LUNES 16 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Decisivos jonrones de Martínez y Olerud
Seattle derrotó 6-2 a Yanquis y la serie regresa a Nueva York
Afp, Seattle, 15 de octubre Ť Sencillo decisivo de Alex Rodríguez y jonrones consecutivos de Edgar Martínez y John Olerud levantaron los ánimos a los Marineros de Seattle, que vencieron este domingo a los Yanquis de Nueva York 6-2 y se acercaron en la serie por el campeonato de la Liga Americana que aún encabezan los Mulos por tres triunfos a dos.
El fatídico quinto episodio de los Mulos lo abrió el segunda base Mark McLemore con en toque, y le siguió Rickey Henderson con boleto y tras el out de Mike Cameron, Alex pegó sencillo de oro para remontar el marcador y poner a los Marineros al frente 3-2.
A continuación vino el rescate de Neagle, finalmente el derrotado, el relevista Jeffe Nelson, quien fue recibido irrespetuosamente por los bambinazos de Edgar y Olerud, para sellar la pizarra 6-2.
La serie, al ganador de cuatro de los siete juegos, se traslada ahora al Yankee Stadium, un puerto no muy seguro para los Marineros de Seattle, cuyo sexto partido será el martes por la noche, con el duelo entre el cubano Orlando El Duque Hernández (2-0) por los neyorquinos, y John Halama, por los Marineros.
Los Yanquis llenaron las bases en el séptimo capítulo, cuando el relevista zurdo Sarthur Rhodes se complicó el trabajo con boletos a Derek Jeter, Bernie Williams y Tino Martínez, intercalados con un ponche a David Justice, pero después abanicó también a Jorge Posada y al emergente Glenalen Hill, para convertir en un manicomio el Safeco Field, que albergó a 47 mil 802 espectadores.
Un cuarto episodio de dos carreras le había dado ventaja a los Yanquis de 2-1, luego de un despertar ofensivo de tres imparables, incluido un doblete, y una base por bolas, lo que vislumbraba tentativamente la corona liguera número 37 de los Bombarderos del Bronx.
Los Marineros podían haber igualado la pizarra al cierre de esa entrada, pero un espectacular engarce del jardinero central boricua Bernie Williams, por encima de la cerca sobre un largo batazo del zurdo Olerud, silenció como un camposanto al respetable.