PFP: DESCOMPOSICION PRECOZ
El reciente paro de labores de elementos de la Policía
Federal Preventiva (PFP) asignados al aeropuerto capitalino, acto realizado
en demanda de incremento de sueldo y en solidaridad con efectivos de esa
corporación detenidos por su presunta vinculación con traficantes
de indocumentados, y que culminó con el cese de 42 de los que participaron
en la protesta, es un síntoma preocupante de los problemas de disciplina
e integridad en las filas de ese cuerpo policiaco, creado hace apenas 14
meses, pero también de la insensibilidad y la torpeza con que se
han manejado en él las políticas escalafonarias y salariales.
El deterioro moral, disciplinario y operativo que experimentan
las corporaciones policiacas y las instituciones de seguridad dista de
ser un dato novedoso, y en ese fenómeno influyen factores tan diversos
como la gran capacidad de infiltración y corrupción de las
organizaciones delictivas --principalmente el narcotráfico--, la
falta de coherencia en el combate a la delincuencia y la expresión,
en una atmósfera de fin de régimen, de viejos vicios del
sistema político, como el patrimonialismo y la cultura de la irregularidad
que, durante décadas, florecieron en el desempeño del poder
público.
El relajamiento y, a últimas fechas, la dislocación
de la vieja hegemonía política priísta han hecho posible
que salieran a la luz situaciones de ilegalidad y corrientes de descontento
en diversos cuerpos policiales; en este sentido, la crisis de la Policía
Auxiliar del Distrito Federal, sin ser única, resulta por demás
representativa de tales circunstancias. En años y meses recientes,
la opinión pública ha ido familiarizándose con paros,
plantones y otras expresiones de protesta surgidas de instituciones encargadas
de la seguridad pública y privada, así como de la procuración
de justicia.
Con todo, resulta alarmante que en las filas de una entidad
de creación tan reciente como la PFP, y que surgió en medio
de promesas de "excelencia" y de salarios adecuados, se presenten ya, por
una parte, complicidades con grupos delictivos, y por otra, manifestaciones
de protesta por manejos salariales incorrectos. Las explicaciones que ofrecieron
los altos mandos de la PFP sobre el conflicto suscitado en el aeropuerto
son contradictorias e insuficientes, y no despejan la terrible sospecha
de que la flamante corporación reproduce los peores vicios existentes
en otros cuerpos policiales. Si ese supuesto se confirmara, habría
que agregar la conformación de la PFP --junto con el Fobaproa-IPAB
y el Renave-- a la lista de los grandes fracasos gubernamentales del sexenio
que está por terminar. |