MARTES 17 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Está acusado de participar en actos de tortura
Zacatecas: dimite el director de la Policía Ministerial
Ť Existe una averiguación penal en su contra
Alfredo Valadez Rodríguez, corresponsal, Zacatecas, Zac., 16 de octubre Ť Miguel Angel Hernández Muñoz, director de la Policía Ministerial, sujeto a una averiguación penal por su presunta participación en actos de tortura, presentó anoche su renuncia con carácter de irrevocable al gobernador Ricardo Monreal Avila, aduciendo "motivos personales".
La noticia se difundió este lunes en tres diarios locales, según los cuales el mandatario aceptó la renuncia.
Desde hace algunos meses, la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) ha señalado a Hernández Muñoz como responsable de actos de tortura, los cuales habrían sido perpetrados en la sede de la mencionada corporación.
El pasado 8 de septiembre, cuando Monreal se disponía a rendir su segundo Informe de Gobierno ante el pleno del Congreso estatal, la legisladora Edith Ortega Martínez se plantó en la sala de sesiones e inició una huelga de hambre para exigir se acataran seis recomendaciones de la CEDH, según las cuales agentes de la Policía Ministerial, y el propio Hernández Muñoz, debían ser sometidos a investigaciones administrativas y penales, por su supuesta participación en actos de tortura.
Anteriormente, ex policías ministeriales acusaron a Hernández Muñoz de despedir 18 elementos de la corporación por negarse a "cooperar" cada uno con mil 200 pesos, que formarían parte de un fondo para comprarle, como regalo de cumpleaños, una camioneta Suburban, un caballo de los conocidos como "cuarto de milla" y dos monturas.
Hace dos semanas, los ex agentes aseguraron a La Jornada haber sido testigos presenciales de al menos tres casos de tortura al interior de la corporación, así como del robo de maquinaria agrícola y ganado, corroborando así las denuncias ciudadanas hechas ante la CEDH.
El fin de semana pasado, Hernández negó en conferencia de prensa que al interior de su corporación se practicara la tortura, aunque Ricardo Monreal aceptó públicamente, en dos ocasiones, que esa práctica persistía, "aunque aisladamente".