MARTES 17 DE OCTUBRE DE 2000

Ť Voz que permanece 


Emotiva actuación de Rocío Dúrcal en el Auditorio

rocio1Arturo Cruz Bárcenas Ť El domingo pasado, la noche se engalanó con la voz en concierto de Rocío Dúrcal, en el Auditorio Nacional, que estuvo repleto para presenciar la belleza, frescura y potencia de esta artista, estrella desde los 10 años. Cuarenta años de experiencia se vaciaron en lo que fue uno de los mejores recitales que halla dado una cantante en español en el foro de Reforma.

Durante más de dos horas, los temas que la han hecho famosa en lo que podría llamarse su segundo aire se esparcieron, creando una atmósfera de romanticismo, de recuerdo; por momentos, de nostalgia y melancolía. Predominaron las composiciones de Juan Gabriel, a quien ella reconoce importante en su trayectoria, que incluye cine, teatro y televisión.

Esa cualidad, la de actriz, le permitió dar cátedra en eso de actuar las canciones. Bailó a lo flamenco, movió las manos cual maja; dos enormes pantallas proyectaron primeros planos de su rostro, con expresiones estudiadas que llegaron a las lágrimas en el último tema, Amor eterno, de Juanga, uno de los más solicitados por el público.

"Cantó como ella", comentó una mujer de unos 50 años; se refería a la frescura de la voz que permanece, como cuando interpretaba Canción de juventud, de los sesenta. Rocío agradeció los aplausos, que la motivan a seguir, "hasta el momento en que haya que retirarse", dijo.

Las piezas de su más reciente disco, Caricias, fueron coreadas. Las baladas cayeron una a una. No es baladí el asunto, pues hablan de ese terreno que filósofos y poetas han tratado de explicar. La pasión no es objeto de razón. "Yo no quiero ser como una sombra en tu vida", interpreta en Luz de luna, una de las pocas que no fueron de Juanga. Otra fue ¿De qué manera te olvido?, en la mejor versión femenina, pues del lado masculino ni quien le llegue a Vicente Fernández.

Una y otra vez regresaban las rolas del divo de Juárez, y Se me olvidó otra vez provocó cosquilleo en el estómago. La interpretación fue sentida, desgarradora.

Cuando cantó Costumbres se escucharon suspiros. Es una de las canciones mejor logradas de Juan Gabriel y con ella Rocío consiguió uno de los clímax.

La cantante hizo una pausa para resaltar la presencia entre el público de Libertad Lamarque, quien de pie agradeció el gesto y saludó al público. Luego, la de Alberto Aguilera.

Acaba el show. La gente sale silbando alguna tonadilla; algunos tararean; otros nada más recuerdan.