MIERCOLES 18 DE OCTUBRE DE 2000

Ť Habla para La Jornada del estreno de su espectáculo en el Cervantino 


Schoenberg anhelaba causar impacto emocional en sus escuchas: Peter Stein

Ť La producción representa a Italia, no a Alemania, y el crédito es de Maddalena Crippa, aclara

Ť ''Fue el primero que insistió en la invención de una nueva sintaxis para el arte sonoro''

Pablo Espinosa Ť Uno de los acontecimientos mayores de la versión 28 del Festival Internacional Cervantino ocurrirá esta noche en Guanajuato: el estreno en México de Schoenberg Kabarett, producción italiana dirigida por uno de los hombres de teatro más importantes del siglo, Peter Stein, quien no viaja a México pero concedió desde Bergamo, Italia, una entrevista telefónica a La Jornada, en la que explica la sustancia de este espectáculo, brinda todo el crédito a su esposa, la cantante Maddalena Crippa, pide aclarar que éste representa a Italia y no a Alemania, como se anunció, y resume: ''Mi ambición es divertir y demostrar al mundo que Arnold Schoenberg es un hombre de nuestro siglo y que su música, al contrario de la leyenda negra que la hace supuestamente difícil, incomprensible, es profundamente popular y nos puede conmover de igual manera".

El austriaco Arnold Schoenberg (1874-1951) es el fundador de la Escuela de Viena y piedra de toque de la estética musical de nuestra centuria, una vez agotadas las posibilidades expresivas por Gustav Mahler (1860-1911), junto a Shostakovich el último gran sinfonista de la historia. Peter Stein, por su parte, demuestra al mundo la grandeza de Schoenberg, su naturaleza intrínsecamente escénica con Schoenberg Kabarett, a partir de su profundo conocimiento de este autor, del arte de la ópera (Canal 22 transmitió el domingo pasado, en el programa Cien años de ópera que conduce el poeta Eduardo Lizalde, la puesta en escena de Peter Stein a Pelleas et Mellisande, con la batuta de Pierre Boulez, ese monumento operístico de nuestro siglo escrito por Claude Achiles Debussy), a partir de sus colaboraciones con el compositor y promotor del arte del siglo XX, el señor Boulez.

Biografía opuesta a la de Brecht

El señor Peter Stein, en entrevista:

?¿Se propone usted, con este espectáculo, desmontar ese mito formulado en la frase: Arnold Schoenberg, ese gran desconocido?

?Es claro que se trata del padre de la música del siglo veinte, porque fue el primero en insistir en la necesidad de inventar una nueva sintaxis para la música. Restructurarla. Era evidente, de acuerdo con las convicciones de Schoenberg, que ya no había manera de evolución después de los logros gigantescos que mapa-jpghabía hecho Mahler. Seguir el orden de ideas mahleriano hubiera significado quedarse reducido, en el plano musical, al mero papel de epígono. Así que decidió inventar un nuevo lenguaje, con una gramática nueva. Esto por supuesto que entraña un poder inmenso, un esfuerzo enorme y una fortaleza de acero porque es obvio que esa decisión suya conllevaba un destino fatal: no ser respetado, valorado por el público, acostumbrado a lo cómodo, al orden establecido. Si usted inventa en este momento un nuevo lenguaje, nadie lo entendería. Pero él tuvo el valor de hacerlo. Así que se trata de una suerte también de figura heroica en la historia de la música del siglo veinte, y me parece que ahora, a punto de concluir esta centuria, aun cuando él decidió tomar distancia del lenguaje musical existente, resulta claro que él quería ser entendido y rendir un impacto emocional en sus escuchas, que sus obras fueran cantadas, chifladas en las calles de la misma manera como las personas lo hacían con los autores del siglo XIX. Busco, con mi trabajo, confirmar esos anhelos de Schoenberg.

''Así lo he hecho siempre, desde mi primera colaboración con Pierre Boulez, en la puesta en escena de la ópera Moses und Aron (de Schoenberg), en Amsterdam y después en el Festival de Salzburgo. Su música está centrada en un impacto emocional profundo, gran sentido del humor, ironía, entre otros muchos elementos. Así, cuando decidí hacer el espectáculo Schoenberg Kabarett, busqué dirigirme a la gente de teatro y a los interesados en la ópera para presentar al joven Schoenberg quien escribió piezas para cabaret porque, es sencillo entenderlo, des  eaba ser popular, conocido, comunicarse con las personas. Las obras incluidas en mi espectáculo son partituras escritas por el autor para actrices que quisieran interpretarlas en el contexto del cabaret literario, fueron creadas en los meros inicios de este siglo. Pero, déjeme decirle algo: vi el catálogo del festival Cervantino, el booklet y me percaté que Schoenberg Kabarett está anunciado como producción alemana y eso es ridículo porque se trata de una producción italiana, está producida por el Teatro Massimo de Palermo en Sicilia y todos los que participan en la obra son italianos. Yo soy el único alemán ahí, pero mi función no es tan importante en comparación con lo que hace Maddalena Crippa, quien por cierto es mi esposa. La propuse porque ella empezó a trabajar con la partitura de Pierrot Lunaire (de Schoenberg) hace cuatro años.

?Frente a la posibilidad de una idea inmediatista entre alguna parte del público acerca del teatro cabaret en cuanto a una asociación de ideas automática con la obra de Kurt Weill y Bertolt Brecht y dado que Schoenberg entraña ideas diversas, ¿cómo prevendría usted tal equívoco?

?Cierto, se trata de algo totalmente diferente a esa estética. La segunda parte de nuestro espectáculo tiene su ubicación estética en 1901. Para ese entonces ?ríe constantemente Stein? Brecht no era más que un chiquillo. Pierrot Lunaire fue escrita en 1911, cuando Brecht no era sino un escolapio, en cambio Schoenberg estaba concentrado en su labor, con la cual finalmente estableció las bases estéticas de la gran cultura musical europea de nuestro siglo. La suya es una obra imperecedera, mientras que Brecht en Europa ha sido más o menos olvidado ya, debido a que su estilo está totalmente atado a la coyuntura, a la situación del momento y casado con la ideología marxista, la cual ha probado su ineficacia en la segunda parte del siglo veinte. Schoenberg es una persona diferente, de hecho padeció en carne propia los signos ominosos de las ideologías que han dominado el siglo, cuando adolescente vivió el germen del nacionalismo alemán pero tomó conciencia de su identidad judía. Supo que no podía ser alemán, incluso cambió su religión para ser un verdadero judío y después tuvo que dejar Europa, refugiarse en Estados Unidos y despues en Israel, de manera que se trata de una biografía completamente opuesta a la de Brecht.

Buscador de una estética alternativa

?¿Cuál es la esencia que toma usted de las partituras de Schoenberg para cabaret?

?En primer lugar, su cualidad esencial, de que no es el cabaret político ni el estilo agresivo que conoce el mundo. Se trata, en cambio, de un cabaret literario en el estilo que permeó los finales del siglo XIX y principios del XX. Un cabaret literario que combatía el espíritu burgués, que buscaba modelos estéticos alternativos, opuestos a los que detentaban el poder, el dinero, el manejo de la economía. Con esas obras, Schoenberg creó un mundo de fantasía, de juegos literarios, diversión, lo que se vería cristalizado de manera completa en Pierrot Lunaire, obra que resulta muy vigente en sus ideas de fantasía, escape de la realidad, los sueños, los ideales poéticos, la idea de transformación de los individuos, el escape por las drogas y el alcohol. En la segunda parte de mi espectáculo asoma una cierta agresividad debido a estos escapes de la realidad, y en la tercera parte se vuelca nostálgico, el personaje quiere volver a casa, a donde pertenece, a su identidad. Son emociones normales, que perviven aún en nuestro mismo fin de siglo. Esta sensación de pérdida, de nostalgia se convierte en algo intrínseco a la Commedia dell'arte, luego el espectáculo se envuelve en una atmósfera más francesa, para finalmente tornarse italiana, la vuelta a Bergamo. Esa segunda parte es acerca del sexo, la violencia, las pulsiones sexuales, el amor, el deseo, la homosexualidad. Esos elementos incluyen tintes de frivolidad no en el sentido de nuestra contemporaneidad sino en la de principios de nuestro siglo, pero el espectador podrá ver que la diferencia no es tan grande, aunque hoy se trata de algo más vulgar, violento. La diferencia podría ser en todo caso literaria, pero los hechos son los mismos.

Hombre moderno, de nuestro siglo

?¿Cómo arremete usted contra esa leyenda negra que pesa sobre Schoenberg, de que es un autor cuya música es supuestamente difícil de escuchar?

?Eso es lógico, porque cuando decidió destruir la gramática musical tradicional, basada en la armonía e introdujo lo que conocemos ahora como dodecafonismo, sustituyó la armonía por un esquema matemático, así es claro que rompió con los sonidos amables, bonitos, porque era claro que si continuaba produciendo sonidos bonitos no podía hacer algo más de lo que Mahler había logrado, ya no había posibilidades de evolución musical, el único destino posible era hacer música de cine, no más. El estaba consciente del peligro, al introducir un constructivismo sabía que el público acostumbrado a lo cómodo lo iba a abandonar. Pero ese lenguaje que inventó sí fue entendido por otros compositores, de manera que al finalizar el siglo, el mundo está más cercano que nunca al pensamiento musical de Schoenberg. Lo que intento en este contexto es demostrar al público que es posible encontrar diversión, placer, con la música de Schoenberg, esa es la razón por la que elegí su música popular, el cabaret literario. Déjeme decirle que el proyecto es de Maddalena Crippa, no mío, yo sólo le doy una mano, sólo hago algunos arreglos, ciertas luces, pero la esencia del espectáculo es Maddalena. Combinamos entonces esos variados estilos musicales de Schoenberg, desde los más populares hasta aquellos en los que introdujo elementos no armónicos, la música de Pierrot Lunaire, que no es precisamente dodecafónica pero ya en esa partitura introduce Schoenberg, en el contexto armónico, música atonal, libre.

?Así como en Schoenberg, ¿encuentra usted en la obra de sus alumnos, Anton Webern y Alban Berg, también fuentes para hechos teatrales?

?Vi hace cinco años en el Festival de Salzburgo la ópera Woyzzeck, de Berg, y me parece una de las obras más importantes que se hayan escrito para la escena en todo este siglo. Está siguiendo las reglas de Schoenberg, por eso pudo lograr tal poderío, libertad y fuerza dramática viva. Pero si usted analiza también con detenimiento la partitura de Moses und Aron (de Schoenberg) verá, especialmente en el segundo acto, la perfección musical que alcanza, es una música que bien pudo haber utilizado Cecil B. De Mille para algunos de sus filmes, es absolutamente fantástica. Schoenberg admiraba el arte del cine, fue un hombre moderno, un hombre de nuestro siglo, y esto debe ser descubierto y presentado al público y esta es mi ambición.