LUNES 16 DE OCTUBRE DE 2000
Ť Reconocen la calidad del encuentro en Tijuana
Restituir apoyos a festivales de teatro, solicitan directores
Ť Sexo para todos y Herraduras al Centauro, dos obras presentadas
Ana Lilia Cortés, especial para La Jornada, Tijuana, BC, 15 de octubre Ť Calidad, variedad y organización han caracterizado el quinto Encuentro Regional de Teatro que se realiza en la Sala de Espectáculos del Centro Cultural Tijuana, de acuerdo con directores de diversos grupos participantes.
Estos coinciden también en la importancia que tiene para el mundo escénico este tipo de muestras, por lo cual esperan que se vuelvan a instaurar festivales estatales, en donde ya no se realizan, y que ello propicie el enriquecimiento y la profesionalización teatrales en esas entidades.
Intentan, además, la continuación de corredores culturales que han perdido apoyo y son indispensables para la continuación del desarrollo escénico.
Una de las obras presentadas en la fiesta teatral tijuanense fue El quinto mandamiento, de Dolores Espinoza, dirigida por Alberto Solián, que escenificó la Compañía de Teatro sin Espacio de la Universidad de Sinaloa.
La propuesta estremeció por su crudeza y realismo. Cuenta la historia de tres grupos marginales: uno, de cholos, con presencia en toda la zona norte y la noroeste de la República, quienes tienen un estilo de vestir, una forma de hablar y una manera de defenderse en conjunto.
El segundo grupo es de punks, con su propia manera de identificación, de reunirse y de vivir; en el tercero se descubre que todos somos responsables de la violencia en la que vivimos, "unos porque la provocan, otros porque no hacemos nada".
Otra de las escenificaciones fue Sexo para todos, monólogo de Franca Rame, Jacobo Fo y Darío Fo, versión y dirección de Fernando de Ita, interpretada por Morena González.
La realización teatral logra su objetivo: hacer un trabajo con dignidad artística, en el que se debate ese tema con un total sentido didáctico.
La actriz subió al foro como sexóloga, dispuesta a contestar "todo lo que siempre quiso saber sobre sexo, pero nunca se atrevió a preguntar".
Bella, jacarandosa, coqueta, sensual, provocativa, maliciosa, contoneando las caderas, Morena González se apodera desde el primer momento del escenario, de las miradas y de los deseos.
Anuncia que hablará de "sexo para todos, pero no con todos. Esa actividad que hace posible la vida, y al mismo tiempo la ensombrece. La parte oscura, es la ignorancia".
Acto seguido, pregunta: "ƑDe verdad sabemos todo sobre sexo?" Y habla de las alarmantes cifras de sida en el mundo.
"Por eso, señora, señor, no tengan ningún empacho en darles condones a sus hijos, es mejor regalarles una buena noche que una mala vida. El mejor sexo, es el sexo seguro."
La protagonista aborda el tema de manera franca y muy divertida, sin inhibiciones. Provoca, con su camaleónica actuación, carcajadas de los asistentes al teatro, en la reflexión de temas que en los albores del Siglo XXI siguen provocando polémica: virginidad, violación, eyaculación precoz, fingimiento del orgasmo, masturbación, infidelidad, relaciones sin protección, embarazo.
"Antes de provocar una catástrofe familiar, decidí abortar. ƑQué saben los hombres y quienes hacen las leyes de las presiones sociales, económicas y familiares para tomar esta decisión? Antes de llamar asesina a una mujer, deberían comprender esto. El Papa no lo sabe, špero nosotras, sí!"
Un día después, en Herraduras al Centauro, de Enrique Mijares, la Compañía de Teatro de Ensenada, dirigida por Fernando Rodríguez Rojero, presentó a Pancho Villa desde diversas perspectivas: el caudillo, el héroe, el bandido, la leyenda, el mito, el ser humano.
El autor --premio Tirso de Molina 1997--, en entrevista, habló de su investigación de poco más de cuatro años "para saber quién mató a Pancho Villa.
"Empecé a escribir la obra a raíz de la muerte de Colosio; durante su desarrollo, me di cuenta de que los crímenes políticos son muy similares: siempre hay un chivo expiatorio al que se le dice asesino solitario, y los creadores intelectuales son ocultados, entre cortinas de humo hechas por la misma oficialidad para esconder información".
La Compañía de Teatro de la Universidad de Guadalajara presentó Ambar, de Hugo Iriart --con adaptación de Luis Mario Moncada--, dirigida por Fausto Ramírez. La obra alcanzó aquí las 150 escenificaciones, y representará a Jalisco en la Muestra Nacional de Teatro.
Sin embargo, en este encuentro fracasó, por el acartonamiento en la representación, con un sucio marcaje escénico por parte del director y porque los actores no lograron definir en escena los múltiples personajes que interpretaron, y que lograron que muchos de quienes no durmieron salieran del teatro.
Llegó también al foro tijuanense Esperando a Godot, con la Compañía D'Generación Espontánea de Monterrey, que trajo el mundo beckettiano en una hermosa representación plástica, con escenografía minimalista de Gloria Chapa. La iluminación y la dirección es de Jorge Sánchez, también adaptador.
La obra tiene a la incomunicación como tema, en la que no tuvieron mayor apoyo que su teatralización del texto. Llenaron el escenario de estética muda y desprendimiento. El humor negro de Samuel Beckett --dado su descontento ante el mundo de su juventud--, sin acaso pretenderlo, llegó a convertirse en profecía.