SABADO 21 DE OCTUBRE DE 2000

 
 
 

Ť Mayoría de socios pone fin a 24 años de gestión


Destituyen a Díaz Redondo de la dirección de Excélsior

Ť Anuncian auditoría para determinar responsabilidades

Humberto Ortiz Moreno Ť Los gases lacrimógenos lanzados a los cooperativistas para impedir su acceso al edificio no lograron que, luego de casi cinco horas de acalorada asamblea, una mayoría abrumadora de cooperativistas suspendiera indefinidamente y destituyera a Regino Díaz Redondo de la presidencia del Consejo de Administración y de la dirección general del diario Excélsior, junto con nueve de sus más cercanos colaboradores, sin que por ello evada su responsabilidad en el presunto manejo irregular de las finanzas.

diaz-regino-jpgAl mismo tiempo, la asamblea nombró un consejo editorial y un órgano colegiado de administración, ambos provisionales, que anoche mismo determinaron volver al antiguo formato del rotativo y rechazar la venta del medio informativo. Fue designada una comisión que intervendrá las cuentas bancarias bajo la firma de los ejecutivos removidos y manejará temporalmente los escasos fondos.

En las primeras horas de hoy, Patricia Guevara, Alfonso Millares y Manuel Noguez, miembros del nuevo consejo editorial, se presentaron ante el Ministerio Público para iniciar una averiguación previa contra los directivos depuestos.

La plenaria anunció una auditoría externa inmediata a las finanzas del periódico para transparentar la contabilidad y determinar las responsabilidades en que pudieran incurrir los siguientes funcionarios:

Juventino Olivera López, gerente general; Rodolfo Flores Rivera, gerente; Ricardo Pérez Gutiérrez, presidente del Consejo de Vigilancia, y Melchor Villagómez, subgerente.

Bajo fe del notario 18, Alejandro González Polo, y de los corredores Mauricio Oropeza y Francisco Castellanos, número 14 y 20, respectivamente, 773 de un total de 943 socios (son mil 485 empleados en total) se integraron en quórum legal, avalado por el propio presidente en funciones, y a fuerza de consignas y gritos de "¡duro, duro!, ¡cuentas claras!", e incluso acusaciones de "¡ratero!" contra Díaz Redondo, impusieron su mayoría para terminar con un mandato de 24 años que, dijeron, vació las arcas de la cooperativa Excélsior.

Desde temprano, en medio de amenazas de represión a toletazos y de que 500 elementos de seguridad custodiaban el inmueble, los inconformes se concentraron frente al número 1 de Bucareli para exigir el ingreso al quinto piso del edificio y participar en la doble asamblea, ordinaria y extraordinaria. El orden del día incluía el anuncio de la venta del diario, a la que se oponían los cooperativistas.

Armando Sepúlveda, suspendido por Díaz Redondo y ayer reinstalado y nombrado por votación unánime como miembro del nuevo consejo editorial, encabezó el movimiento y, para distender la situación, fue invitado a pasar a la sesión plenaria a fin de que expusiera sus puntos de vista.

Pero al intentar trasponer la puerta fue repelido con gases lacrimógenos y empellones que provocaron pánico y enojo en los asambleístas. Entre la confusión, reporteros y camarógrafos sufrieron los estragos de la agresión. A final de cuentas, con ardor de ojos y garganta, todos entraron.

Con Regino Díaz y sus cercanos prácticamente como espectadores en el presidium que desde hace 24 años habían manejado con facilidad, la reportera Patricia Guevara tomó el control de la asamblea, apoyada por Sepúlveda, Alfonso Millares, Eduardo Santos y Manuel Noguez.

Díaz Redondo concedía entrevistas aquí y allá. Se movía nervioso. Y en una de ellas perdió los estribos. No le importaron los discretos codazos preventivos de Ricardo Perete y acusó a Julio Scherer de "calumniador y mentiroso", y de haber "metido votos fraudulentos para ganar la dirección general de Excélsior a Víctor Velarde en la elección interna" de 1968, después de haberlos elaborado en las oficinas de Alfonso Martínez Domínguez, entonces presidente del comité ejecutivo nacional del PRI.

Más tarde, la temperatura de la plenaria subió de tono a tal grado que el hoy ex director de ese rotativo se confrontó vociferante a sus detractores y explotó contra aquellos "que me besaron la mano y ahora me han dado una puñalada por la espalda". Descompuesto, con los lentes casi fuera del pálido rostro, ojos desorbitados, boca seca, se lanzó con todo: "¡Bola de agitadores, perdedores, mentirosos, tarde o temprano se impondrá la verdad!".

De frente se encontró con Armando Sepúlveda y le increpó: "¡Pobre diablo, ratero!" El reportero, en ese momento reinstalado por la asamblea, le reviró: "Hagamos cuentas, a ver quién es el ratero...".

Los ánimos desbordados habían expulsado a Díaz Redondo de la asamblea y de Excélsior. Como dijo no aguantar más los insultos de una mayoría que ya no lo quería más, decidió abandonar la sesión. Pero fue acorralado literalmente por comunicadores y cooperativistas en el camino al despacho que desde ayer debió abandonar.

Los trabajadores eventuales se movilizaron en todas las salidas posibles para impedir la literal huida de Díaz Redondo, quien finalmente decidió quedarse.

En rueda de prensa, el ahora ex director de Excélsior anunció que demandará penalmente a los "cabecillas" del movimiento; advirtió que la crisis del diario es muy grave, que en dos semanas más estaría cerrando y en una ya no tendrá dinero siquiera para cubrir la nómina; aseguró, no obstante, que el rotativo es tan rentable que recibió 10 ofertas de compra.

"No tengo miedo, tengo la conciencia tranquila; no voy a huir ni a esconderme", aseguraba arrellanado en el sillón de piel de su lujosa oficina del tercer piso. "No me moveré de aquí hasta que no lo hagan mediante un memorándum", retaba.

Y en ese momento su deseo se cumplió: Jaime Contreras, Manuel Noguez y Juan Gerardo Reyes entraron al despacho y, ante reporteros, lo encararon para informarle que había sido suspendido y destituido indefinidamente. Díaz Redondo los volvió a tildar de "bola de mentirosos" y exclamó que la asamblea es ilegal. Solamente le recordaron que nadie se había insubordinado antes porque acostumbraba "cortar cabezas".

Alrededor de las 19 horas, el notario y los dos corredores certificaron que Díaz Redondo saliera íntegra y libremente del despacho que fuera suyo durante 24 años.

Por la noche, el nuevo consejo editorial daba forma legal a otra estructura administrativa y periodística de Excélsior, con el acuerdo de celebrar una asamblea extraordinaria para formalizar los cambios y la promesa de una línea ajena a influencias extrañas al diario. Sin embargo, había incertidumbre al explorar las posibles alternativas para capitalizar las deterioradas finanzas de la cooperativa...

La crisis en Excélsior habría motivado que Olegario Vázquez Raña, uno de los postores para adquirir el rotativo, retirara mil millones de pesos depositados en un banco, como prepago de la operación.