediaset, la potencia televisiva italiana de Berlusconi, busca expandirse al resto de Europa y a América Latina. El más claro ejemplo es Hicks, Muse, Tate y Furst, la potencia radiofónica, editora, televisiva, cinematográfica y teatral que se ha construido en Estados Unidos y que gastó en 1998 más de mil millones de dólares en comprar medios en México, Argentina, Brasil y Venezuela.
Televisa, O'Globo de Brasil, Clarín de Argentina o el grupo Cisneros de Venezuela están entre las corporaciones más grandes del mundo, dominan el mercado nacional y se expanden mediante acuerdos con grandes corporaciones como TCN o con inversiones bancarias de Wall Street.
Juntas, las corporaciones de primera y segunda línea controlan la mayoría de los medios del mundo: libros, revistas y periódicos; música, producción de televisión; estaciones y canales de cable, televisión satelital, producción cinematográfica, telenovelas. Pero el sistema todavía se está conformando. Nuevas empresas de segunda fila están emergiendo, especialmente en los lucrativos mercados de Asia, y pueden subir hasta ser gigantes mediáticos.
* * *
Los monopolios de la comunicación no sólo controlan la propiedad de la mayoría de los medios, sino que se van apoderando del contenido y la distribución. Son mínimas las diferencias de contenido de los productos de las diferentes firmas, aun si son de japoneses o de estadunidenses. La uniformidad de los gustos se extiende al ritmo que crecen las grandes corporaciones.
Según Robert McChesney, "la hipercomercialización de todas las actividades y el crecimiento del control corporativo traen consigo un contenido político: consumismo, desigualdad de clase, individualismo, son tomados como valores naturales, mientras que el activismo político, los valores cívicos y las actividades no comerciales se ven marginadas".
La industria cultural ha dejado de ser patrimonio de los países para convertirse en una red de trasnacionales que abarca la propiedad, la circulación, la producción y el contenido. Cuando las audiencias parecen preferir lo local, las corporaciones mediáticas globales la integran a su producción. Esto es más evidente en la industria musical.
Los Estados nacionales van cediendo el control a las trasnacionales que comercializan los medios. Hay muy pocos mecanismos de fiscalización de la sociedad sobre los contenidos y las políticas de comunicación. Muchos países han modificado sus legislaciones para permitir la presencia extranjera en los medios de comunicación.
Las desigualdades sociales se profundizan. Las clases medias y altas tienen acceso a los nuevos medios (cable, antenas parabólicas y tv digital, Internet, telefonía celular) como consumidores, y muchos como emisores. Las clases populares (urbanas y rurales) quedan excluidas de los medios en sus países, donde sólo son presentados como noticia (tragedias, conflictos), casi nunca son emisores.
"No hay discusión pública al respecto. No obstante hay movimientos progresistas alrededor del mundo que cada vez hacen más hincapié en el tema mediático como parte de sus plataformas políticas. Partidos de izquierda democrática de Suecia, Francia, India o Australia, Nueva Zelanda o Canadá, proponen reformas estructurales mediáticas para romper las grandes compañías y retoman la idea de medios de comunicación no comerciales", señala Robert McChesney.
*Los magnates info-ricos de los países info-pobres
En los últimos 10 años las comunicaciones se digitalizaron, se consolidaron y se globalizaron. En este tiempo, según la WACC (una organización civil internacional), se ha creado una casta de globalizadores en los países pobres que se han beneficiado de su alianza con las trasnacionales de la comunicación. Estas "vanguardias de la globalización" son grupos económicos regionales que crecieron al amparo del otorgamiento de licencias y franquicias por parte de los gobiernos. Los vínculos estrechos entre políticos, militares (en algunos países), familias ricas y la comunidad de negocios son característica común de empresas de la comunicación en muchas regiones del mundo.
La WACC ha documentado el proceso en varios países. Entre agosto de 1997 y abril del 2000, la WACC realizó reuniones con especialistas de Europa del Este, del Pacífico, del sur de Asia, de Africa y el Caribe, para analizar las tendencias regionales, la globalización de la propiedad y el control de los medios, los capitales extranjeros comprando acciones locales y medios locales adquiriendo interés internacional.
La televisión y la radiodifusión en los países en desarrollo fueron por décadas monopolio de los gobiernos. Las nuevas tecnologías y la trasnacionalización destruyeron los controles oficiales.
La privatización y la apertura nacional a los capitales trasnacionales fueron directrices impuestas por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio. Estos organismos condicionan la ayuda a los países pobres a la aplicación de recortes en gastos públicos y subsidios y a la comercialización de todas las actividades. Los servicios públicos de radio y televisión están entre las primeras víctimas de estas políticas.
*El fin del comunismo benefició a trasnacionales
En Europa Central y del Este la transición de las economías planificadas y de sistemas políticos autoritarios a la democracia occidental y a la liberalización del mercado impuso la privatización de los medios.
El paso de los medios de comunicación controlados por el Estado a la economía de mercado implicó la adopción de un sistema mixto de tele y radiodifusión, donde conviven la propiedad pública y la privada. Los gobiernos privatizaron medios estatales, otorgaron licencias privadas y liberalizaron completamente diarios y revistas.
La televisión fue descentralizada y se internacionalizaron los contenidos. Después se cambiaron las legislaciones para permitir la privatización y la inversión del capital internacional.
Tras la caída del comunismo, los ciudadanos del Este recuperaron el uso y significado de su espacio público, y una explosión de euforia callejera cubrió las calles con carteles, graffitis y manifestaciones. Los medios reaccionaron al proceso de democratización transmitiendo y estimulando los cambios políticos.
Los medios terminaron subordinados a la mitología de la economía de mercado. Algunos nombres de periódicos dan cuenta de ello: Cash en Polonia y Bulgaria, Capital en Rumania, y Businessman también en Polonia. Las elites políticas y de los medios se aliaron para beneficio mutuo.
En Bulgaria, este proceso democratizador estimuló el desarrollo de medios masivos. Surgió una prensa plural y de medios electrónicos alternativos pero ahora la mayoría está en manos trasnacionales. La radio y la televisión nacionales son del Estado y las locales son privadas.
En Hungría la prensa está en manos de extranjeros. Las radios y televisoras locales sobreviven como parte de las cadenas nacionales o las corporaciones internacionales.
En Croacia los medios son privados pero el gobierno utiliza mecanismos de presión económica, administrativa y legal para controlar los contenidos.
En Rumania los medios corren el riesgo de caer en el fenómeno italiano (Berlusconi): una alianza de elites políticas y medios en torno de los mismos objetivos.
En la República Checa, la mayoría de los medios han sido privatizados. Casi todos los periódicos pertenecen al capital extranjero, la mayor parte de las estaciones de radio y los dos canales de tv de alcance nacional son de alianzas locales e internacionales. Macedonia en tres años ha pasado de un solo canal de televisión a más de 210 radios y televisoras privadas, la mayoría extranjeras.
En Eslovenia la preocupación por el monopolio trasnacional en los medios de comunicación llevó a la aprobación del Acta de los Medios Masivos de Comunicación, que impide a individuos, entidades legales, empresas o extranjeros, poseer más de 33% de cualquier medio.
En este contexto, el debate central en la región es la marginación de la sociedad civil en la transición y en la toma de decisiones en relación con los medios. Se plantea como objetivo la democratización de los medios a través de mecanismos de control social sobre políticas y contenidos.
*Pacífico: los gobiernos antidemocráticos son socios
En la región Pacífico hay poco desarrollo de los medios de comunicación. Ahí hay gobiernos autoritarios que poseen, controlan los medios y restringen la libertad de expresión. El único programa periodístico de televisión en la región fue prohibido por el gobierno de Papua Nueva Guinea (PNG), mientras el imperio Murdoch ha extendido allá su mundial SkyTV.
Las islas Fiji y PNG son los únicos países que han desarrollado sus comunicaciones. Murdoch es dueño de los diarios Fiji Times y Post Courier de PNG, C&W y grupos de telecomunicaciones de Australia y Nueva Zelanda poseen otra parte. Muchas de las islas de Oceanía ya no son económicamente viables. El Pacífico dejó de ser estratégico para las grandes potencias y los gobiernos de la región compran programas a Australia, Estados Unidos y Francia.
En Tahití, el gobierno colonial francés controla la televisión y la radio. En Fiji, el gobierno compró 44% de las acciones de Fiji's Daily Post antes de las elecciones del año pasado, lo que generó un escándalo nacional. El gobierno controla la televisión, al grado de excluir a la oposición de la cobertura informativa.
*Sur de Asia: capitales globales y locales
En el sureste asiático los grandes sultanes del satélite, los Murdoch y los Maxwell, están expandiendo sus imperios. En contraste, la India, Tailandia, Indonesia y Filipinas tienen magnates locales.
MTV, el canal internacional de música, transformó su programación para ganar el mercado y ahora la mitad de su programación es pop asiático. La globalización se apoya en las culturas locales para generar grandes ganancias.
Japón lanzó en 1998 su primera televisión digital terrestre, que permite la sintonización de 350 canales pagados. Esta superoferta obligará a la comercialización de las televisiones asiáticas.
En la región no hay libertad de expresión. Los gobiernos civiles y militares controlan los medios siendo dueños o entregando licencias a aliados políticos y económicos formando auténticos imperios familiares.
Este es el modelo de Singapur, Indonesia y Malasia. En Singapur se publican ocho diarios, todos pertenecen al Singapore Press Holding, que es dirigido por un funcionario del gabinete de Lee Kuan Yew. Las antenas satelitales están prohibidas. Todos los medios están sujetos a la seguridad nacional interna.
En Indonesia la familia del presidente Suharto mantenía el control sobre la mayoría de los medios y su familia es socia del grupo Gramedia, dueño del diario más vendido del país, Kompas. El ministro Habibe tiene vínculos con el diario Republika y el ex ministro Harmoko con el Pos Kota. En Malasia la liberalización de los medios tampoco afectó el control gubernamental.
En Filipinas, la caída del dictador Ferdinando Marcos provocó el desplome de su control. El número de diarios pasó de seis a 24 y de tres televisoras nacionales pasó a seis. Después de 12 años de democracia hay 156 televisoras, 402 radiodifusoras, 25 periódicos y 200 publicaciones semanales. La mayoría de los medios está en manos de familias ricas y grupos económicos poderosos aliados de multinacionales como Nynex, C&W, Singapore Telecommunications Ltd y Deutsche Telekom. La Constitución filipina prohíbe la propiedad extranjera en los medios pero las sociedades con capital local la ocultan.
La tv filipina está controlada por la poderosa familia López. El grupo López estableció SkyCable, que detenta 60% de los suscriptores del país, aunque las clases medias y altas optan por CNN, HBO y la StartTV de Murdoch. El consorcio López, el más grande del país, abarca medios, Internet y telefonía. Además está la PLDT (antigua empresa de comunicaciones estatal) que pertenece a la familia Cojuangco, de la que forma parte Corazón Aquino. Un tercer imperio familiar, Jiménez, maneja Internet y la segunda cadena de tv.
En Tailandia el gobierno monopoliza los medios de comunicación. Los medios electrónicos son controlados por tres instituciones del Estado: el Departamento de Relaciones Públicas, la Organización Tailandesa de Comunicación Masiva y el Ministerio de Defensa. Controlan 43% de la propiedad de 484 radios y el ejército maneja 139 de ellas. Las cinco televisoras son manejadas de la misma forma pero mientras el Estado deja los programas de entretenimiento a empresarios, monopoliza la producción de noticias.
En el sur de Asia se reforzaron los oligopolios mediáticos (la mayoría grupos familiares) que son al mismo tiempo grupos económicos fuertes. Hay una fuerte comercialización y retroceso de la tele y radio públicas.
En la India los medios de comunicación fueron siempre propiedad del Estado. Después de la independencia se permitió prensa y cine privados pero el gobierno tiene un férreo control sobre ellos.
Las presiones del FMI para liberalizar los medios a cambio de préstamos económicos obligaron a abrir el mercado de las comunicaciones. La aparición de la tv por cable después de la Guerra del Golfo Pérsico y la invasión de programas de la Direct Broadcasting Satellite (DBS) tomó por sorpresa al gobierno. Aunque la tv nacional sigue siendo pública, ahora se busca privatizar el sistema de radios de AM y FM y los servicios de telefonía básica a los grandes monstruos internacionales (AT&T, BT, France Telecom, Bell South y Nynex).
La enorme inversión pública en telecomunicaciones ha provocado la reducción del gasto en educación, atención a la pobreza y en los servicios públicos básicos para la población. Esta expansión le permitió a la industria hindú formar parte de la economía global. En todos los sectores de la economía están surgiendo oligopolios.
Por ejemplo, la familia Ambani y su grupo Raliance controlan dos de los diarios más importantes, agencias de publicidad y de la industria del video. Además tienen acciones en software, hardware, marketing. Hay otros grupos locales como la familia Thapar, que controla dos diarios y está asociada a la Bell South en telefonía celular.
En Bangladesh la televisión es el medio más popular. La única televisora es estatal y emite 60% de los programas y el resto los compra a Estados Unidos, India y Alemania. Pero la televisión por cable volvió más populares a la BBC, CNN y Discovery Channel. El gobierno privatizó la televisión por cable, ahora operan 17 compañías y un canal satelital que transmite a 50 países, ATN BANGLA.
En Pakistán la televisión (PTC), del Estado, fue la primera en comercializarse en Asia. El gobierno permitió una cadena privada, People Television Network, que fue comprada por Shalimar Recording Company y transmite las 24 horas (12 horas de CNN y dos horas de BBC vía satélite). Surgió un canal educativo pero fue rápidamente comercializado.
Existen experiencias de radios alternativas y comunitarias en la región. Mahaweli en Sri Lanka, Chitradurga en la India y Radio Sagarmatha en Nepal. Existe una productora de tv independiente YATV con sede en Sri Lanka, cuyos productos se emiten en varios países asiáticos.
*Africa: una minoría globalizada y...
La descolonización y la globalización en Africa ocurren en medio de severas restricciones estructurales que impiden terminar con el atraso y el aislamiento de la mayoría de la población.
En la parte central y oeste de Africa, la propiedad de los medios es mixta. La prensa está en manos privadas, la tele y la radio son manejadas por los gobiernos, con algunas excepciones en FM y algunos canales de tv.
En la región se combinan la pobreza extrema con el autoritarismo. Sin embargo, en algunos países la escena mediática es comparable con los países desarrollados. En ciudades como Johannesburgo, Cape Town, Nairobi, Lagos, Younde, Abidjan y Kampala, la gente tiene acceso a la televisión satelital, radios internacionales, impresos, información y entretenimiento al mismo nivel que en Europa o América.
Al mismo tiempo, 70% de Africa es rural, carece de electricidad y la comunicación tradicional (el mercado de la villa, festivales tradicionales, troupes de danzarines, mascaradas) y las formas colectivas y comunales de propiedad siguen siendo habituales. Los gobiernos de la región están comenzando a controlar el acceso a Internet y el costo de instalación de un teléfono es prohibitivo (por ejemplo en Nigeria cuesta más de un año de salario de un profesor).
Existen gobiernos autoritarios civiles o militares, en Guinea Ecuatorial, Chad, Gabón, República Central Africana, Congo, República Democrática del Congo, Rwanda, Burundi, Camerún que reciben apoyo del exterior. Controlan los medios y recurren a estrategias dictatoriales: intimidación y coerción, cooptación y control, clientelismo.
La economía global ha promovido la creación de emisoras privadas en Gabón, Gambia, Liberia y Swazilandia con emisiones de la BBC y RFI. Existen 72 estaciones de radio privadas y comerciales (muchas con capital foráneo). La mayoría son rurales y están en Burkina Fasso, Mali, Uganda, Nigeria, Ruanda y Burundi.
El sur de Africa se ha visto afectado por movilizaciones sociales y populares que terminaron con el apartheid en Suráfrica (país que liderea las tendencias regionales) y las transforma- ciones derivadas de la liberalización económica y la globalización. Autoritarismo, censura y falta de desarrollo de los medios propios acompañan este proceso.
En 1990 se permitió la transmisión televisiva satelital en manos de las trasnacionales. Bostwana y Malawi aún no cuentan con televisión pero ya tienen acuerdos con los grandes conglomerados.
Telkom de Sudáfrica es la compañía más grande. Los oligopolios mundiales están comprando acciones en medios locales. Hay un sector negro que es propietario de medios y que está asociándose con las trasnacionales. Los sistemas públicos se van privatizando a través de la venta de acciones a inversionistas locales y globales. En Tanzania hay dos corporaciones que controlan diarios, publicaciones, televisión y radio.
Suráfrica realiza esfuerzos para democratizar y pluralizar los medios que estaban controlados por blancos. El mercado de diarios en inglés y africaaner manejado por un duopolio, Anglo American Corporation, y la radio y televisión en manos del Estado (SABC), han sido utilizadas como instrumento de control político y racial.
Estos esfuerzos han chocado con las inversiones y propiedad de grupos extranjeros de los medios (especialmente CNN y Sky de Estados Unidos y The Guardian de Gran Bretaña). El sistema público de radio y tv (SABC) enfrenta por primera vez la competencia de medios comunitarios y comerciales.
"Bill Cosby y Nelson Mandela convivieron en el imaginario popular surafricano. El artista negro más popular de la tv surafricana de los ochenta y el líder del CNA, prisionero y censurado en los medios. La aparición de la tv en 1976 y la radicalización de las protestas en Soweto. Pocos lugares en el mundo experimentaron masivas protestas sociales al tiempo que se introducía en gran escala la televisión, como pasó en Sudáfrica desde mediados de los setenta", escribió Ron Krabill en su ponencia en la WACC.
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"La democratización de los medios debe proveer oportunidades de acceso igualitarias para todos los ciudadanos, y la separación de poderes debe establecer un balance democrático entre las esferas política, económica y cultural, como fuentes específicas de integración social y desarrollo", dice Slavko Splichal en el informe de la WACC.
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La Asociación Mundial de Comunicación
Cristiana realizará el seminario "La propiedad de los medios y
el acceso ciudadano en América Latina", del 8 al 10 de
noviembre en la ciudad de México.
En la región caribeña dominan los medios de comunicación de Estados Unidos. La WACC analizó esta trasnacionalización de las comunicaciones. La Iniciativa Caribe (CBI) promovida por Estados Unidos (introducida junto con la invasión de Granada en 1983) promovía el cambio de la vía militar por la diplomacia y acuerdos comerciales que favorecían al mercado estadunidense.
Los Estados transfirieron las telecomunicaciones nacionales a la empresa trasnacional británica Cable & Wireless en todos los países angloparlantes (salvo Trinidad y Tobago; Guyana, donde Atlantic Tele Network tiene el monopolio; y Belice, donde el Estado controla los medios). La C&W tiene licencias exclusivas en 15 países caribeños, opera telepuertos procesadores de datos y controla el acceso de toda la región a satélites como Intelsat.
La CBI ha impuesto la ortodoxia neoliberal. C&W tiene garantizados 25 años de monopolio en Jamaica en servicios de telecomunicaciones (con posibilidades de renovar 25 años más). Los flujos de noticias en el Caribe están dominados por las agencias internacionales Reuters, UPI y France Presse.
En los medios electrónicos, CNN domina las noticias que entran y salen de la región. BBC, Voice of America y Deutsche Welle también mantienen una fuerte presencia en el Caribe. Hay medios caribeños controlados por empresarios hindúes y sirios y por trasnacionales como Sony, El Mundo o Mc Eneary.
La situación geográfica del Caribe (islas con poblaciones pequeñas) ha convertido la región en un laboratorio sobre los efectos de las nuevas tecnologías de la comunicación en sociedades enteras. La transmisión directa vía satélite (DBS) desde Estados Unidos ha sido una realidad desde los años 70 y existe un alto consumo de antenas receptoras de televisión.
La desregulación estatal contribuyó a la colonización estadunidense. El mayor cable de fibra óptica une a Florida con Dominicana, Jamaica, Puerto Rico y Colombia.
Puerto Rico tienen el mayor número de radios por kilómetro cuadrado (120), y en Belice, donde cualquiera está autorizado a tener una radio, hay 24 canales de televisión por cable. En Guyana la mayoría de medios operan sin licencia. Las políticas neoliberales han provocado un crecimiento de las radios comerciales extranjeras: en Trinidad y Tobago de tres radios pasó a 14 en pocos años, y Jamaica, de tener dos ahora hay 11 radios.
Jamaica constituye el caso extremo del abandono estatal del servico de telecomunicaciones. El gobierno privatizó las radios de FM y su estación de televisión, pero mantuvo una estación en AM.
Los servidores de Internet han crecido. Puerto Rico tiene 264, siendo uno de los países más cableados del globo. Aun los países con varios proveedores tienen que comprar su acceso a través de C&W. Sin embargo, la reducción de costos en tecnologías de comunicación contribuyó al lanzamiento de iniciativas comunitarias, particularmente de prensa y radio.