DOMINGO 15 DE OCTUBRE DE 2000
Ť El Palacio de los Deportes, ayer sede de la NBA
Filadelfia respondió al apoyo del público; ganó a Washington
Ť Iverson fue la mejor arma de los 76 en la victoria de 84-80
Abril del Río Ť Cumplida quedó la promesa para los más de 15 mil aficionados que asistieron anoche al Palacio de los Deportes a apoyar a los 76 de Filadelfia, que se impusieron 84-80 a los Wizzards de Washington.
Con singular familiaridad, como si a diario ocurrieran aquí los partidos de la liga estadunidense de basquetbol profesional NBA, el grueso de los aficionados pagaron boletos de entre 90 y mil 300 pesos, sin contar los de reventa, para el encuentro de pretemporada con que la NBA suele visitar cada año a México, como parte de sus planes de expansión -de futuro incierto-, desde 1992.
Allen Iverson, quien a la postre confirmó su calidad como el mejor anotador, con 24 tantos, había generado la mayor expectación, en parte por el rap que
hizo famoso, en el que lanza sus "ideales" en contra de la homosexualidad y hace escarnio de su propia raza negra.
Y es que todo lo que retumbe, que se mueva al ritmo del soul, que arroje artículos de colección o promoción, que sea vistoso, anoche con las bailarinas rubias en un deporte de negros, tiene una respuesta en el espectáculo de la NBA. Anoche, por lo pronto, quedó de manifiesto que en México las masas no sólo están listas para el futbol.
También así lo confirmó la presencia de la velocista sonorense Ana Guevara, que en su primera visita al recinto olímpico fue aclamada como si hubiese ganado una medalla en Sydney 2000. Invitada especial, la corredora recordó el primer deporte que practicó en su vida. El público estaba al tanto de una y otra escuadra, así que ovacionaron a los 76 desde que pisaron la duela en la que los Wizzards padecieron una rechifla, aunque de principio a fin, complacidos por ambos, que no dejaron el cotejo en mera exhibición, sino que propusieron y lucharon por cada punto. Se entregaron, pese a que ninguna de las escuadras ha alcanzado su nivel físico óptimo de cara a la temporada que inicia el 31 de octubre, y además de que, como a todos los deportistas extranjeros les sucede, sufrieron los efectos de la altura de esta ciudad, donde controlar el vuelo de la pelota se convierte en una misión imposible.
Si bien los 76 expusieron desde el principio ese poderío histórico que ostentan sobre sus rivales, los Wizzards (magos), antaño Bullets (balas), plantearon una fuerte ofensiva y terminaron arriba el primer cuarto (19-18).
Para los segundo y tercer periodos, los 76, que tenían en Iverson su mejor arma, lograron mejor precisión para concluir sus jugadas, de modo que no dejaron escapar por mucho tiempo el par de ventajas que marcaron los de Washington.
Los jugadores de ambos equipos manifestaron su gratitud por la pasión con que permaneció el público hasta la conclusión, pues apuntaron que en Estados
Unidos la gente acostumbra abandonar los estadios. Y es que pudo haber sido más emocionante, pero los de Filadelfia se habían despegado y no permitirían nada más.
Y una vez más, los protagonistas de la NBA revivieron, al menos en la imaginación de los fanáticos, la emoción del deporte ráfaga, tan olvidado en México.