SABADO 21 DE OCTUBRE DE 2000

Ť Equivaldría a 2% del PIB la aportación sociocultural de asociaciones religiosas


Facilidades fiscales, piden iglesias al mandatario electo

José Antonio Román Ť Las principales iglesias del país solicitaron al presidente electo, Vicente Fox, se les incorpore al Sistema Nacional de Protección Civil, simplifique su régimen fiscal y procure la deducibilidad de impuestos para los donativos que reciban.

El objetivo de estas propuestas, según el Proyecto de aportación sociocultural de las religiones, es fortalecer el trabajo social que ya realizan las iglesias en la lucha contra la pobreza y la marginación, situación donde la capacidad gubernamental ha sido rebasada con la existencia de millones de pobres.

En el documento se reconoce que las diferentes religiones han desempeñado una intensa, permanente y sistemática labor de asistencia, concientización y promoción social de aquellos sectores sociales excluidos. De manera que su labor reclama un marco jurídico que las apoye y les dé facilidades para que se desarrollen con toda transparencia y eficiencia.

Así, después de considerar que la lucha contra la pobreza y la marginación en México es una tarea que requiere la colaboración de todas las organizaciones e instituciones públicas y privadas, el grupo plural de asuntos religiosos -coordinado por Alberto Ortega, responsable de la oficina de asuntos religiosos del equipo de transición foxista- elaboró dicho documento, con el fin de difundir y fortalecer la aportación sociocultural de las iglesias en el combate a la pobreza y la marginación.

El texto lo suscriben, entre otros, Abelardo Alvarado, secretario general del Episcopado Mexicano; Sergio Carranza, obispo de la Iglesia Anglicana; Fray Francisco Zamarrón, de la Conferencia de Institutos Religiosos de México (CIRM); Mauricio Lulka, del Comité Central de la Comunidad Judía; Enrique Movshovich, del Consejo Interreligioso de México; Jorge Lee Galindo, de la Convención Nacional Bautista; José Hayazaka, de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y el reverendo Fernando Marcín, de la Iglesia Evangélica Misionera del Pacto.

De entre los asesores destacan los sacerdotes católicos Antonio Roqueñí y Alberto Athié, así como Rodrigo Guerra, Adolfo García de la Sierra, Manuel Gómez Granados y Raúl González Schmal.

El grupo plural propone que el presidente electo reconozca que mucho antes de que se planteara una estrategia de crecimiento y desarrollo económico por parte del gobierno, las asociaciones religiosas ya contaban con acciones y proyectos de desarrollo comunitario, mismos que para muchos mexicanos han constituido la única muestra de aprecio, solidaridad y cuidado, ya que la mística que inspira a los encargados de atender la comunidad es un capital social que difícilmente podría ser evaluado.

Con este proyecto, que comprende convenios con estados y municipios, en concordancia con el ejercicio del federalismo, se daría reconocimiento al papel histórico de las asociaciones religiosas, cuyo servicio "se ha soslayado" durante muchos años.

De acuerdo con cálculos hechos por esta área del equipo de transición, la aportación sociocultural de las religiones representa una cantidad cuyo equivalente fluctuaría entre 1 y 2 por ciento del producto interno bruto; esto, si hubiese sueldos, prestaciones y se cuantificaran las donaciones, los servicios y la infraestructura de este contingente.