MARTES 17 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Sus triunfos nos llevan a luchar por más hacia Atenas 2004, dice Montiel 

Caos tras la entrega de automóviles a los medallistas de Sydney 2000

Ť Soraya Jiménez pidió el reforzamiento de los centros de alto rendimiento Cemar y Otomí

Rosalía A. Villanueva Ť Tras reconocer el enorme esfuerzo y la entrega que mostraron los deportistas mexiquenses en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 ?en virtud de que es la entidad que generó el mayor número de medallas con Soraya Jiménez, Noé Hernández, Fernando Platas, Joel Sánchez y Víctor Estrada, e incluso, a Bernardo Segura, a quien se le reconoció como el campeón simbólico?, el gobernador Arturo Montiel Rojas señaló que esos resultados representan un reto mayor y un estímulo para los jóvenes en seguirlos impulsando en el deporte, "porque los triunfos que ustedes trajeron nos llevan a aspirar y dar más en Atenas 2004''.

deportistas-autos-jpgAl hacer entrega de reconocimientos y premios a los medallistas olímpicos, en la Plaza de los Mártires, en Toluca, el mandatario estatal alabó la labor que cada uno desempeñó en Sydney al lograr la meta deseada, y aunque explicó que no todos ganaron medallas "merecen todo honor, porque se dan y nos dan una lección de entereza y de coraje''.

El gobernador, quien lucía una chamarra deportiva con el logo de su entidad, no escatimó elogios hacia los deportistas olímpicos, a quienes en más de una ocasión, los invitó a seguir adelante poniendo el nombre de su estado y obviamente el de México en alto en el terreno internacional, pues resaltó que esos triunfos permitirán seguir impulsando a más jóvenes del país a igualarlos o incluso superarlos.

Dijo que en el fomento del deporte "requerimos de continuidad, perseverancia y congruencia; no vivimos las mejores condiciones financieras, pero no vamos a dejar por eso de apoyar con becas y estímulos a los mejores competidores. El gobierno debe ser, hoy más que nunca, instancia promotora que estimule, pero la vez que reclame disciplina y rendimiento''.

Iba bien el discurso oficial, pero cuando el gobernador comenzó a entregar placas de reconocimiento, paquetes vacacionales, los seis automóviles y celulares para cada uno de los medallistas, al dirigirse al marchista descalificado en la prueba de 20 kilómetros, improvisó: "Tuve la oportunidad de seguir de cerca la carrera de los 10 mil metros (sic) y junto con la inmensa mayoría de los que estamos aquí vimos cruzar la meta primero a un mexiquense, por eso el otro (coche Focus), por voluntad de ustedes, es para Bernardo Segura''.

Ni el inclemente sol impidió que más de 500 personas, entre ellas, jóvenes de secundaria, a quienes concedieron día de asueto para asistir al "encuentro con los medallistas olímpicos'', esperaran casi dos horas para ver de lejos a los deportistas mexiquenses, que desde el templete enviaban saludos y besos a la multitud que los reconocía, puesto que en primera fila se encontraban los familiares de los deportistas y la plana mayor con las grandes leyendas del deporte olímpico que han colocado su nombre en oro, plata y bronce, como el legendario Joaquín Capilla, Juan Fabila, Carlos Mercenario, Daniel Aceves, Dolores Knoll, Jesús Mena, director del deporte mexiquense, entre otros.

Arriba, junto con Montiel, los medallistas, la delegación mexiquense de 23 deportistas y 15 entrenadores y médicos.

La gente quería escuchar las palabras de sus medallistas, y tocó el turno a la campeona olímpica de levantamiento de pesas, Soraya Jiménez, quien pidió realizar una "gran cruzada estatal con programas de activación física, recreación y deporte''. Solicitó la continuidad del programa para Atenas 2004, reforzando los centros de desarrollo Cemar y Otomí, la consolidación de grupos multidisciplinarios; certificación a escala mundial de docentes deportivos y mayor apoyo económico para los talentos deportivos y entrenadores, además de dar seguimiento a los talentos que surgirán en la próxima Olimpiada Juvenil 2001 que se celebrará en el estado de México.

Lo que había empezado como un homenaje terminó en caos, pues no hubo medidas de seguridad suficientes y la gente comenzó a subir al templete cercando a los deportistas para tocarlos o pedirles autógrafos. Los carros terminaron rayados y con los espejos rotos. Los medallistas salieron como pudieron, mientras las autoridades ya se habían retirado.