DOMINGO 15 DE OCTUBRE DE 2000

Ť El humorista recibió el premio Haxtur 


Homenaje en España a Quino, el hombre que amarga el café

Notimex, Madrid, 14 de octubre Ť Pesimista informado para los amigos, derrotista para los enemigos, si es que tiene, así es Joaquín Salvador Lavado, el humorista gráfico conocido como Quino y autor de Mafalda, quien recibio hoy un homenaje en España.

Quino es como un director de la orquesta universal de la acidez inocente, el profeta de la rutinaria desgracia de ser humano, el cronista de la depravación y el egoísmo, el Pepito Grillo intemporal de la evolución humana, autocomplaciente y autocomplacida.

Por esas razones, el Salón Internacional del Cómic del Principado de Asturias, al norte de España, reconoció este sábado su trayectoria al otorgarle el premio Haxtur, con la leyenda "al autor que amamos".

El humorista gráfico nacido en Mendoza, Argentina, hace 68 años, se describió como "un periodista que dibuja", con una actitud permanente de "tener las antenas abiertas paracaptar lo que le preocupa a la gente y luego decir lo que uno opina sobre eso".

En declaraciones a la prensa dijo que un humorista, paradójicamente humorista, que siente con sinceridad amargar el café del domingo a quien se asoma a sus páginas, pero que se manifiesta incapaz de inhibirse del mundo que le rodea, y por lo que hoy, como ayer con Mafalda, se convierte en todo un referente.

Anotó que son casi 20 años sin viñetas de la niña irreverente de cabeza grande y boca mayúscula, que pensaba como un adulto y condensaba con la ingenuidad del niño todas las preguntas que la rutina anestesió en la mentalidad colectiva, incapaz de comprender las injusticias.

Casi 20 años en los que Mafalda seguiría atragantando con sus inquisitorias a sus padres, y a sus lectores, porque su visión "realista" no variaría mucho y bombardearía con las mismas cuestiones de antaño, donde "no hay hueco al optimismo", manifestó.

Agregó que era, y es, la niña que no entendía "por qué los ricos viven bien y los pobres cada vez peor", y era, y es, el humorista (mecachís, diría Mafalda, menuda forma de hacer reír), que no quiere "estar vivo cuando esta separación cada vez mayor entre pobres y ricos reviente".

La voz de Quino, heredera natural y consciente del personaje de Carlitos de Schultz, se levanta contra "unos problemas que no han cambiado desde el Antiguo Testamento", contra un entorno en el que "nadie es capaz de parar esta economía violentamente capitalista".

Es la voz del salvaje extraño en la jungla urbana, nostálgico de "referentes para tener ideales", de cuando "se pensaba que el mundo" cambiaría porque había dirigentes políticos, mientras que ahora lo único que hay son dirigentes económicos".