DOMINGO 15 DE OCTUBRE DE 2000
Ecatepec, último bastión mexiquense del PRI
Era su casa. A sus habitantes les decía "mis hermanos". Hasta quiso cambiar la residencia oficial de Los Pinos a Ecatepec. Al final, los ecatepenses no apreciaron el cariño del presidente Ernesto Zedillo. El 2 de julio la ola foxista embargó su segunda casa, y el PRI perdió el último municipio que tenía en la zona conurbada del estado de México. Cayó el bastión imbatible
Alberto NAJAR Ť Fotos: José
NUÑEZ
Ecatepec de Morelos, Méx. Margarita Isabel López confiesa que nunca pensó que pudiera vivir una noche como la del 2 de julio.
Ese día, como cada elección, la presidenta del seccional 1357 del PRI, Columba Martínez Rendón, instaló un puesto de comida frente a la casilla de Ampliación Tulpetlac y durante todo el día se dedicó a cambiar tacos por votos.
"Mandó grupitos de gente para acarrear a los vecinos, y con una lista se puso a buscar a los que no habían votado. Puso música en el puesto y hasta invitó las cervezas", recuerda Margarita.
Al cierre de la jornada todo parecía ir viento en popa para Columba. Hasta que se contaron los votos.
"De repente vi que empezó a correr como loca de un lado a otro, echando gritos y dando órdenes. Estaba muy nerviosa tratando de conseguir una camioneta para bajar gente al centro de San Cristóbal (la cabecera municipal). No entendí lo que pasaba".
A medianoche, Margarita supo la causa de tanto alboroto: después de 70 años, el PRI perdió la alcaldía de Ecatepec. "La verdad no creí que esto pudiera pasar".
No fue la única.
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Un día antes de los comicios, Ecatepec aún vivía una luna de miel con el presidente Ernesto Zedillo, iniciada cuando en su campaña por la Presidencia anunció su programa de combate a la pobreza.
El primer mandatario regresó diez veces al municipio, y en todas renovó el cariño que dijo sentir "por mis hermanos ecatepenses", cuyo ejemplo "me inspira y guía".
Nunca escatimó elogios. "Cuando sienta que el ánimo decaiga -dijo el 8 de febrero de 1995, en plena crisis por el error de diciembre-, tomaré un camión para venir a ver a mis amigos, para que me den fuerzas".
Fue más allá. "Nada más porque la Constitución no me lo permite, si no Los Pinos se venían a Ecatepec", el municipio al que llamó "mi casa".
Y como tal recibió el trato:
En cinco años se instalaron dos módulos académicos de la Universidad Autónoma del Estado de México y del Instituto Politécnico Nacional.
Se construyeron dos redes de agua potable, una de ellas derivada del sistema Cutzamala, y se puso en marcha un hospital general con capacidad para atender hasta 30 mil personas. El presupuesto del ayuntamiento pasó de 250 a 850 millones de pesos este año. Por cada peso que el municipio gastó en obra pública, el gobierno del estado invirtió otro...
Sí. El Presidente concedió prácticamente todo lo que le pedían. Hasta inauguró la última catedral del milenio (claro, sólo cuando el obispo Onésimo Cepeda no pudo lograr que la inaugurara el papa Juan Pablo II).
Las obras y las visitas presidenciales rindieron frutos: en las elecciones de 1997, este fue el único municipio conurbado donde el PRI se mantuvo en el poder.
En agradecimiento, el 25 de marzo de 1999 Ernesto Zedillo fue nombrado ciudadano emérito del municipio.
Con este cúmulo de obras, cuenta José Luis Gutiérrez Cureño, ex candidato del Partido de la Revolución Democrática a la presidencia municipal, en los cálculos tricolores Ecatepec era imposible de perderse.
"En corto decían que a lo mejor a Francisco Labastida no le iba a ir bien, pero que el ayuntamiento lo tenían seguro -recuerda-. No contaron con que la gente ya estaba cansada de tanta corrupción y cacicazgos".
Al final, los números mostraron el nivel del hartazgo: el PAN obtuvo 220 mil votos, contra 174 mil del tricolor y 150 mil del PRD.
El blanquiazul ganó las ocho diputaciones locales y federales que se disputan en territorio ecatepense. El PRI sólo obtuvo dos posiciones plurinominales.
Paradójicamente, en el balance del resultado electoral los priístas culpan al ciudadano emérito de Ecatepec.
Según el presidente del comité municipal, Jorge Hernández Hernández, entre los factores de la derrota se encuentran los errores cometidos en el pasado, los cacicazgos, omisiones gubernamentales y... "las posiciones del Presidente de la República, que no son favorables a nuestro instituto político".
ŤHuellas tricolores
Para encontrar las razones de la derrota priísta no hace falta ir muy lejos, dice Gutiérrez Cureño, porque en Ecatepec el partido estableció desde hace muchos años una sola ley verdadera: corrupción e impunidad.
Y se le revirtió.
El perredista cuenta por ejemplo las peripecias de miles de ecatepenses el 3 de junio del año pasado, cuando se puso en marcha el tramo Coacalco-Cerro Gordo del sistema Cutzamala de agua potable.
"El presidente Zedillo abrió la llave, y de inmediato en varias colonias empezaron a botarse las válvulas, los tubos se rompieron y hasta se agrietaron algunas calles por las fugas", recuerda. "Jamás se dio mantenimiento a la red, se pusieron tubos de pésima calidad, como si nunca fuera a haber agua. Por eso en cuanto el Presidente regresó a Los Pinos suspendieron el servicio".
Cuando tomó posesión del ayuntamiento, el presidente municipal, Agustín Hernández Pastrana, se percató de que, en materia de agua, los números oficiales no coincidían con la realidad.
"Al presidente Zedillo siempre le decían que el abasto era de 90%, pero no es cierto. La verdad es que hay un rezago del 40% de personas que no tienen agua, y una cantidad igual se perdía por fugas".
-ƑNo había dinero?
-El presupuesto se repartía como si fuera un botín político, nunca se usaba para resolver el problema social y dar servicios públicos. Por eso perdió el PRI.
Ciertamente, en Ecatepec el problema del agua no es el único donde se notan las huellas del tricolor. Y para encontrarlas basta con volver la mirada hacia cualquier parte.
En la colonia Vista Hermosa todavía se recuerda el día en que el entonces gobernador César Camacho Quiroz se presentó a inaugurar la pavimentación total del asentamiento, ubicado en la Sierra de Guadalupe.
Para la ceremonia se preparó una gran fiesta, recuerda Rosa González Martínez, lideresa vecinal, en la que abundaron la música y la comida. "Todo estaba muy bonito", cuenta.
Hubo, sin embargo, un prietito en el arroz. Y es que el día de la inauguración sólo se habían pavimentado dos calles de la colonia. Las mismas por las que, dice Rosa, caminó el gobernador.
Vista Hermosa es una muestra de la red que tejió el PRI para mantener el control del municipio.
En una carta enviada al nuevo presidente municipal el 12 de septiembre pasado, los vecinos advierten que se organizaron "para detener el cacicazgo que ha vivido esta colonia con los líderes del PRI que manejan a su entero antojo los materiales que se enviaban, y que muchas veces vendían y obligaban a los vecinos a votar por ellos, y quienes se oponían sencillamente no le entregaban material para guarniciones ni banquetas, quedando muchas calles inconclusas".
A tal grado llegaron las irregularidades en esta colonia que los vecinos han pagado tres veces la red de drenaje... Y todavía no se instala por completo, porque el Consejo de Colaboración Ciudadana, controlado por Leobardo Ortega Jiménez, compró tubos de una medida distinta a la que se requiere.
El material está abandonado en las calles. Muchos tubos ya se rompieron.
Otra de Vista Hermosa. En la esquina de Allende y Limón existe un terreno municipal, en donde algunos vecinos improvisaron una escuela primaria.
A finales de agosto Leobardo Ortega y un grupo de simpatizantes sacaron a los niños que tomaban clases y, sin más, prendieron fuego a las bancas y el material escolar que habían reunido.
Las razones del desalojo: que en ese terreno el Consejo de Colaboración va a construir un salón de fiestas. Y además, que la maestra que impartía las clases, acusó Leobardo, "es del PRD".
Pero las huellas no terminan aquí.
En la esquina de Gardenias y Cerrada de Nardos se instaló una llave de paso que controla el abasto de agua para varias calles, pero desde el 2 de julio los vecinos casi nunca tienen servicio.
Y es que a un lado de la válvula, cuentan algunos como Rosa González, vive la presidenta de un seccional del PRI, Gloria Gutiérrez, quien "siempre tiene cerrada la llave, porque dice que los vecinos no tienen derecho al agua".
Curiosamente, en la casilla donde votaron los habitantes de Gardenias y Nardos perdió el PRI.
Casos como estos abundan en las colonias de la Sierra de Guadalupe. En La Loma, ubicada en la punta de un cerro, los vecinos de la calle Ejote se organizaron para instalar su propia red de drenaje. Durante varios meses abrieron zanjas, instalaron los tubos y sellaron las calles; incluso la anterior administración municipal les regaló material para la obra. Avanzaron tanto, que sólo les faltaba la autorización del ayuntamiento para conectarse a la red municipal y contar con el servicio.
Pero se atravesó el 2 de julio. Nunca les dieron el permiso, porque en La Loma perdió el PRI.
ŤEl caldo inagotable
Los ejemplos anteriores sirven para explicar la derrota del PRI pero también, dice Gutiérrez Cureño, son la razón del por qué se mantuvo en el poder durante tantos años.
"Hay una cultura de la impunidad que se generó por el acelerado crecimiento urbano, la anarquía en la tenencia de la tierra y la enorme cantidad de personas que llegaron a vivir al municipio. Todo eso provocó que Ecatepec sea una fuente permanente de grupos corporativizados".
Una muestra es, añade, el hecho de que los últimos cuatro alcaldes priístas "fincaron su fuerza política en la manipulación de los nuevos habitantes, de dos maneras: una, ofertando terrenos baratos a los que no tienen casa, y después condicionando la prestación de servicios en función del voto priísta".
Se trata de un caldo de cultivo prácticamente inagotable.
En el municipio existen 533 comunidades, de las cuales 333 son irregulares; sólo hay 44 unidades médicas, mil 200 escuelas y 29 mil maestros para atender a una población que se calcula en más de dos millones de habitantes.
En las colonias de la Quinta Zona el nivel de hacinamiento es atroz: 21 mil habitantes por kilómetro cuadrado. Y diariamente, afirma el panista Oscar Venancio, ex síndico de la pasada administración, a Ecatepec llegan a vivir 200 personas.
"Hasta 1967, el 65% de la población era menor de 30 años, y todos necesitan un medio de vida. Cada año se tienen que crear 50 mil empleos nuevos, y desde 1994 los parques industriales han cerrado o se mantienen sin crecer", lamenta.
Actualmente 52% de las 650 mil personas en etapa productiva viven de la economía informal.
Es un círculo vicioso: no hay empleo, no hay dinero, no hay forma de salir de las zonas irregulares y por lo mismo se alimenta a los caciques que detentan el poder real en el municipio.
Tan fuertes que durante 40 años, reconoce el presidente del PRI, Jorge Hernández, "le dieron la fuerza, el dinamismo y el trabajo" al partido y sus gobiernos.
Tan fuertes que, hasta antes del 2 de julio, se repartían las diputaciones, regidurías, la presidencia municipal y las direcciones del ayuntamiento.
ŤUn club de cuates
La tradición empezó hace 40 años, cuando Vicente Coss -quien por esa época se iniciaba en el negocio del transporte de pasajeros- empezó a reunirse con un grupo de amigos en una casa del paraje La Curva de San Agustín.
A este grupo, recuerda el ex priísta Esteban Sánchez, se le llamó La Curva y al principio "era como un club de cuates que se reunían a platicar los problemas del municipio", pero que años después, con el apoyo de Carlos Hank González, se convirtió en el centro del poder político de Ecatepec.
Durante dos décadas sólo contaba la palabra de Vicente Coss, incluso por encima del PRI. "El nombraba a los presidentes municipales, decía quién era regidor o diputado", cuenta Oscar Venancio.
Sin embargo, el ejercicio de este poder hegemónico fue la causa de que la estrella de Coss empezara a perder brillo.
Y el primer síntoma vino precisamente de sus propias filas: Mario Vázquez, quien era el líder juvenil de La Curva, decidió separarse después de que el cacique le negó su apoyo para contender por una candidatura a diputado local.
En esa época Vázquez contrajo matrimonio con Marcela González Salas, quien se desempeñaba como coordinadora de consulta popular en la campaña de Alfredo del Mazo por la gubernatura mexiquense.
A González Salas se le considera como la única ecatepense que ha logrado hacer una carrera política fuera del municipio, pues incluso fue oficial mayor de la Secretaría de Programación y Presupuesto cuando el titular era Carlos Salinas de Gortari.
Gracias a este apoyo es que se consolidó el grupo de Mario Vázquez, quien incluso fue presidente municipal.
La segunda escisión de La Curva la protagonizó Pablo Bedolla, quien era secretario particular de Vicente Coss y que al desertar creó una organización llamada Amigos de Ecatepec, dedicada al comercio ambulante.
Otra separación fue la de Ramón Soberanes, encargado por Coss de atender las colonias de la Quinta Zona y que tras la ruptura fincó su liderazgo en la parte alta de Santa Clara, especialmente las colonias Tablas del Pozo, La Loma o San Andrés.
El primer grupo que no surgió de La Curva es la Coordinadora Río de Luz, llamada así porque su origen es la colonia del mismo nombre, y cuyas cabezas visibles son el ex alcalde Alfredo Torres y el actual director de gobierno mexiquense, Eruviel Avila Villegas.
Según Oscar Venancio, Río de Luz es el grupo con más futuro en el municipio. "La Curva ya no tiene la hegemonía desde mediados del anterior decenio, vio disminuida su presencia política ante el crecimiento de la población" y sus propias divisiones.
De hecho, en Ecatepec se cuenta que la salud de Vicente Coss está gravemente afectada y por lo mismo se encuentra prácticamente retirado de la política. El control de La Curva se lo dejó a su sobrino Alejandro Tirado, con lo cual agudizó el conflicto interno pues el cacique hizo a un lado a su hijo Gustavo en la sucesión del poder.
Otro de los actores políticos importantes es la CTM, representada por José Luis Soto, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria del Gas y uno de los dos diputados locales con que cuenta el PRI ecatepense.
Todos estos grupos, dice el presidente municipal Agustín Hernández Pastrana, "se heredaban o se peleaban la presidencia municipal cada tres años. Tomaban el ayuntamiento como botín político".
El método les había funcionado sin problemas hasta hace tres años, cuando desde Toluca fue impuesto quien se convertiría en el último alcalde priísta de Ecatepec: Jorge Torres Rodríguez, a quien algunos priístas responsabilizan de la derrota pues en su gobierno hizo a un lado a todos los grupos políticos.
(Jorge Hernández, el presidente del PRI quien antes fue director de Desarrollo Urbano, dice que esto no es cierto. "Siempre tuvo la cortesía política de llamarlos. Si no quisieron sumarse es punto y aparte".)
Y finalmente, según Oscar Venancio, en el análisis de la elite del poder no se puede dejar de lado a uno de los actores políticos más importantes del municipio: el obispo Onésimo Cepeda.
ŤEl dedazo divino
La historia, cuentan los ecatepenses, sólo pudo ocurrir en la última catedral del milenio.
Un domingo de marzo, en la misa de las 12, el obispo Cepeda terminó su homilía con una bendición. "Demos gracias a Dios -dijo a los feligreses- de que en el municipio existen personas como Eruviel Avila Villegas que luchan por la comunidad, y que además es mi amigo".
En el PRI, donde unos días antes se habían publicado las reglas para la elección del candidato a presidente municipal, el mensaje desató a los demonios.
Eruviel Avila, en ese entonces diputado local, era uno de los aspirantes a ocupar el cargo. Entre los priístas, la bendición del obispo se interpretó como un dedazo divino.
Al día siguiente otros dos precandidatos, Pablo Bedolla y Marco Antonio Gutiérrez, organizaron un mitin en el comité estatal del PRI en Toluca para protestar por el intento de imposición.
El acto rindió frutos. La directiva tricolor se comprometió a respetar el procedimiento establecido de seleccionar al candidato a través de una elección interna.
Pablo Bedolla, cuenta el perredista Gutiérrez Cureño, regresó a Ecatepec como el virtual abanderado del tricolor.
Pero el gusto le duró muy poco.
Tres días antes de la elección, programada para el domingo 2 de abril, el partido suspendió el proceso porque, confiesa el presidente del comité municipal, Jorge Hernández Hernández, "se corría el riesgo de que hubiera un empate técnico, porque todos eran candidatos ideales".
Así, sin más preámbulo, los sectores del PRI acordaron postular al diputado local y amigo del gobernador, Sergio Rojas Andersen, como su candidato de unidad a la presidencia municipal.
Para evitar fracturas, el resto de los contendientes recibieron un premio de consolación:
Pablo Bedolla fue postulado candidato a diputado por el distrito 22 local; Eruviel Avila contendió por el 11 federal, mientras que a Marco Antonio Gutiérrez el partido lo envió a buscar la diputación federal en el distrito 10.
Ramón Soberanes fue designado candidato por el distrito 13 federal; Gustavo Coss y José Luis Soto contendieron por distritos locales.
Todos perdieron.
"Los grupos trabajaron para sus propios candidatos", reconoce el presidente del partido. "No hicieron el esfuerzo que deberían hacer".
Así, cuenta el presidente del comité municipal del PAN, Ignacio Labra Delgadillo, "en las campañas los candidatos trabajaban para ganar, pero a costa de que perdieran los otros del mismo partido. Y así no se hace labor de equipo".
Además, la estructura del PRI no funcionó como en el pasado, pues durante la mayor parte del gobierno de Jorge Torres los comités seccionales del partido, que tradicionalmente se encargaban de la gestión comunitaria con el ayuntamiento, no recibieron ni un gramo de apoyo.
"El material para construcción y la gestoría se la dieron a los comités de obra que creó el alcalde y que se volvieron una estructura paralela del PRI -dice Gutiérrez Cureño-. Cuando quisieron echar a andar los secciones, ya no se pudo".
Por si fuera poco, los mismos priístas se sabotearon. Así, por ejemplo, cientos de toneladas de cemento se quedaron en las bodegas de algunos comités seccionales, porque sus presidentes no quisieron apoyar a candidatos de grupos contrarios al suyo.
El ex regidor perredista Faustino de la Cruz cuenta que, después de las elecciones, descubrieron 500 toneladas de cemento en una bodega de la colonia El Progreso, que no se repartieron entre los electores.
"Fuimos un grupo a pedir que mejor nos dieran el cemento, antes de que se echara a perder. Nomás nos dieron tantito".
Según el ex regidor, el principal responsable de esta estructura paralela al PRI y del derroche de recursos que se presentó fue el director de Desarrollo Urbano del municipio, Jorge Hernández Hernández. < P> ƑY qué pasó con el obispo?
Después del escándalo por la homilía dominical de marzo, Onésimo Cepeda dijo que nunca se involucró en el proceso interno para elegir candidatos del PRI... Aunque algunos cuentan otra historia.
"Hizo hasta lo imposible para que el candidato fuera Eruviel -dice Faustino de la Cruz-. En pláticas muy en corto Jorge Torres mencionaba que se pasaba largas horas discutiendo con el obispo quién debería ser el candidato, pero Onésimo nunca quitó el dedo del renglón de que el bueno era Eruviel".
De acuerdo con esta versión, el ex presidente le planteó otras posibilidades, pues Eruviel pertenece a la Coordinadora Río de Luz. "Le sacó la carta de (Pablo) Bedolla pero el obispo no quiso porque éste no es católico. No le dio su bendición como al otro".
ŤCuentas claras
Tres meses después de la derrota; en el priísmo ecatepense todavía no es tiempo de ajustar cuentas. Al menos eso dice su presidente, Jorge Hernández.
"Nos dimos cuenta que hay líderes y personajes políticos que trabajaron en contra del partido... A esos malos priístas se les debe, mínimamente, eliminar sus derechos políticos".
-ƑQuiénes son?
-Son cabezas visibles. Ahorita estamos determinando el camino a seguir, pero las sanciones no nos interesan ahorita, porque el daño ya está hecho.
Para Jorge Hernández lo más importante es reconstruir el partido, tarea nada fácil porque los resentimientos de la campaña todavía no se superan. Y porque además, los grupos políticos ya se acercaron al nuevo gobierno.
Ignacio Labra Delgadillo cuenta que después del 2 de julio decenas de dirigentes priístas se acercaron al PAN para negociar posiciones en el ayuntamiento o bien garantizar que sus intereses económicos no serían tocados.
Fueron días difíciles. "Desayunaba, comía y cenaba con todos ellos. El objetivo número uno fue evitar manifestaciones el día de la toma de posesión, y lo conseguimos". < P> El acuerdo no fue gratuito. Labra Delgadillo reconoce que, por ejemplo, tuvieron que garantizar que las demandas de obras y servicios que plantearon los grupos con quienes negociaron tendrían prioridad en el nuevo gobierno, así como se respetaron algunas cuotas de poder en servicios públicos.
Es el caso de la recolección de basura, controlada por la CNC; los bicitaxis y taxis tolerados, donde existen decenas de organizaciones priístas y perredistas, especialmente de la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata (UPREZ); y los tianguis.
También se otorgaron algunas plazas en el ayuntamiento, como la dirección de Gobierno, que se dejó a cargo del priísta Sergio Rodríguez Pallares, líder de la organización José María Morelos y Pavón que durante el gobierno anterior se dedicó a atacar a los regidores panistas.
El alcalde Hernández Pastrana reconoce que las negociaciones fueron inevitables para garantizar la gobernabilidad del municipio, aunque aclara que eso no significa que incurriesen en componendas.
"Estamos definidos: vamos a meter en cintura a todo aquello que huela a corrupción. No se va a consentir la impunidad. El compromiso es desactivar y romper con el PRI, que no tiene ni debe tener ninguna injerencia en nuestra administración".
Compromisos aparte, la realidad es que sin estos acuerdos al PAN le resultaría más difícil sacar adelante la tarea con sus propias fuerzas.
Y es que el padrón de miembros activos en Ecatepec es... de 300 personas.
LA CRUZ DE DON CRUZ
Hace 50 años los habitantes de Ecatepec sumaban apenas 80 mil personas, distribuidas en siete pueblos ribereños al Lago de Texcoco.
Ahora el INEGI dice que los habitantes suman un millón 800 mil, aunque en el municipio insisten en que son al menos 3 millones.
La historia de este crecimiento poblacional no puede entenderse sin los fraccionadores, personajes que adquirieron poder y dinero con la venta de terrenos ejidales, barrancas, cerros y cañadas.
Uno de los más famosos es Cruz Roldán, quien a principios de los ochenta era presidente de bienes comunales de Ecatepec y que en cinco años vendió 38 mil 500 lotes en la Sierra de Guadalupe. Esto es, mil 100 hectáreas de terreno irregular, o el 10 % de la superficie total del municipio.
Un estudio del urbanista Jorge Legorreta reveló que, hasta 1988, los negocios del ejidatario propiciaron la llegada de 205 mil nuevos habitantes al municipio, sobre quienes Roldán ejercía una poderosa influencia.
Sin embargo, el 6 de julio de ese año terminó la buena suerte del ejidatario cuando el Frente Democrático Nacional (FDN) ganó las elecciones en las colonias que había fundado, como Los Almárcigos, Plan de Ayala, Ampliación Tulpetlac y El Parque, entre otras.
En septiembre de 1988 Cruz Roldán fue encarcelado por cometer un fraude de 5 mil millones de pesos de esa época, y permaneció tras las rejas hasta hace un par de años, cuando fue puesto en libertad.
El viejo líder se reintegró a las tareas partidistas, e incluso apareció en algunos actos del candidato a gobernador, Arturo Montiel. También se dejó ver en las manifestaciones de apoyo a Francisco Labastida Ochoa.
Sólo por el primero pudo hacer algo.
UN DALTONICO A COLORES
Desde la elección interna del PRI, el obispo de Ecatepec definió su posición política: daltónica. Esto es, que no ve colores ni siglas.
Pero en realidad, el prelado dista mucho de ser apolítico. Ni tampoco ha podido evitar sus preferencias partidistas.
El colmo ocurrió este año, cuando en una misa dio la bendición a un diputado local priísta para que fuera el candidato a presidente municipal.
Luego, superado el escándalo, tuvo diferencias serias con el candidato perredista a la alcaldía, José Luis Gutiérrez Cureño, porque criticó la construcción de "una catedral fastuosa (costó 30 millones de pesos) en un municipio pobre", y que además se hubiese construido en el único jardín que había en la cabecera municipal.
En respuesta, dice el perredista, todos los sacerdotes de Ecatepec se dedicaron a hacer propaganda en contra del sol azteca, "y hasta me publicaron un desplegado. En el PRD me regañaron por pelearme con él", recuerda Gutiérrez Cureño. Al final, candidato y obispo hicieron públicamente las paces, aunque en privado "sabemos que no fue así".
Lo cierto es que no es ésta la única controversia política en que participa Onésimo Cepeda, e incluso pudiera decirse que las diferencias locales son minucias comparadas con otras de altos vuelos.
Aquí algunas de ellas:
De los triunfos del PAN en el sexenio pasado dijo que fueron "concertacesiones que no valen".
Sobre Roberto Madrazo opinó que "se equivocó en su política, porque este es un país de inercias".
Al presidente Ernesto Zedillo lo definió como "un hombre honesto, leal, de principios, que si algo tiene es buena fe".
Sobre los globalifóbicos dijo: "El que se salga de la globalización se queda marginado, y si te quedas marginado vales para puras vergüenzas".
A los gobiernos priístas les señaló: "Ni Calles, ni Cárdenas, ni Díaz Ordaz, en todo ese tiempo hasta llegar a Salinas no llegó a haber una democracia real, había unas concesiones muy sencillas, pero no una real democracia".
Y sobre Carlos Salinas: "Es un caso bastante pobre, nos engañó con las orejas".