PLAN COLOMBIA: EL "NO" DE LA SOCIEDAD
Se realiza en estos días, en la capital costarricense,
un importante encuentro protagonizado por organizaciones civiles de Colombia,
al que asisten también representantes de 37 países y delegados
oficiales de Santafé de Bogotá, Washington y la ONU.
En la reunión, denominada Conferencia Internacional
sobre la Paz en Colombia, que tiene como propósito central impulsar
una pacificación sólida y fructífera en esa nación
sudamericana, se ha generado un amplio acuerdo de rechazo a la aplicación
del llamado Plan Colombia, ideado por el gobierno estadunidense --y aceptado
por el colombiano-- para erradicar los cultivos de hoja de coca y el narcotráfico
y aliviar la pobreza rural.
Desde muy diversas perspectivas, individuos y agrupaciones
sociales, agrarias, sindicales, indígenas, ambientalistas, religiosas
y políticas han señalado los graves peligros que entrañaría
la puesta en práctica del plan referido, así como las inconsistencias
lógicas y los presupuestos falsos de tal programa. Es pertinente,
al respecto, detenerse en tres de los puntos más riesgosos de ese
plan.
Para empezar, el Plan Colombia es, entre otras cosas,
una propuesta de intervención militar de Estados Unidos en la nación
andina, con el consiguiente envío masivo de recursos bélicos.
Tal perspectiva difícilmente podría ser considerada una contribución
a la paz, y generaría, por el contrario, una serie de complicaciones
adicionales en el complejísimo entorno de la violencia en Colombia;
una de ellas sería la internacionalización y el desborde
del conflicto de las fronteras colombianas. Es significativa, a este respecto,
la cautela, si no el rechazo frontal, de diversos gobiernos de la región
--Venezuela, Brasil, Ecuador-- al Plan Colombia.
Por otra parte, el programa establece la erradicación
de cultivos de hoja de coca --de los que subsisten cerca de 300 mil familias
campesinas-- sin ofrecer, a cambio, acciones específicas ni suficientes
de desarrollo regional ni de creación de fuentes de empleo para
los cocaleros. Así, el Plan Colombia constituye la semilla de un
conflicto social de grandes proporciones que, a la postre, acabaría
alimentando las múltiples guerras superpuestas que sufre el país.
Para colmo, buena parte de las expectativas del ataque
a los cultivos de coca se depositan en la aplicación masiva de un
agente biológico --el hongo fusarium-- que podría, se dice,
acabar con las plantaciones de la hierba. Sin embargo, numerosos ambientalistas
y biólogos han señalado el peligro de que la especie a utilizar
se convierta en una plaga nefasta, capaz de propagarse en buena parte de
la Amazonia.
En el encuentro de San José de Costa Rica se han
expresado, en forma organizada y sistemática, muchas otras críticas
al Plan Colombia. Cabe esperar que los gobiernos de Bill Clinton y Andrés
Pastrana sean capaces de escuchar y ponderar tales argumentos y opten por
detener la aplicación de un programa que puede tener consecuencias
catastróficas para el mundo. |