Ť Montaje con la Compañía Nacional de Teatro bajo la dirección de David Olguín
El atentado, mirada irónica de Ibargüengoitia en el Cervantino
Ť La obra adquiere nueva lectura a partir de los recientes cambios ocurridos en México
Ť Se reconoce que en la política, como en el teatro, las apariencias son contundentes
Renato Ravelo, enviado, Guanajuato, Gto., 17 de octubre Ť En el Festival Internacional Cervantino la mirada irónica del célebre guanajuatense Jorge Ibargüengoitia hizo acto de presencia con su obra El atentado, puesta en escena por la Compañía Nacional de Teatro con una propuesta del director David Olguín.
Se trata de una sucesión de cuadros, pequeños fragmentos fotográficos sobre los antecedentes y consecuencias del asesinato del general y presidente electo Alvaro Obregón. Era la moda, cuando Ibargüengoitia escribió -en 1962- esta obra que adquiere una inquietante lectura a partir de los recientes cambios políticos: el dramaturgo es feroz con el régimen corrupto posrevolucionario, como también lo es con el papel del clero en la vida pública.
El autor de Los relámpagos de agosto, cuyas incursiones en el teatro fueron necios intentos por lograr plasmar en escena lo que en la narrativa desbordaba, humor, ironía, como casi pocos escritores mexicanos, fue apoyado por Olguín en su propuesta con una serie de intervenciones musicales, casi todas oportunas, si bien un poco extensas.
La canción acentúa el sentido fársico del crimen, que por momentos recuerda la descomposición del sistema político mexicano que se dio a partir del asesinato de Luis Donaldo Colosio. Más de un espectador piensa en Mario Aburto, cuando ve el devenir del asesino de Obregón.
Para el historiador Luis González: ''En El atentado, Ibargüengoitia construye su farsa a partir del despiadado México de 1928 y sus purgas generales, su cristiada: una guerra sangrienta como pocas, el mayor sacrificio humano de toda la historia del país".
País de vaivenes
El actor Arturo Ríos, durante la conferencia de prensa, apuntó que una de las características de la Compañía Nacional de Teatro ''es que antes era una sola agrupación con 40 actores. Ahora se trata de tres o cuatro elencos y un total de 70 intérpretes".
Esa flexibilidad permite, por ejemplo, que en El atentado se trabaje con 15 actores. A pesar del tono fársico los actores reconocen un proceso doloroso de identificación de los personajes con esa situación violenta en el país: ''Todas las noches cuando salimos a escena lo que hacemos es preguntarnos quiénes somos".
Y la respuesta visible es múltiple, porque se describe un país de vaivenes, de una gran corrupción: aparece la famosa anécdota de la mano de Obregón, que fue encontrada con una moneda de oro, así como su cínica contestación cuando dijo que él robaba menos porque nada más tenía una mano.
Actúan, además, Moisés Arizmendi, Manuel Poncelis, Alejandro Calva, Ramón Barragán, Silverio Palacios, J. Concepción Macías, Rodrigo Vázquez, Joaquín Cossío y Marco Antonio Aguirre en el juicio ficticio en donde se reconoce que en la política, como en el teatro, las apariencias son contundentes.
Luis de Icaza es un gran obispo ante el que todos se doblan, incluyendo a quien encarna al general Plutarco Elías Calles. Las actuaciones femeninas destacan por esa gracia que requiere el musical: Eugenia Leñero, Norma Angélica, Lourdes Echevarría, Pedro Rodríguez y Verónica Quezada.
ƑNoto usted el brillo de sinceridad que había en su mirada?, pregunta el abogado defensor, quien interroga al equivalente a José León Toral, porque el guanajuatense codificó con otros nombres para rematar con sarcasmo: ''Si alguna semejanza hay entre esta obra y algún hecho de nuestra historia, no se trata de un accidente, sino de una vergüenza nacional".
La parte musical estuvo a cargo, por cierto, de Rodrigo Mendoza, en tanto correspondió al coreógrafo Marco Antonio Silva poner a bailar a los actores, con escenas en las que al ridiculizar a obispos, monjas o políticos, se ponía a tono con el ácido humor de Jorge Ibargüengoitia.
El atentado transformó los personajes en seres humanos, para explicar mejor, para aumentar la indignación y a final de cuentas comprender cómo mucho de lo que se era en las primeras décadas del siglo, y según Ibargüengoitia en 1962 cuando escribió la obra, lo seguiremos padeciendo en tanto no aprendamos a ver la historia de frente, Ƒserá hasta mediados del próximo siglo que se sepa quién mató a Colosio?