Ť Aburto realizó en ''un pestañeo'' los dos disparos, señala el informe final
Ni complot ni acción del narco, en el asesinato de Colosio: PGR
Ť Las indagatorias prescriben legalmente a los 35 años del hecho, esto es, en 2029
José Galán y Roberto Garduño Ť La Procuraduría General de la República concluyó ayer las investigaciones sobre el homicidio de Luis Donaldo Colosio Murrieta. El informe final del caso determinó que no hay elementos para sostener la tesis del complot o de una acción del narcotráfico. Como ocurrió con Diego Valadés y Miguel Montes, primeros encargados de la investigación, el fiscal Luis Raúl González Pérez aseguró que Mario Aburto, asesino confeso y sentenciado a 45 años en prisión, realizó ''en un pestañeo'' los dos disparos para terminar con la vida del político sonorense.
La autoridad federal informó que las indagatorias del homicidio prescriben legalmente a los 35 años del hecho, es decir, en el año 2029, por lo que el expediente quedará abierto a cualquier información que permita iniciar nuevas líneas de investigación.
González Pérez, quien en los últimos cuatro años se encargó de las pesquisas, anunció que los trabajos a su cargo culminaron al agotarse todas la líneas que se trazó, porque después de haber buscado ''exhaustivamente'' a otros posibles responsables del hecho, ''hasta ahora no se han encontrado''.
En el Auditorio México, de la PGR, el procurador Jorge Madrazo Cuéllar aseguró que ''no hay nada que ocultar'' en la investigación, y señaló que corresponderá al gobierno de Vicente Fox tomar las decisiones sobre qué hacer con el caso: ''Es de interés nacional que quienes nos sucedan puedan evaluar los resultados que ofrecemos a la luz de todos sus soportes''.
Madrazo Cuéllar agregó que con ese ''importantísimo'' documento, el Ministerio Público Federal ''da cuenta a la sociedad mexicana de la manera en que cumplió con su responsabilidad''. Informó, también, que el equipo de transición del presidente electo, ''quien ya ha conocido algunos de los materiales'', tendrá a partir de ahora todas las facilidades para conocer los inventarios y controles de los archivos. Pero reconoció que cada uno de los mexicanos ''tiene derecho a tener su propia opinión'' de lo que ocurrió en Lomas Taurinas el 23 de marzo de 1994:
''No buscamos convencer a nadie de algo distinto a sus propias convicciones, pero queremos que el juicio de cada uno pueda estar basado en información confiable, pruebas, evidencias e indicios valorados de acuerdo con las reglas previstas en la Constitución, en las leyes. Los invitamos a informarse y a documentarse''.
La explicación
El informe final de la subprocuraduría especial fue entregado al culminarse todas las diligencias ministeriales. La última tuvo lugar el jueves pasado en el consulado de México en Phoenix, Arizona, donde fue tomada la declaración del abogado Romo Béjar, quien había advertido de amenazas en su contra y en contra de Colosio, días antes del asesinato. En aquel lugar dejó un sobre lacrado con sus revelaciones. Sin embargo, el subprocurador González Pérez adujo que dicho declarante ''cayó en contradicciones''.
Desde que tomó el cargo, el 18 de septiembre de 1996, el fiscal especial siguió 27 líneas de investigación, que luego se redujeron a 24, ''para un mejor abordaje metodológico'' del caso. En 1997 fueron concluidas 10 pero 14 seguían vigentes, incluyendo el lugar de los hechos, el momento y la circunstancia del crimen, la videograbación del mitin en Lomas Taurinas, Tijuana, el sexto pasajero y, sobre todo, si hubo o no un segundo tirador, además del entorno político en que se desenvolvía la campaña presidencial. Recordó que la investigación enfrentó momentos difíciles ''cuando los resultados de la misma no coincidieron con las expectativas sociales. No hay peor ciego que quien no quiere ver. Tenemos la convicción de que el asesinato de Colosio, por ser una figura pública y candidato presidencial, alcanzó los grados de un magnicidio... Estos hechos no son frecuentes en la vida de los países. México ha documentado dos de estos casos en el siglo que fenece y, por paradojas del destino, se ha tratado de dos distinguidos sonorenses: Alvaro Obregón y Luis Donaldo Colosio Murrieta''.
Los expedientes del caso, explicó, constan de 68 mil fojas, con la investigación de más de 300 sospechosos, la declaración de casi 2 mil personas y con anexos constituidos por más de 3 mil fotografías. Además, participaron en pruebas y análisis científicos especialistas del Instituto de Investigaciones Nucleares, de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, la de Física y Matemáticas, así como del Centro de Investigación en Computación del Instituto Politécnico Nacional, además de expertos en acústica y miembros de los institutos de Astronomía, de Investigaciones Antropológicas, de Investigaciones Filológicas, así como de las facultades de Ciencias Políticas y Sociales, de Medicina y de la Dirección de Actividades Cinematográficas, todos ellos de la UNAM.
Asimismo, participaron en las conclusiones personal de la Secretaría de Salud, del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, del Instituto Nacional de la Comunicación Humana, del Instituto Nacional de Bellas Artes y del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, la Fábrica de Cartuchos de la Secretaría de la Defensa Nacional, la Procuraduría General de Justicia del Estado de México y especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana.
En el plano internacional, colaboraron en las indagatorias y análisis científicos Yasunobu Yhashi, de la Policía Nacional de Japón; Raúl Roldán, agregado jurídico de la embajada de Estados Unidos en México ?quien fungió como enlace con más de diez expertos de la FBI? y la empresa Taurus International Fire Arms de Brasil, fabricante del arma homicida.
Tres fueron las principales líneas de investigación seguidas. En relación con los cómplices o auxiliadores de Mario Aburto en el lugar de los hechos, la fiscalía señaló que en los círculos sociales donde se desenvolvió Mario Aburto Martínez, no se encontraron pruebas de que hubiese contado con cómplices. Respecto de Othón Cortés Vázquez y Mario Alberto Carrillo Cuevas, conocido como el clavadista, el soporte jurídico con que se procedió a su consignación durante la gestión de Pablo Chapa Bezanilla fue ''notoriamente endeble'', como lo demostró la absolución del primero, y sin que hasta la fecha hayan aparecido indicios que vinculen a Cortés y a Carrillo con el autor material del homicidio, Mario Aburto Martínez.
Igual situación ocurre en los casos de Vicente Mayoral Valenzuela, Rodolfo Mayoral Esquer y Tranquilino Sánchez Venegas: ''Los señalamientos con los que en su momento se apuntaló la tesis de que entre estas tres personas y Mario Aburto existió un lazo previo demostrativo de la acción concertada en el lugar de los hechos, fueron equívocos o bien quedaron desvirtuados''.
El entorno político de la campaña de Luis Donaldo Colosio, con el alzamiento del EZLN y la designación de Manuel Camacho Solís como comisionado para la paz en Chiapas, así como la menor cobertura de su campaña por los medios de comunicación, generó la interpretación de que existía un rompimiento entre el político sonorense y el presidente Carlos Salinas.
La mayoría de los testimonios recabados en la averiguación previa sobre el entorno político coinciden, según el informe, en que el papel de Manuel Camacho Solís en Chiapas fue percibido como de excesivo protagonismo: ''Camacho en sí lo admite, lo trata de justificar por el hecho de requerir mayor fuerza y presencia, como un elemento para la negociación de la paz en Chiapas; sin embargo, su indefinición, al no declarar públicamente si aspiraría o no a la candidatura presidencial, es lo que los testigos identifican como una ambigüedad. Carlos Salinas justifica de alguna manera ese protagonismo para contrarrestar al EZLN en los medios de comunicación, pudiéndose advertir que fue tolerante ante la ambigüedad de Camacho para no deslindarse públicamente de aspirar a la candidatura''.
Eso generó un ambiente de incertidumbre política, a pesar de que la estancia de Camacho Solís en Chiapas fuera una estrategia gubernamental para minimizar la presencia del EZLN. La fiscalía especial del caso concluye que el entorno político que se prefiguró durante la campaña de Colosio no es considerado como causa determinante del homicidio.
Otro de los puntos finos de la investigación fue la sospecha en contra del Estado Mayor Presidencial, particularmente del general Domiro García Reyes y el mayor Eustolio Morán, a quienes se acusó de copartícipes por la vía de la inacción, y que también resultó igualmente inconsistente.
El señalamiento de que los elementos del EMP descobijaron los flancos para que pudiese entrar el homicida, ''no tiene mayor soporte que la especulación de quienes lo suponen. La seguridad que se brindó en Lomas Taurinas fue similar a los otros eventos en que participó Colosio, acorde con las instrucciones del candidato, quien deseaba un contacto directo con sus seguidores, lo que necesariamente implicó que se relajaran las normas operativas a su seguridad''.
La relación Othón-Domiro
En algunos momentos de la indagatoria, refiere el informe presentado ayer, se hizo hincapié en que previo a los sucesos de Lomas Taurinas, Domiro García y Othón Cortés se conocían y tuvieron algún tipo de relación lo cual, según la evidencia recabada, efectivamente sucedió, pese a la negativa de ambos actores. Sin embargo, esa sospecha dejó de tener sentido al comprobarse que Othón no participó en el atentado.
''Acerca de las llamadas telefónicas que hiciera Othón a la residencia oficial de Los Pinos, se ha acreditado que efectivamente hizo tales llamadas tanto a Arturo Corona González, comandante de la Policía Federal de Caminos, como a Ricardo Torres Cota, entonces director de Información de Medios de los Estados de la Dirección General de Comunicación Social de la Presidencia de la República, acotando que eso sucedió en 1995, y en esas fechas el general García Reyes ya no se encontraba adscrito al EMP''.
El informe es prolijo en la descripción de Mario Aburto. Se le caracterizó como un hombre que vive enojado, molesto con la sociedad, con sus circunstancias y hasta consigo mismo. Del autor material del homicidio se mencionan un sinnúmero de versiones que lo hacían pollero en la frontera entre México y Estados Unidos; que vendía drogas sintéticas como cristal, pero, sobre todo, se da énfasis a las ideas de cambio que éste expresaba. En su libro de actas, el homicida refiere: ''La clase trabajadora es explotada por el empresario, abusa mucho de los trabajadores, que les paga muy poco... pretendemos evitar que se siga explotando al obrero y el rico cada día más rico mientras que el obrero siga peor o igual, sufriendo las condiciones paupérrimas''.
Al agotar las 27 líneas de investigación que se trazó, la fiscalía concluyó que ''a ninguno de los miembros de esta subprocuraduría nos queda duda de que Mario Aburto Martínez fue el autor material del homicidio del licenciado Luis Donaldo Colosio Murrieta, lo que además se encuentra debidamente sustentado ministerial y pericialmente, que es el mismo que fue condenado y se encuentra purgando su sanción en el Centro Federal de Readaptación Social de Almoloya de Juárez... El Estado mexicano no ha sido omiso o negligente. La investigación nunca se detuvo, ni en los momentos más álgidos''