SABADO 21 DE OCTUBRE DE 2000
* Luis González Souza *
ƑNeomilitarismo estadunidense?
La potencia única en el mundo de la posguerra fría ųademás, potencia vecinaų se apresta a renovar su gobierno este 7 de noviembre. El martes pasado culminó el ritual de los debates entre los candidatos presidenciales. Esta vez fueron tres (Massachusetts, Carolina del Norte y Missouri) entre los candidatos de los dos partidos de siempre: Al Gore, del Partido Demócrata (en el poder con Clinton desde 1992), y George Bush Jr., del Republicano.
Los observadores que sobreviven en esta campaña, la "más cerrada" pero también la más aburrida de las últimas décadas, centran sus debates en determinar cuál candidato ganó el debate. Unos aseguran que Gore, otros que Bush, y otros más que ninguno. A nuestro entender, un ganador incuestionable fue el partido ųinexistente pero superpoderosoų del militarismo. Es decir, el que articula los intereses de todos aquellos que lucran con el negocio de las armas, las guerras y la muerte. Y ello debería preocupar a todos los amantes de la democracia, dentro y fuera de EU.
En este asunto del militarismo, las coincidencias entre Bush Jr. y Gore fueron abundantes y precisas a lo largo de sus tres debates. Ciertamente, se registraron matices sobre los casos que ameritarían una intervención armada y sobre las mejores formas de mantener la hegemonía militar de EU en el mundo. Pero hubo total acuerdo en hacer todo lo necesario para mantener esa hegemonía, y en seguir utilizándola cual gendarme, redentor, o lo que sea, del mundo. Ambos prometieron, pues, un suculento presupuesto ųarmas modernas, buenos salarios y demásų para los miembros de las fuerzas armadas (y suculentas ganancias para los mercaderes de la guerra).
De modo que gane quien gane la presidencia de EU, el militarismo seguirá fortaleciéndose, lo mismo que la paradoja más punzante de la gran potencia: un campeón mundial de la democracia sostenido con base en armas, guerras e intervenciones donde sea, con o sin "derecho de injerencia". Casi lo mismo acaba de declarar el vocero del gobierno estadunidense en la cuarta Cumbre Militar de las Américas ųhija disimulada de las cumbres del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA)ų recién concluida en Manaos, Brasil. Se dijo ahí que el controvertido ųy sin duda militaristaų Plan Colombia seguirá adelante "con o sin la solidaridad" (léase, también, anuencia) de los demás países.
Así, el renovado militarismo estadunidense encuentra en América Latina su primer y principal recipiente. Ya cuenta con justificación conceptual: la "seguridad hemisférica". Y ya trae un vuelo incluso más veloz que el del ALCA. Mientras que el diseño comercial nacido en Miami en 1994 apenas intentará cuajar en su próxima cumbre de Quebec, en abril de 2001, el diseño militar ya lleva cuatro cumbres, habiendo comenzado con la de Williams- burg en 1995, si bien con el elegante nombre de Conferencias Ministeriales de Defensa de las Américas.
Como sea, la paradoja de una democracia militarista es insostenible. Tarde o temprano vencerá alguno de los polos: el del militarismo o el de la democracia. Esperamos que, por el bien de todos, triunfe este último. Sin embargo, hoy no es lo más probable. Otra coincidencia muy clara en los debates Gore-Bush Jr. tuvo que ver con su respaldo a la pena de muerte. Y ésta es un exabrupto para la doctrina de los derechos humanos, del mismo modo en que éstos son el primer sostén de cualquier democracia.
Y todavía hay más evidencias de que el militarismo, sobre todo visible en la política exterior de EU, le está ganando la batalla a la democracia que en particular rodea a su política interior. Otros derechos fundamentales, como la salud y la educación, han dado lugar a los planteamientos más obsesivos tanto de Bush Jr. como de Gore. Ya casi sólo faltan promesas recurrentes sobre el derecho a la alimentación para confundir las campañas estadunidenses con las de cualquier país tercermundista.
"Cuando el río suena, agua lleva". Cuando tanto hablan los candidatos presidenciales de salud, educación, criminalidad, seguridad y demás, es porque EU no está avanzando mayor cosa en derechos humanos. Lo que en cambio sí avanza con toda claridad es el militarismo, antítesis de toda democracia. Ojalá nuestros buenos vecinos rectifiquen a tiempo. [email protected]