MARTES 17 DE OCTUBRE DE 2000

Ť EL ECO Y LA SOMBRA

Voces interrogadas

Arte de por lo menos dos, el de la entrevista; arte a dos voces, Ƒla propiciadora, la interrogada, una aparentemente privilegiada, la otra privilegiada de por sí? tiene las blancas, digamos. Tal una de sus características o curiosidades; una más, la de su carácter siempre intermedio (cuando a la prensa se destina) entre lo oral y escrito, carácter que con sus muy evidentes diferencias (la pertinente aquí: mientras en una se habla para la escritura, en la otra se escribe para o desde el habla) comparte con la carta.

En las mejor logradas, las entrevistas necesariamente son a la vez conversación y obra, lo que sin despojarlas de periodismo tiende a evidenciar lo literario. Pero su mucho tienen también de performance y, en lo que a esto hace, de irrepetibles. Arte efímero, pues, en cierto modo. ƑAleatorio?

Cuando el entrevistado es escritor, tengo la impresión de que la vibración de lo arriba expuesto pongamos sube. Y si escritor también el que pregunta, mayor el compromiso. En beneficio del género acuden, desde luego, la comunidad de intereses y el previsible conocimiento de la labor del otro.

En el libro Versoconverso, editado por Alforja, el Instituto Cultural del Arte y la Cultura de Durango y el CNCA, aparecen entrevistas hechas por escritores a colegas suyos que ''coinciden en ser poetas mayores de 60 años de edad; conversaciones que buscan sentidos al
quehacer poético y al origen de las escrituras" de los entrevistados. Poetas nacidos en México y poetas, que han venido a nacer o renacer como tales a esta tierra.", según escribe José Angel Leyva en la presentación.

Aridjis, Bonifaz Nuño, Castro, Cervantes, Chumacero, Fierro, Gutiérrez Vega, Ibargoyen, Illescas, Labastida, Lavín Cerda, Montes de Oca, Mutis, Nava, Ochoa, Oliva, Renán, Sabines, Sandoval, Segovia y Vitale dejan constancia de su voz desde la perspectiva de cinco mujeres (Posadas, Pulido Herráez, Rivadeneyra, Rodríguez Fernández y Vázquez Valdez) y seis hombres (Anaya, González Dueñas, Leyva, Mestries, Mir y Toledo Oliver).

Versoconverso reconoce una limitación, ''no están todos los que son",
pero no disimula una virtud, ''sí son todos los que están". Sin plantearse como ''paradigma de nada" se entiende como acto de comunión entre quienes de una u otra forma estamos comprometidos con la poesía o la literatura y nos sometemos al placentero oficio del periodismo, lo mismo que al trabajo editorial".

El ejercicio de la amenidad es otra visible nota del volumen (320 páginas). La variedad de tonos, formas de abordaje de los entrevistadores y de ser de los entrevistados, el elemento cordialidad, presente siempre, no obstante alguna reticencia o reparo por ahí al género mismo, hacen de Versoconverso, cuyo subtítulo es Poetas entrevistan poetas, un libro ágil, me atreveré a decir que ''buen conversador".

Tengo desde hace tiempo la impresión de que el lector es el fantasma del libro. La idea me nació en relación con las novelas y quizá inconscientemente de mi amor por la de Rulfo. Acaso no fantasma en este caso, pero sí invitado, invisible, si se quiere, pero siempre atendido, es Ƒse experimenta? el lector de este libro.

Termino, mas Ƒcómo pasar por alto la valoración que del romanticismo hacen Mutis, Segovia, Vitale, y la poca importancia que algunos entrevistados conceden al hecho de ser ellos mismos poetas?

Ť Ricardo Yáñez Ť