DOMINGO 15 DE OCTUBRE DE 2000
NUEVOS RUMBOS PARA LA OPERA
Pablo Espinosa Ť No hubo gorgoritos en el palacio de marmomerengue. En su lugar, una prop-opera: 100 objetos para representar el mundo, de Peter Greenaway y Saskia Boddeke. El público bellasartiano, a diferencia del de Guanajuato, sí pareció entender --salvo los operópatas de siempre, despistados-- que se trata de una proposición alucinógena, sumamente divertida --ahora sí retumbaron, prestas, las sonrisas, sin albur-- con un relato tan redondo como el número cien. Además de la historia del cosmos --sol primero, hielo al último-- Adán y Eva, en la secuencia que aquí presentamos, se besan, se aman y retozan. Un bebé come de las chichis --en náhuatl, tetas-- de la madre. Mientras, la música de Jean-Baptiste Barriere emula a Conlon Nancarrow en las velocidades supersónicas de El arte de la fuga de Bach: lo que duran dos discos compactos, lo escuchamos, gracias a los procedimientos tecnológicos del autor de la música de esta prop-opera, en 30 segundos, o bien la frase 100 objetos para representar el mundo, que pronuncia Dios, se escucha en 70 minutos, lo que dura la obra, junto al dulce nombre de Mozart con todo su genial sarcasmo. Dijo Greenaway a La Jornada, en la ciudad de Guanajuato: "Me nació la idea de hacer una ópera cuando vi, en Nueva York, Einstein on the Beach, de Philip Glass y Bob Wilson. Esos son los nuevos rumbos para la ópera". Si bien para el genio alemán Peter Stein (quien también participa en el Cervantino con un montaje que mucho tiene que ver con la ópera), la obra de Bob Wilson es "fotografías en movimiento", el trabajo de Greenaway-Bodekke insiste en las formas alternativas para el arte escénico-musical. Otro referente: El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, ópera escrita por la anterior media naranja artística de Greenaway, el maestrísimo Michael Nyman, traza buenos senderos, como lo hace, también a su manera, Karlheinz Stockhausen con su Cuarteto de cuerdas y helicópteros: los instrumentos sonando en el cielo, montados en helicópteros, y reproducidos con grandes bafles. Nuevas eras, nuevas concepciones estéticas. Por lo pronto, el éxito rotundo de Greenaway-Bodekke en Bellas Artes produjo una función extra, que ocurrirá este mediodía en el marmomerenguístico palacio. Que nadie extrañe el gorgorito.
Ť Fotos: Heriberto Rodríguez